jueves, 11 de febrero de 2016

rihanna, anti (2016)

Rihanna tiene tal cantidad de singles de éxito que es extraño que estas alturas (Anti es su octavo disco) no haya sacado ya un grandes éxitos. Es realmente extraño:

                                          

Con semejante tracklist, ese disco de singles deja a una altura sonrojante a cualquier competidor/competidora que se nos pueda ocurrir. Pero hasta que llegue ese momento, Rihanna va a contracorriente: entrega un disco difícil en el que no incluye sus últimos hits (Fourfiveseconds, Bitch better have my money y American oxygen) y aún así le sale bien el tripe salto mortal.
Y digo difícil porque es un disco en el que el tempo es lento, arrastrado, de atmósfera densa.
Quizás por esa cohesión en el sonido, el conjunto funciona como un todo, sin que destaque ninguna canción por encima del resto, pero a la vez con puntos álgidos.

El inicio es totalmente irresistible y altamente sexual: Consideration y James Joint, aún siendo una intro y un interludio, encajan a la perfección como inicio del disco, la primera un número de graves que duelen y la segunda el escapismo hecho (mini) canción. Ese inicio arrebatador continúa con Kiss it better, un single clarísimo, tan grower como Diamonds, y que merece un mundo entero, y con Work, el primer single junto a Drake, minimalista y pegadizo (¿No llama a gritos esta canción un remix que potencie esos sintetizadores?).
Por cierto, las guitarras de Kiss it better son, ni más ni menos, las de Nuno Bettencourt (!), que también suele acompañar a nuestra protagonista en directo.

Con Desperado, Woo o Needed me nos adentramos en la parte central con el r&b más oscuro y futurista. Para pasar por todo lo alto a la parte final con la breve Yeah, I said it, una canción entre algodones y Rihanna cantando como los ángeles o Same Ol' mistakes, la canción que cerraba Currents, el último disco de Tame Impala, que suena aquí más importante, producida por el mismo Kevin Parker, que potencia y mejora la pieza.

En el tramo final, clásico, más soul, destaca Love on the brain o Higher. Quizás esta última parte del disco es la más prescindible, la que ensombrece el resultado final, pero así todo consigue un álbum a la altura, personal e interesante. Y reina.

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