jueves, 25 de febrero de 2016

parade, demasiado humano (2016)

No os sorprenderemos si os decimos que en esta página somos fans confesos de Parade. Es un proyecto que nos ha acompañado a lo largo de muchísimos años. En muchos momentos, de los que se quieren olvidar y de los que no. En todos ellos han brillado sus canciones, sus historias y sus personajes. Sus melodías llevan escrito en los pentagramas el misterio de lo clásico, de las cosas que perduran en el tiempo.
Por esa razón se hace difícil comentar un nuevo disco. Sus canciones no son de consumo rápido. Lo prematuro, la inmediatez y las prisas no caben en el mundo Parade. Hay que tomarse un tiempo, tomar aire, relajarse y disfrutar. Disfrutar de sus nuevas historias como Dios manda.

Lo que sí hemos podido notar ya es que en Demasiado humano, Antonio Galvañ se acuerda del espíritu que impregnaba sus primeros discos, Consecuencias de un mal uso de la electricidad e Inteligencia artificial, pero sin perder de vista todo lo aplicado en sus últimos álbumes.
En Demasiado humano, las personas que aparecen lo hacen en situaciones de lo más curiosas: Johnny Ramone como agente de la KGB, no humanos que son más humanos que tú, carteristas en un tanotorio, etc. Situaciones que no podrían haber salido de otra mente. Situaciones a las que queremos volver de nuevo. Una y otra vez.

Musicalmente, Demasiado humano sigue brillando con ese nuevo brío que de un tiempo a esta parte ha adquirido la música de Antonio Galvañ. Ese sonido más orgánico, esos sintetizadores saltarines, esos grandres pianos. El sonido del cielo según Parade.

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