En su primer álbum, Sufjan ya apuntaba maneras, pero estas no acaban de eclosionar. A Sun Came adolece de un defecto habitual de las óperas primas: quiere abarcar tanto que no aprieta.
Aquí ya asoman multitud de sus recursos: barroquismo, mezclas imposibles, banjos marcando la línea rítmica en algunos temas, su muy personal manera de tocar el piano, multitud de instrumentos, sobredosis de coros, momentos íntimos y acústicos… También es interesante observar otras derivas no exploradas posteriormente: los aires árabes en varias canciones, las muy notables influencias de PJ Harvey (Demetrius) y Pixies (Rice Pudding)... Pero ninguno de estos ingredientes llega a cuajar en canciones memorables. Quizás ‘Rake’, ‘Wordsworth’s Ridge’, la preciosa ‘Happy Birthday’, la tronchante ‘SuperSexyWoman’ (‘She’s got super human lips/for super suction’, ay, pillín), sean las que más se acerquen, pero sin llegar al nivel de excelencia con el que nos iba a deslumbrar poco después. El disco es demasiado largo, excesivamente enrevesado y Sufjan aún no domina el tempo de las canciones (de lo que va a acabar siendo un maestro). Puestos a señalar algo, es mucho mejor la segunda parte, más acústica, íntima y concentrada, que la primera, barroca y dispersa.
Si fuera una obra única, ahí olvidada se hubiera quedado. Porque a pesar de sus aciertos, A Sun Came es bastante pesadete, y a ratos hasta pelín insoportable. mireia
Enjoy your rabbit, 2001
Ser fan de Sufjan Stevens no es algo fácil. Tan pronto nos entrega una obra maestra, como nos despista con discos como este (¿alguien ha nombrado también The BQE?, aunque este último es ligeramente más interesante).
Como se indica en el cd, Enjoy your rabbit son "programmatic songs for the animals of the chinese zodiac". Canciones instrumentales de electrónica de dormitorio para cada uno de los animales del zodiaco chino (el gato acaba siendo el asmático...).
El disco, que se alarga (en el peor de sus sentidos) hasta casi los 80 minutos, discurre lento, monótono, sin que apenas se note o destaque.
Suelo pensar en estos discos como el descanso del guerrero, en los que Sufjan despliega su arte y ensayo mientras sigue dando forma a sus proyectos más importantes.
Como curiosidad, en 2009 se publicó una revisión orquestada de este disco junto al Osso String Quartet, Run rabbit run. javi
Michigan, 2003
El primer gran disco de Sufjan Stevens fue este Greetings from Michigan: The great lake state, el tercero que publicaba.
En Michigan, Sufjan se pone serio, y nosotros empezamos a llorar sin que podamos parar. Se estaba creando el mito, la leyenda.
Aquí ya encontramos buena parte de sus señas de identidad, sus fabulosos títulos tan explicativos, los discos con un gran concepto marcado, las orquestaciones -All good naysayers, speak up! or forever hold your peace!, Detroit, lift up your weary head! (Rebuild! Restore! Reconsider!), They also mourn who do not wear black (for the homeless in Muskegon)- que nos encontraríamos más tarde, la voz de nylon que se basta y se sobra para emocionar, también esas canciones acústicas tan marca de la casa -For the widows in paradise, for the fatherless in Ypsilanti, The Upper Peninsula, Sleeping bear, Sault Saint Marie o Oh God, where are you now (In Pickerel Lake? Pigeon? Marquette? Mackinaw?)- y las referencias religiosas.
Mención especial para los dos últimas canciones, la preciosa y breve Redford (for Yia-Yia & Pappou), un instrumental a piano y Vito's Ordination song, canción dedicada a sus amigos de The Welcome Wagon (el reverendo Vito y su mujer, también colaboran en la canción). javi