martes, 29 de noviembre de 2016

especial new order (2): 1986-1993

1986 y New Order siguen publicando singles con canciones no incluidas en sus lps, aunque, quizá, de menor importancia que hasta entonces. En marzo sería la resultona Shellshock y en septiembre State of the nation, que bien merecía ser parte del álbum que ese mismo mes saldría a la calle como la referencia 150 de Factory.

Brotherhood, FACT150, 1986 A Brotherhood solo le pesa su pasado más reciente, porque, aunque ligeramente eclipsadas por la que debe ser la mejor canción de toda la discografía del grupo, aquí hay una buena colección de clásicos. Paradise, sus coros en clave shalalala, y su I want you, I want you, I need you, I need you, la inmensa Weirdo con unas guitarras que avanzan la calidez del próximo Technique, Way of life con otro estribillo perdurable, la hermosa sencillez de All day long o el curioso final de Every little counts, con ese aire a Lou Reed meets Joy Division que supera la anécdota para hacerse trascendente. Canciones que, si bien podrían estar algún escalón por debajo de las incluidas en Low Life o Power, Corruption & Lies, destacarían con más fuerza de no ser porque nacen con el insalvable handicap de tener junto a ellas a Bizarre love triangle, que es como ese Atila que arrasaba todo lo que encontraba en su camino. Como un salto al vacío en caída libre o un descenso infinito al infierno. Una canción que debería ser una de las maravillas del mundo moderno y que le da un peso especial a Brotherhood pero también le convierte en un disco menor por sacar con su brillo infinito a relucir todos los defectos del resto del lp.

No así ocurre con los dos singles que el grupo publicó al año siguiente, True Faith y Touched by the hand of god, con los que no hay noche que consiga oscurecerlos, especialmente al primero de ellos que, para colmo, cuenta con otra patada encima de la mesa, 1963, en la cara B. Tres canciones que sacan lo mejor del grupo en la búsqueda de la melodía perfecta. Manolo Domínguez 

Technique, FACT275, 1989 Y del viaje por la Ibiza del hedonismo autodestructivo de finales de década, que terminó recalando en la Manchester de Hacienda, en 1989 aparece Technique. De él y del bajón de cuando empieza a amanecer, la verdad resurge tras los lasers que se apagan, y las pastillas inician su vuelta al fango de las relaciones que se desmoronan y la vida que se viene encima como un edificio que se derrumba a tu espalda pero que no es más que es aquello que te has construido con los años. Porque, a pesar de Fine time y Mr. Disco, que sirven para vender el álbum ácido de New Order, Technique tiene más del pesimismo de Sumner, en proceso de separación de su pareja, que de la sensación de fiesta de la que pretendían impregnarse en su estancia en las Islas Baleares. Tampoco es su disco más electrónico, aquí casi hay más guitarras que sintetizadores, pero sí es el más inspirado. Ni un segundo es de relleno en una indiscutible obra maestra del pop.

No me atrevería a destacar ninguna canción de las nueve que lo forman. Un día puedo quedarme con el clasicismo pop de All the way, otro con las programaciones de Mr. Disco, al siguiente con la melodía de Loveless y así ir enunciando cada uno de los temas para, una vez terminado, volver al principio y defenderlos de nuevo con un motivo distinto para cada uno. Technique es mi disco preferido del grupo y, según el día, de la historia. Ese sin el que no sería la misma persona. El que hacen que New Order sea la banda sin la que no me atrevería a seguir. Ibiza, Ibiza, Ibiza, Ibiza sin ti. Manolo Domínguez

Republic, LONDON, 1993 Republic es uno de los discos más importantes de New Order. Aunque quizás, no por lo motivos más indicados. Es el primer disco que publicaron fuera de Factory, y como si eso solo ya marcara una etapa, es en el que New Order dejan de sonar a los New Order que conocíamos y empiezan una nueva época (aunque tuviéramos que esperar a 2001 con Get Ready para darnos cuenta de esto, Republic también marca su primer parón).
Aquí nos encontramos muchas de las cosas que hicieron del grupo eso que Manolo ha explicado tan bien tanto en la entradilla de este especial como en las reseñas de sus primeros discos. Cosas como Regret, una de sus grandes canciones. Una canción capaz de justificar un álbum (e incluso discografías enteras). Pero, también encontramos otro tipo de cosas, ya que es su primer disco cuestionable. Canciones que juegan con el technopop y que por separado encuentran su lugar (Spooky, World, Avalanche), pero que en su conjunto resultan insatisfactorias.

En lo que respecta al diseño del disco, Peter Saville vuelve a acertar, aunque esta vez, mucho más en los diseños de los singles extraídos del disco. Javier Ruiz

lunes, 28 de noviembre de 2016

rusos blancos, museo del romanticismo (2016)

Rusos Blancos no son los novios, ni siquiera el mejor amigo de la novia o el hermano de él, sino ese conocido de segundas, invitado de refilón o compromiso, que sabe que aquello no va con él pero que, ya que está, lo va a disfrutar de la mejor forma posible. O, lo que es lo mismo, canapés a discreción, alcohol, bailar el Follow the leader, vomitar en el baño, perder la corbata en una silla del salón y ligue ocasional al final de la noche. Y todo ello sin perder el savoir faire ni la compostura, con el traje inmaculado mientras amanece y ya no queda ningún invitado conocido, y los zapatos manchados del barro del jardín donde os perdisteis cuando el dj pinchó la enésima de Enrique Iglesias.

Museo del romanticismo es pop elegante, con esa clase que no aparece en los catálogos de ropa de El Corte Inglés y que les hace ser especial y diferentes. Lo noto o Cada vez más cadáver son justo eso: dos canciones que han sabido recoger parte de lo que fue su anterior EP, un paréntesis electrónico que se convirtió en absolutamente necesario, para sonar distinto a todo lo ofrecido hasta entonces. Porque cuando el grupo anunció que Crocanti no iba a ser un giro en la trayectoria del grupo, sino más bien un capricho bien entendido, tampoco desvelaron que parte de aquel experimento se iba a quedar flotando en el aire. Por eso el funki-rap de No soy esa clase de hombre no suena a fuera de lugar, o la melodía tan Betacam de Más difícil todavía encaja tan a la perfección en el conjunto del disco. Porque el pasado no volverá (o sí, quién sabe) pero no se olvida. Tampoco desentonan esos teclados prog de Define serio que nos llevan a la pista baile de cuando todo eran pantalones de campana y los gin-tonics eran con ginebra Larios. Y también saben jugar a ganar, o a matar, como pocos lo logran: Lo hacen a lo grande en la inmensa Sábanas blancas cuando aceptan cualquiera, o en la historia de No soy esa clase de hombre, donde añaden al aura de perdedor con clase que tan bien encarnó siempre Jarvis Cocker, y que parece ser una de las referencias de la banda, un punto malicioso que hace voltear la tortilla y convertir la cara en cruz.

Ellos echan de menos follar contigo, yo solo pienso en que todo debería ser más fácil si nos empeñásemos en que el mundo se parezca más a discos como este, lúcidos, irónicos, elegantes e inspirados. Manolo Domínguez

jueves, 24 de noviembre de 2016

especial new order (1): 1980-1985

El mismo mes que se publicaba Closer (Julio de 1980) el resto del grupo ya había ofrecido su primer concierto sin Ian Curtis. Lo hicieron como No-Names y pronto se convirtieron en New Order, con una nueva vida que, en un principio, solo estaba en los papeles. Porque su primer single, en la calle en marzo del año siguiente, tenía dos temas que ya habían sido demos con Joy Division y a un Bernard Sumner tratando de ser quien en realidad no era. Aún así, el material lo justifica todo. Ceremony e In a lonely place son dos canciones incontestables, la primera más luminosa y la segunda tan sombría como la portada de cualquiera de los discos de Joy Division.


Movement, FACT50, 1981
Procession llegaría pronto, en septiembre, con Everything's gone green en la cara B adelantando el giro hacia lo electrónico que, poco a poco, iba a tomar la banda. Y en Noviembre tenemos en la calle Movement. Un lp complicado de valorar en su justa medida, con el pasado pesando aún en exceso y el grupo aún sin las ideas del todo claras. Prueba de ello es que dos de las canciones las cantara Peter Hook (una de ellas, Dreams never end, mi preferida del lote), y que el espíritu de Ian Curtis siguiera presente en casi cada respiración de los cuatro miembros (a los ex-Joy Division se les unía Gillian Gilbert) del grupo. Con todo, hay aciertos en sus 36 minutos y ese tono de oscuridad que desprende te va calando a medida que avanza. Dreams never end, Truth, The him... Si no fuera por el peso de la ausencia estaríamos hablando con más determinación de Movement, un disco que, además, cuenta con un nuevo acierto de Peter Saville que se vuelve a apropiar  (ya lo había hecho para la carpeta Procession) de un trabajo de Fortunato Depero para insinuar la F de Factory y la L del número de referencia (50) del catálogo del sello.


Y al año siguiente, en Abril, llega el primer aviso serio de cambio. Temptation, publicada como single, tiene una vitalidad que no se había mostrado hasta entonces, ya sea con Ian o sin él, y unos coros que invitan más al hedonismo que a la autodestrucción. Aquí sí estaba naciendo un nuevo grupo; New Order empezaban a ser New Order. Y en marzo de 1983 todo salta por los aires. Blue monday. Los siete minutos más bailados de la historia de la música de club. How does it feel to treat me like you do? Un éxito irrepetible en ese 12" que imitaba un disco flexible de ordenador (otra maravilla de Saville) y que dejaba a las claras que New Order estaban ahí para cambiar el rumbo de la música. Manolo Domínguez



Power, corruption & lies, FACT 75, 1983
Y vaya si lo hicieron. Porque, si no bastase con el maxi más vendido en la historia de la música, ese mismo año se publicaba el que es uno de los discos más importantes de la música pop. Power, corruption & lies sigue teniendo un fondo oscuro, Peter Hook sigue llevando con su bajo las canciones hacia la oscuridad, pero el camino abierto con Blue Monday ya no tenía vuelta atrás. Solo escuchando los teclados de Age of consent uno se da cuenta de que nos estamos acercando un poco más hacia la luz y escuchando a Bernard Sumner comprendemos que la decisión de mirar solo hacia delante es la más acertada. We all stand quizás no es el mejor ejemplo para escenificar ese paso al frente, pero al momento llega The village y ya no cabe duda alguna, solo queda dejarse llevar hasta llegar a ese final arrollador que es Leave me alone, una canción que por si sola justifica carreras musicales, pero que en este disco es una más de una auténtica obra maestra a la que de nuevo Peter Saville le pone la guinda con un diseño sencillo en las formas (una reproducción del detalle de un cuadro de Fantin-Latour con unos códigos encriptados que se desvelaban en la contraportada) pero majestuoso en su resultado. Power, corruption & lies tiene un triple valor dentro de la historia de la música, libera el alma de una de sus figuras más importantes, abre una nueva brecha en el pop y determina el camino a seguir de uno de los exponentes más importantes para definir los ochentas, siendo el punto de partida hacia la inmortalidad de una banda, New Order, que ya la había alcanzado años antes con otro nombre y otra personalidad al frente. Manolo Domínguez



Low-life, FACT 100, 1985
Con las palabras y el concepto New Order ya asimilado y a pleno rendimiento, en 1985 llega Low-life, la referencia 100 del sello. Y como para celebrar ese número, el grupo publica otro de sus discos esenciales. Pocos discos encontramos que den comienzo como lo hace este: la inmensa Love vigilantes y la descomunal The perfect kiss. Dos canciones históricas de las que, por mucho que digamos, nunca les haremos justicia. La primera, otra de sus cimas dentro del pop emocional de los ochenta. La segunda, uno de sus perfectos clásicos. Pero, por si fuera poco, Low-life mantiene el nivel (y de qué manera) a lo largo de su minutaje: encontramos parte de lo que fueron en su pasado reciente en la rabia de Sunrise y sobre todo en la preciosa Elegia, una las grandes canciones en el grueso del álbum.
Las fantásticas Sub-culture, y Face up funcionan como cierre de álbum, la primera, otro trallazo para los clubs, la segunda, más pop. Low-life es el único disco del grupo en el que Peter Saville los retrató en portada (aún a regañadientes y no con pocas dificultades). Javier Ruiz

miércoles, 23 de noviembre de 2016

the radio dept., running out of love (2016)

Hay dos precedentes que ayudan a entender quiénes son The Radio Dept. en 2016. Uno es el 12” de Never follow suit que se publicó posteriormente a Clinging on a scheme, donde se incluía una versión dub del tema principal y avanzaba el interés del dúo sueco por acercarse a ciertos sonidos de club que en el minilp Occupied el año pasado y ahora en este Running out of love se hacen más que evidentes, y el otro es el tema que regalaron en 2014, titulado Death to fascism, donde ya se podía leer el eslogan Smrt Fascizmu, Sloboda Narodu (“Muerte al fascismo, libertad para el pueblo”, utilizado por la resistencia comunista yugoslava tras gritarlo Stjepan Filipovic el día de su ejecución en 1942) que anunciaba un viraje político en el mensaje de las canciones de la banda. Y estos dos referentes, uno musical y el otro social, son la piedra angular del que podría ser el mejor disco que hayan publicado hasta ahora, que traspasa las fronteras de género para convertirse (o al menos merecerlo) en un clásico del pop de este siglo XXI. Porque The Radio Dept. han evolucionado durante estos 13 años a pasos seguros y sin verse afectados por algún tipo de catarsis incomprensible ni renegar las piedras angulares sobre las que se ha sostenido siempre su música (el indiepop más introvertido, que bebe tanto de los Pet Shop Boys más reservados como del Field Mice más melancólico y de cierto carácter lo-fi en su sonido), llegando en 2016 a obtener un sonido tan propio que solo tienen a ellos mismos como referente principal.

Así, Running out of love es justo eso, un álbum que desde la primera escucha se identifica claramente con lo que siempre les ha definido pero al que, a medida que este avanza, le vas encontrando nuevos matices que hasta entonces solo se habían podido intuir. Porque no podemos decir que el grupo haya virado hacia la cultura de club, pero en las canciones de su cuarto lp hay destellos de techno, house o dub de igual forma que aparecían en un clásico como Screamadelica, sumando sin invadir terreno, añadiendo capas translucidas que siempre permiten rascar hasta el fondo melódico que siempre ha tenido el grupo. Así, temas como Occupied, We got game o Teach me to forget son los máximos representantes del presente de la banda, mientras que Commited to the cause, Can’t be guilty o These things was bound to happen son más fieles al pasado, pero con el gran acierto de que en el conjunto del disco casi no notas estas dos vertientes, sino que todo tiene una solidez apabullante, imprescindible para defenderlo como uno de los discos más interesantes del momento.

Pero lo que más sorprende al escucharlo no es ese trabajo tan logrado de acercar el indie pop electrónico de sofá a la electrónica, sino como, sin sostenerse en un sonido panfletario o de exaltación popular, como es habitual en la música más reivindicativa, se puede reflejar tan bien la decadencia en la que ha caído este nuevo liberalismo en materia social. Porque es imposible no extrapolar la crítica de Swedish guns a toda una cultura occidental que es capaz de pensar que la solución a nuestros problemas está en levantar muros, ya sean estos en el mar Mediterráneo o el desierto de México, mientras se tiene la hipocresía de alimentar armamentísticamente a quienes después se les señala como enemigos de las libertades. Y no sentir un escalofrío al comprobar cómo, para tus vecinos, su bienestar pasa por pisotear los más básicos derechos humanos del resto de la población. Por eso Running out of love tiene también, si decides abstraerte del ya clásico hedonismo que rodea al pop, el poder de golpear las conciencias, sin necesidad de caer en lo obvio ni en lo vulgar. Algo que podría no parecer necesario para disfrutarlo pero que le aporta un valor añadido a un disco que ya era grande, muy grande, antes de reparar en ello. Manolo Domínguez

lunes, 21 de noviembre de 2016

10 canciones de manos de topo

Las canciones de Manos de Topo se nos han escurrido de las manos como la niña de Solo pienso en ti se le escapó a su padre en la habitación del hospital de maternidad. Un desliz fatídico con consecuencias terribles. Este año fue la gira Un cerebro repleto de recuerdos inútiles y hace unas semanas subieron a su bandcamp 5 canciones del concierto de Valencia en el que se intuye que estamos ante algo parecido a una despedida Una circunsatancia que se podía prever pero que, como con las mejores familias en los peores momentos, todos nos engañamos para hacer como que nada está ocurriendo a pesar de que las evidencias eran incontestables. Pero ha llegado el momento de aceptar la realidad y empezar a hojear álbumes de fotos para recuperar todas esas imágenes que no vamos a volver a vivir.



En nuestro caso son 10 postales que van desde Ortopedias bonitas a los Caminitos del deseo, repasadas en orden cronológico descendente. 10 canciones para no olvidarles, para radiografiar una desgracia y comprobar como todos los escombros que somos hoy día ya estaban escritos en los versos de Manos de topo:

Tus bombas del Liceo. La épica de una Barcelona que se desmorona como nuestras ilusiones. Nos hemos hecho mayores y ya solo queda la revolución o la degeneración. Y tú y yo no estamos para cambiar el mundo. Hemos empezado por el final y el final es una batalla perdida.

Bragas bandera. En diez años, solo fuimos capaz de ser felices estrenando ropa nueva. Y diez años echando de menos los sueños de jóvenes son demasiados hasta para nosotros. Ahora solo nos queda la certeza de que así va a ser el resto de nuestras vidas. Eso, o tomar otro cóctel molotov.

Tragedia en el servicio de señoras. Las reconciliaciones siempre han sido esas cremalleras que se te atascan y ahora es invierno y estás sola y hace tanto frío adentro que las bolas de nieve con las que juegan los niños en el parque parecen más calientes que tu corazón. Pronto será navidad y yo solo pido a los reyes que desaparezcas.

Tus siete diferencias. Cuando me decías que preferías el sofá, que te acaricio mal, que esto solo era amor de conveniencia, yo aún esperaba convencer al tribunal y me empeñaba en creer que existían otros planetas donde no siempre era yo tu segunda opción. Y donde era posible ser feliz sin tener que asistir a otro curso de fakir. Y seguía enamorado sin saber que eras actriz.

Ahora te sientes mejor, ¿verdad? 
Debí ser sincero el día que descubriste que ya no era tan singular. Debí descubrir que en realidad ya no te quería, quemar el Parc Güell y dejar de ser un turista con bigote postizo. Pero no lo hice.

Ciencias exactas. 
Ensayando el fin del mundo en Mi Corazón Distrito Federal antes de descubrir que el abrazo del oso solo puede matar a otro oso. Desaparecer en Julio no se te daba nada mal. Y yo solo supe preguntar ¿Qué vas a hacer por mí? Y me creía lo que decías.

Aeropuertos de segunda. Hubo días en los que yo era el primero con el que te acostabas después de merendar. Yo te besaba a plazos y me reía cuando me hablaban de usted. Era divertido aplaudir cuando cuando aterrizaba el avión y jugar a que eramos felices en aeropuertos de segunda.

Es feo. Oírte roncar, que haya pelos en el aseo, esperarte en el portal las noches de invierno. Irte a buscar para que no vuelvas sola en metro. Soy un tipo de lo más honrado. Y que te vayas con otros que no hacen ni la mitad por ti, es feo. Y que te acuestes con otros que no hacen ni la mitad por ti, es muy feo.

Morir de celos. Hubo un tiempo en el que practicábamos posturas elegantes. Pornografía barata cuando te haces la interesante. Soy un hombre vulgar y tú lo sabes. Todos los martes, lo sabes.Lo sabías.

Ballas en Dallas. La vuelta ciclista del 63 no la logró acabar nadie. Lo miré en tu enciclopedia Larouse cuando aún creía en los cuentos de hadas. Qué pena que no haya ortopedias bonitas para las chicas guapas. Y yo batí el record Guinnes de escalar tu balcón y me duró toda una semana. ¿Es pronto para decir qué haremos sin Marlon Brando? Qué pena que no haya ortopedias bonitas.




Una lista de Manolo Domínguez para recordar un momento único.

los lunes: novedades (41)

Otra canción de The Weeknd con Daft Punk 
Este mismo viernes se publica el nuevo disco de The Weeknd, en el que ha colaborado con Daft Punk en un par de canciones. La primera, Starboy, ya la conocemos, y ahora podemos escuchar la segunda, I feel it coming. Totalmente espectacular, es desde ya una de las mejores canciones de este 2016:





Todo el mundo habla alto (cuando toco yo)
Siguiendo con sus intenciones (de ir publicando alguna que otra canción de vez en cuando), en el bandcamp de nuestro amigo Giorgio Bassmatti podemos escuchar otra canción "nueva". Se trata de otra versión de un clásico en la que ha jugado a reunir cuántas más referencias mejor. ¿Las encuentras?




Vuelven The Bats
Ya tenemos el primer avance de lo que será el nuevo álbum de los neozelandeses The Bats, a publicar en 2017 por Flying Nun. El tema respira cierto aire folkie, sin perder la coherencia con lo que ha sido siempre la línea del grupo. Una buena forma de ponernos los dientes largos.

domingo, 20 de noviembre de 2016

los vídeos del fin de semana (23)

El vídeo que elige Javi: Wild things (acoustic) de Ladyhawke
Ya conocíamos vídeo de esta canción perteneciente al tercer disco de Ladyhawke. Ahora ha realizado otro para la versión acústica, que nos recuerda que el suyo es uno de los discos que más nos han gustado este año que ya se termina. El nuevo vídeo, grabado en un desierto, muy acorde con la canción, ya se puede ver en youtube:




El vídeo que elige Manolo: Diamond tears de C.I.A.N.U.R.O.
A C.I.A.N.U.R.O. les descubrimos el pasado Monkey Week y nos impactó su sonido entre el Witch House y la electrónica épica de bandas como Crystal Castles, así que les hemos estado siguiendo la pista desde entonces y ya tenemos la noticia de la publicación de su álbum Mist, del que destacan este tema con un videoclip producido por Menta y dirigido por Omar Álvarez y los propios C.I.A.N.U.R.O., que retrata a la perfección el clima que desprende la canción:

viernes, 18 de noviembre de 2016

prólogo a un especial sobre new order

Cuando Javi me pidió que hiciéramos un especial sobre New Order no dudé mi respuesta. Que él escoja sobre qué prefiere escribir y yo me encargo del resto. Porque, para lo bueno y para lo malo (que de ambos hay en la carrera del grupo) New Order es un nombre fundamental en mi formación musical. Me atrevería a decir que es el nombre fundamental, así, en singular. Porque todo lo que me ha ocurrido en la vida desde el día que les escuché por primera vez (tampoco especialmente pronto, Technique llegó a mi casa justo antes de publicarse Republic) está marcado por ellos. Mi amor hacia Family o Astrud, mi reconciliación con Pet Shop Boys, la asunción de que el pop no solo debía ser ruido blanco y distorsión, el reencuentro con un sonido del que renegué cuando empecé a vestir camisas de rayas y aprenderme de memoria el Loveless… Probablemente sin su música yo ahora estaría escuchando a grupos distintos y no me habría enamorado de las discografías de The Radio dept., Azure Blue, Escuelas Pías, St. Etienne, The Legends o Horse Shoes por decir solo unos cuantos. Grupos que ahora son fundamentales en mi vida lo son porque el primer paso llega a través de la música de Sumner, Hook, Gilbert y Morris. Porque ellos se encuentran (o yo les quiero encontrar) en gran parte de la música disfruto en mi día a día. Y, si no fuera porque en realidad les descubrí antes, hasta diría que mi amor a Kraftwerk también es responsabilidad de New Order.



Y después está ese valor añadido, casi intangible, que le ha aportado a su obra el trabajo de Peter Saville como diseñador gráfico, presente en prácticamente toda la discografía de la banda. Cada una de las portadas de sus discos son ya una obra de arte en sí. Tenerlas en la mano genera una satisfacción parecida a la de visitar cualquiera de esos museos de referencia internacional. Con cada álbum, junto a los singles que le acompañan, se muestra una colección de piezas de arte del que es mi diseñador gráfico preferido y, por consiguiente, tener los discos del grupo significa mucho más que tener la música que contienen. Implica ir completando la obra de un artista, único desde que comenzó a trabajar con Joy Division hasta hoy día, casi cuarenta años después.

Javi eligió algunos discos y me pidió que yo hablara de otros y que realizara la entradilla al especial. Y yo, como no podía ser de otra forma, he tirado de sentimientos y me he limitado a explicar qué significan New order para mí. Total, si sobre su música vamos a hablar ya largo y tendido. Manolo Domínguez

jueves, 17 de noviembre de 2016

ya está aquí el nuevo ep de jordi maranges

Como comentábamos en verano, Jordi Maranges estaba preparando su nuevo ep con ayuda de un proyecto de verkami. Todo esto salió adelante, incluso pasando la meta marcada.
Durante estos meses, Maranges ha estado finalizando estas canciones, y por fín, ya las tenemos aquí. El ep ya es una realidad y desde esta misma semana ya lo podemos disfrutar.






Cuatro canciones que suponen un gran paso adelante en la carrera en solitario del mallorquín. Cuatro canciones en las que abundan los arreglos de cuerda (que marcan el tono del ep) y que cuentan con un acabado cuidado hasta el último detalle. 2 cantadas en castellano, 2 en catalán. Entre las primeras, La estación pactada, lo que será el primer single (en la imagen, fotograma del rodaje de su vídeo clip) y desde ya una de las mejores canciones en la discografía de Maranges. Una preciosidad con aroma a clásico.
En estas canciones, Jordi Maranges ha querido plasmar diferentes vivencias y recuerdos, siendo unas de las más autobiográficas de su carrera.

Lo puedes escuchar al completo aquí:

martes, 15 de noviembre de 2016

no quiero ni verlo: una playlist acerca del miedo

El miedo es una de las emociones de las que más a menudo echo mano. Me vale para cualquier ocasión: en los cambios, en la oscuridad, a la hora de ir a trabajar, viendo la tv, etc. Sirve para todo y siempre viene bien. Tengo miedo, luego existo.
Te mantiene alerta y encima con tanto susto y estremecimiento, el cutis se te queda bien terso. No hay mal que bien por no venga. Ahora, si me lo vas a cantar en una canción, mejor que la pueda bailar también. Los miedos, bailando (aunque sea en la habitación), son menos.



7 canciones sobre el miedo al futuro, a estar solo, a verte, a estos nubarrones, al miedo en general.

Más difícil todavía, Rusos Blancos La más reciente. La que juega con el miedo y las palabras: "Quiero dejar de estar solo, solo por miedo a hacerme daño, quiero dejar de hacerte daño por miedo a estar solo". Y todo para dejar de ser un hombre triste, todo por miedo a estar solo.

Miedo de verdad y en condiciones, Templeton Una de las mejores canciones de nuestra escena en los últimos años, así en general: "Genuino miedo de avanzar, miedo horrible de estos nubarrones, miedo a que se rindan nuestros corazones, miedo de verdad y en condiciones". ¿Alguien lo puede explicar mejor?

El miedo que tengo, Astrud Podríamos hacer una lista solo con canciones relacionadas con el miedo que han hecho Astrud (de hecho, hacemos un poco de trampa y cerramos con otra de ellas). Aunque con las vueltas que le dan a todo ya no sabemos si hablan del miedo o de cualquier otra cosa. "Uno que dice que tiene mucho miedo pero no dice de qué". O porqué. En cualquier caso: ¿Cómo no tenerlo?

La vida tranquila, La Casa Azul El miedo como motor. El miedo contradictorio. Querer una cosa y cuando la tienes, temor a no poder volver atrás. "Ya no puedo más, el temor me paraliza y no me deja reaccionar, necesito que me quieras y que me hagas olvidar, que no tengo más remedio que asumir la realidad". El miedo a ser uno mismo.

Voy a perder el miedo, Fangoria Perder el miedo para ganar en seguridad, para empezar a cuestionar. "Voy a hacer las cosas bien, tener valor, por fin". "Mírame perder el miedo"

Trastorno interministerial, Fabio & Glitter Klinik Que el miedo que tengo me lo provocas tú. Tú me provocas manía persecutoria. Tengo miedo. Miedo fuerte. Y oigo pasos por la noche y me creo que eres tú.

No tengo miedo, Un mystique determinado No lo tengo. Oh no. Porque si uno deja el fútbol para dedicarse al videoarte no veo porque yo no puedo superar lo mío. No me importan lo que digan. El imperio Austrohúngaro dándonos el himno definitivo. No lo tengo. A veces sí, pero hoy no.


domingo, 13 de noviembre de 2016

los lunes: novedades (40)

Nuevo single de The XX
The XX realizaron lo que señalamos como el disco internacional que más nos ha gustado en lo que llevamos de década. Y desde el jueves pasado tienen nuevo single que adelanta lo que será la continuación de ese disco, Coexist. Se llama On hold e irremediablemente se ve influenciada por el trabajo del disco en solitario de uno de los componentes del grupo, Jamie XX.
Más luminosa y bailable de lo habitual en el grupo, abre una vía que veremos si desarrollan en ese I see you.



Thieves Like Us tienen nuevo single 
Thieves like us (con componentes suecos y americanos) nos sorprendieron a finales de la década de los 2000 con sus primeros discos (publicados en sellos como Shelflife, Kitsuné o Captured Tracks), que contenían hitazos tan importantes como Really like to see you, Drugs on my body o Your love runs still. Después de cuatro años desde su último disco, el grupo regresa con un cuarto álbum que se publica a principios de año y que ya tiene single, Jennifer. Una canción circular, hipnótica y con un estribillo con gancho:


El regreso de Los Campesinos!
Los Campesinos! también regresan después de varios años desde su último disco y lo hacen con una canción que tiene lo que nos enamoró en su primer disco y que quizás después perdieron un poco. Una bomba de relojería:

sábado, 12 de noviembre de 2016

el vídeo del fin de semana (22)

Manolo está disfrutando de unos días de vacaciones, por lo que esta semana realizo esta sección en solitario. Y para ello no he elegido una video clip como tal, sino una actuación. Una actuación de los rusos Motorama, que acaban de publicar su cuarto disco, Dialogues. Dentro de ese disco se encuentra lo que es ya una de sus mejores canciones, Tell me:



Dentro de esa sesión, grabada para el colectivo francés FD Recordings, tocaron varias canciones, entre ellas esta que se encontrará entre mis favoritas de este año. Una canción que seguro haría feliz a Peter Hook.

viernes, 11 de noviembre de 2016

las canciones tristes de leonard cohen

No puedo decir que haya sentido pena por la muerte de Leonard Cohen. No tengo esa capacidad para hacer mío el sufrimiento ajeno, por mucho que su música haya acompañado gran parte de mi vida. Menos aún por alguien que ya ha completado su camino y era consciente de ello. Alguien que anunciaba el fin de ese periplo no solo en las palabras de You want it darker, sino también en la carta de despedida de su amiga Marianne Ihlen, en la que le decía (a ella o a todos nosotros) que si estiraba la mano podría tocar la de Leonard. No, no hay que sentir pena por quien no ha dejado nada pendiente y ha asimilado aparentemente con tanta naturalidad que se encontraba ante sus últimos versos. Pero sí que necesito dar las gracias a alguien que me enseñó que si con las canciones alegres hay que divertirse, con las tristes es necesario derrumbarse. Y con esa lección, que venía atada a las notas de Famous blue raincoat, aprendí a sentir mucha más cercanía a la aflicción que al hedonismo y la fiesta. Leonard Cohen fue el primero de una lista de artistas que llevan décadas jodiéndome la vida. Artistas que, como Bill Callahan o Nacho Vegas, hacen que olvide que la vida son dos días y que hay que disfrutarla.


El dibujo de Federico Granell es su homenaje al artista que aparece hoy en su instagram.

Este fin de semana vamos a Madrid para llevar a Mateo a ver un espectáculo de la WWE. El teatro de la diversión. Allí formaremos parte de un colectivo entregado al disfrute de la banalidad y gritaremos como el que más las consignas correspondientes a cada luchador que se suba al ring. Mateo me irá indicando cuáles son en cada caso y yo las imitaré como el payaso que trata de transmitir felicidad. Él se emocionará y se levantará de la silla y yo entenderé que la vida es eso y que estos momentos son lo que realmente importan. Pero luego volveremos al piso y cuando todos se acuesten cogeré el ipod y me pondré las canciones de Songs of Leonard Cohen como acto íntimo eucarístico de quien no sabe rezar pero siente que está en uno de esos momentos en los que debería saber hacerlo. Y me preguntaré por qué tengo esa estúpida manía de complicarme siempre la vida, no aprender a ser completamente feliz, y terminar entregándome a mis miedos y frustraciones en vez de centrarme en algo tan básico como disfrutar de la alegría de quienes tengo alrededor. Lo haré con absoluta resignación y asumiendo mi incapacidad para no desmoronarme ante cualquier contratiempo incluso en las situaciones aparentemente más positivas. Y, obviamente, lo haré echándole la culpa de todo al día en que escuché por primera vez la música de Leonard Cohen, como epifanía de quien descubre que nunca va a ser completamente feliz en su vida. Manolo Domínguez

jueves, 10 de noviembre de 2016

recordando canciones: morirás, espanto (2016)

Morirás por Amaya Granell: 





























Morirás por Javier Ruiz:

"Despertarás entre sudores fríos una mañana, te darás media vuelta, ni saldrás de la cama,
temblarás, de nada servirán ya las mantas, arderás eternamente entre las llamas.
Morirás de cualquier modo, a todos nos pasa, no te pongas así, no te des importancia"

Nunca he sido de relativizar. No se me da bien. Todo me lo tomo muy en serio y muy a la tremenda. No hay nada más triste que lo mío, de eso no tengo ninguna duda. 
Por eso, cuando ocurre algo a mi alrededor que se sale de lo normal, de mi zona de confort, es como un tsunami que arrastra y devasta todo, dejado un caos absoluto a su paso. 
Ese caos provoca, que, por inercia, me cuestione todo tipo de cosas, como si de repente nada hubiera tenido sentido hasta ese momento, como si el caos fuera un programa de mantenimiento que cada cierto tiempo se encarga de vigilar el pleno funcionamiento. Aunque todo esto ocurre como un ciclo que se repite una y otra vez, un blucle que por mucho que se repita siempre acaba con el mismo resultado, siempre insatisfactorio. 

"Lo que no has hecho hoy, tampoco mañana, nunca más te dolerá la cabeza, caerás sin más un día cualquiera, te desplomarás, bajo tus pies no habrá nada, morirás y sonará una campana"

En mi cabeza no hay campanas sonando. Todo ha quedado devastado, pero no he escuchado ninguna campana. Como si hubiese sido una muerte en silencio, que solo yo he podido presenciar. Una muerte silenciosa, que solo yo puedo llorar y sufrir sus consecuencias.

"Dormirás para siempre, aunque no tengas ganas, bailarás con sombras, te querrán los fantasmas, no habrá vuelta atrás, saltarás a una nueva dimensión, verás que te abandona tu alma, caerá del cielo un rayo de fuego que iluminará tus últimos pensamientos, dejarás de existir, bostezará el universo, alguien dirá "¡Qué complicada es la vida!" y morirás"

Toda la perdida y el vacío para que al final todo se vuelva negro y...bostece el universo. Que se pare el universo, yo me quedo aquí. Intentando convertir el negro en gris. 

miércoles, 9 de noviembre de 2016

lavandera, hacia el mar (2016)

Las nuevas canciones de Lavandera se publican en un ep en Discos de Kirlian en el que han cuidado hasta el último detalle: producción a cargo de Pedro Vigil, masterización de Carlos René y portada de Helena Toraño. Con estas señas, imposible que este lanzamiento no sea uno de los más destacados este otoño.

5 temas (6 en la edición cd, el disco se publica en 7" y 7"+cd) que enriquecen al grupo y dotan a sus canciones de más matices. La producción de Vigil, detallista y clara, ofrece más tonos a los asturianos, siendo el mejor ejemplo de esto la bucólica Cazamariposas, el primer single y vídeo del disco. Aunque seguimos encontrando canciones como Misiones o Naúfragos, con sus guitarras enmarañadas, uno de los distintivos de los asturianos, que recuerdan su manera de (buen) hacer. La canción extra en el cd, San Luis, es, con sus arreglos de cuerda, otro de los puntos fuertes del ep. Al igual que sus letras, entre la descripción de imágenes, la evocación y el humor.
Lavandera son, sin duda, uno de los grupos de nuestra escena más singulares y con más personalidad. Javier Ruiz

martes, 8 de noviembre de 2016

black mirror, playtest (3x02): dime qué temes y te diré quién eres

Si el primer capítulo de esta temporada de Black Mirror, Nosedive, era perfecto en cuánto a estética, ideas e interpretaciones, pero quizás fallaba en el impacto emocional al que estamos acostumbrados, el segundo, Playtest, es todo eso por lo que Black Mirror es una de las mejores series de la actualidad.
Partiendo de una premisa sencilla, el episodio consigue que seamos testigos del terror en estado puro. Pero lo hace sugiriendo más que mostrando, ayudándose en el miedo por empatía, viendo reflejados en pantalla más los nuestros que los del protagonista.

Cooper, de viaje por Reino Unido, y gracias a una app de su teléfono, llega a ser uno de los privilegiados en probar un nuevo videojuego. Una prueba que nos lleva a los límites del terror más puro, el que nos podemos llegar a imaginar.


















Black Mirror, siempre ha jugado con diferentes temáticas  a lo largo de sus capítulos, pero había explorado poco el terror psicológico con estas formas. Y evidentemente, sale victoriosa de nuevo.
Playtest pasa por derecho propio a uno de los mejores episodios de una serie de televisión este año. Va a ser difícil olvidarlo. Javier Ruiz

lunes, 7 de noviembre de 2016

kate tempest, let them eat chaos (2016)

En el canal de noticias 24h aparece un estudio que dice que 1 de cada 5 españoles necesita medicamentos para dormir. Son casi las tres de la madrugada y tengo la televisión encendida con el único objetivo de que la monótona voz de la presentadora obre el milagro de hacer que el sueño se apodere de mí. Ahora mismo se ven imágenes de inmigrantes que fracasan en su intento de cruzar el Mediterráneo, víctimas de una situación que les ha venido dada y de la que intentan escapar contra todo, contra sus propios medios, la climatología y los gobiernos, propios y europeos, que hacen lo imposible por no permitirles una nueva oportunidad en la vida. Pero yo solo pienso en dormirme antes de que suene el despertador que cada mañana me recuerda que a las siete debo de estar en la parada del autobús camino del trabajo. Ellos quieren una vida nueva y yo que no se desmorone la que tengo. La semana pasada me llegó un correo del comité de empresa en el que comentaban que habían despedido a tres nuevos compañeros. No me sonaba el nombre de ninguno de ellos, lo cual es normal dado que somos casi dos mil empleados. Hace poco éramos tres mil.

Mientras el reloj sigue avanzando minutos y yo me levanto a por un vaso de agua, empiezo a sentirme como uno de los siete protagonistas del disco de Kate Tempest, que están despiertos una misma noche a las 4:18 de la mañana en sus casas de la misma calle de un barrio cualquiera de Londres. Protagonistas que la poeta utiliza para retratar el actual falso estado del bienestar de la forma más brillante que he leído en mucho tiempo. Efectos colaterales de un sistema que se resquebraja internamente de la misma forma que oprime a quienes no pertenecen a él. Y yo, como Esther, como Gemma, como Bradley, como Pius, no entiendo cómo, sintiéndome privilegiado por el status alcanzado, que al menos me permite pagar la hipoteca, los estudios del niño, algún capricho esporádico y llegar a fin de mes, no logro conciliar el sueño. Tal vez por el miedo a perder lo poco logrado, tal vez por no saber en qué va a derivar todo esto, tal vez por dramas de andar por casa de los que alguien con problemas de verdad se reiría. Lo cierto es que estoy a punto de ver cómo voy a pasar otra noche en blanco y mañana, delante del ordenador en la oficina, ni el café ni las latas de cola zero lograrán mantener mi atención sobre lo que, en teoría, debería estar haciendo. Y me pondré los auriculares mientras suena Let them eat chaos para que el fraseo de Kate Tempest me mantenga alerta, atento a sus trece cortes de hip-hop heterodoxo, más cercano a un sonido old-school o a géneros adyacentes que a la línea dominante actual, que cuenta mucho más que los últimos cincuenta discos de hip-hop que he escuchado en los últimos años.

Pero igual hago trampas al comparar a Kate Tempest con el resto de artistas del mundo musical. Porque ella es mucho más. Es una escritora, directora de teatro y agitadora de conciencias. Una persona que utiliza las reglas para adaptarlas a su discurso y no al revés, que tiene mucho más que decir que el 90% del hip-hop actual porque lo que en otros es el fondo y lo es todo, en ella son solo formas, las que ha vivido desde pequeña, y eso la coloca en un escalafón, si no superior, al menos sí diferente. Pero incluso obviando esto, Let then eat chaos, es un disco sorprendente, con una fuerza increíble y capaz de sacar al género de su encasillamiento actual para pervertirlo, transfigurarlo y convertirlo en algo más flexible y más novedoso. Un álbum que dispara en muchas direcciones y acierta en todas. Uno de los más sorprendentes de este 2016 que se acerca a su fin con una nueva gran sorpresa, la de esta escritora que dispara con mucho más acierto que todos esos raperos hinchados de ego. Manolo Domínguez.

domingo, 6 de noviembre de 2016

los lunes: novedades (39)

Otro adelanto de Museo del romanticismo 
Este mismo viernes se publica el tercer disco de Rusos Blancos, Museo del romanticismo y ya se puede comprar aquí. He tenido el placer de escribir un texto a modo de hoja de promoción que se puede leer en ese mismo enlace.
De ese disco ya conocemos Una excusa diferente, y ahora podemos escuchar otra canción, Insuficiente, de la cuál pronto conoceremos un vídeo clip:




Segundo adelanto del nuevo disco de The Holiday Crowd
Canción a canción, el nuevo disco de The Holiday Crowd (que se publica en diciembre) se está convirtiendo en uno de los que más ganas tenemos de escuchar en el marino. El nuevo adelanto es Another nite y es otra canción para escuchar una y otra vez:



Nueva canción de The Chemical Brothers
Después de su disco de 2015, The Chemical Brothers vuelven con una canción inédita. Se llama C-h-e-m-i-c-a-l y desde su título ya tiene madera de himno. C-h-e-m-i-c-a-l es el típico (no por ello menos efectivo) hit de un grupo que sigue siendo reivindicable:




los vídeos del fin de semana (21)

El vídeo que elige Javi: Ganas de matar de La Prohibida
En esta ocasión, tanto Manolo como yo hemos elegido dos vídeos que se publicaron hace unas semanas, pero nos llamaron la atención y no queremos dejar de comentar.
Ganas de matar es el segundo vídeo que se realiza de 100K años de luz, el fantástico disco que La Prohibida publicó el año pasado. Siguiendo la estética de la imagen del disco, vemos a La Prohibida muy elegante interpretando la canción en diversos escenarios. El vídeo, muy sobrio, está dirigido por Salva Musté y se puede ver en youtube:




El vídeo que elige Manolo: Because I'm me de The Avalanches
Me encanta cómo han conseguido plasmar en imágenes una de mis canciones preferidas de Wildflower, este híbrido entre el soul y el sunshine pop al que le han buscado casi un impersonator del primer Michael que enamora con cada paso o giro. Una maravilla más para un disco que merece esto y más:

viernes, 4 de noviembre de 2016

motorama, dialogues (2016)

Motorama no es el tipo de grupo que con sus discos quieran cambiar el curso de la música, o el tipo de grupo que hace de cada uno de sus discos un acontecimiento. Ni falta que les hace. Sus pretensiones van más allá.
Motorama es el tipo de grupo que realiza canciones de género (del género bueno), pero con personalidad como para que eso sea suficiente.
Dialogues, su cuarto disco, grabado en Rusia y editado en Francia, es otro tratado de como buscar la canción pop perfecta, que cuenta con varias aproximaciones considerables. Que me aspen si Tell me no lo es.
Más fluido y más centrado que su óscuro y lo fi (en lo que respectaba a la producción) predecesor, Poverty, Dialogues es un fantástico disco de pop, de los de media hora y canciones que no quieres parar de escuchar.
Brillando especialmente en sus momentos más claros y amables (Reflection, By your side, Above the clouds), el grupo consigue un atmósfera en sus canciones que consigue llegar a algún punto entre la nostalgia, la languidez y la felicidad. Un lugar donde los increíbles bajos, la voz y las baterías de otro mundo consiguen que sea mucho mejor que este. Javier Ruiz

miércoles, 2 de noviembre de 2016

grupos que me atan al suelo (15): kokoshca

He visto a Kokoshca 3 veces en directo, en tres ciudades diferentes. La primera fue sin anestesia en el Primavera Sound, al sol de Mayo, en uno de los conciertos más sucios y agresivos que he vivido. Ahí se olvidaron las florituras y tiraron a dar. Como Tyson mordiendo la oreja de su rival, de allí salimos todos noqueados y con la seguridad de que en el futuro ellos iban a ser la banda de nuestras vidas, de las de todos los que estuvimos junto ellos frente al mar aquella tarde.

Después, en el Madrid Popfest, corroboré algo que ya sabía, que La fuerza es el himno underground (sí, ellos no son underground, pero da igual) de la década, de esta o de la anterior, eso qué importa. Pero también descubrí que en concierto son capaces de convertir flores en puñales y que ese lado amable de los discos hace casi el mismo daño que el oscuro cuando se sube a un escenario.

La tercera fue en un Nocturama, donde el público no andaba tan entregado como en el Popfest, pero ellos sí. Uno de esos conciertos que uno no imagina en una Sevilla mariana que, de vez en cuando, se viste de lo que no es. Como yo cuando me creo tan macarra como sus canciones y me disfrazo de protagonista de una fotografía de García Alix para parecerme a mis ídolos.

Kokoshca son como la canción de Mecano, con una cara vista que parece un anuncio de signal y otra oculta que esconde todos los fantasmas que salen por los bosques de Navarra en cuanto la noche empieza a oler a pacharán. Y yo me he acostumbrado a sus caricias con papel de lija y me he enfrentado a los espíritus de la oscuridad hasta hacerlos imprescindibles en mi día  día. Una dependencia que no se quita con metadona y que se estaba haciendo demasiado larga a la espera de una continuación a aquel Hay una luz que tiene ya tres años de vida. Por eso he abrazado con fuerza el single Corazón Caliente/Corazón de hielo, y me he metido en vena los dos adelantos de Algo real, que en nada estará sonando en mi salón. Mientras, me intento curar con mis canciones preferidas del grupo, estas que están a continuación:


Foto de Gorka Beunza


Peor, Únete a Kokoshca (2008)
La primera publicación de Kokoshca, es esta recopilación de canciones (lo que deberían ser sus dos maquetas) con Birra y Perdiz que tiene más, mucho más, de documento que de relevancia dentro de la discografía del grupo. A pesar de ello, aquí está Peor, un tema que suele ser recurrente en sus directos y que siempre funciona.




Morir, La fuerza (2009)
La muerte acercándose a ritmo de marcha procesional mientras la sombra del verdugo se torna costumbrista. Al fondo de esa imagen, una madre y un hijo a punto de arrojar la toalla. Una de las canciones más oscuras de un disco brillante grabado con toda la escasez de medios del mundo. Pero nada importa si nos encontramos con canciones como esta.




Solo el amor podrá salvarnos, La fuerza (2009)
Un disco tan oscuro solo podría cerrarse con una balada como esta. Un canción que tiene dos caras, una frágil e inocente en sus coros y otra oscura en la voz de Amaia para, al final, morir bajo los paraguas de Cherburgo




Rafa, Y vienen cromos en el pegamento (2009)
La cassette que publicaron Nosotros los rusos se vendía como una compilación de material descartado e improvisaciones que guarda mucha más miga de la que parece. Mostrando a las claras la dicotomía Luz/Oscuridad del grupo, aquí me quedo con su lado más suave. El de Rafa y...




Charol, Y vienen cromos en el pegamento (2009)
...donde Amaia se transmuta en Christina Rosenvinge para mostrar al mundo que ellos también tienen, más o menos, su lado amable.




La fuerza, La fuerza EP (2012)
Y en esto que Luis Calvo se encaprichó de La fuerza y no paró hasta tener en vinilo este himno HIMNO absoluto a la autodestrucción de quien decide que cada noche debe ser la última, y cada copa aquella que te mate. Beberse a tragos la vida. Entregarse a cerrar las discotecas como Dios manda, vomitando al salir.




Mi chica preferida, La fuerza EP (2012)
Pero La fuerza no fue la única canción que Elefant le robó a Birra y Perdiz. Mi chica preferida era otro de los trallazos incontestables de La fuerza y aquí solo hace corroborar lo grandes que son Kokoshca y poner el listón tan alto a eso de Adventures in pop que solo fichando a Sergei Bubka podrán intentar acercarse. Alísate el pelo de una puta vez.




Noches sin ti, Kokoshca/Microcosmos Split EP (2012)
Y bajar al fondo de la mina para olvidarte a golpe de teclados y programaciones. Y llegar al final y descubrir que ahí sigues tú, indemne al grisú y a mis noches sin ti. Y sentir que todo lo que haga es en balde cuando solo lo hago por arrancar páginas del diario. Otro Himno desesperado que te destroza el corazón en el Ep para el club del single de Discos Walden.




Prefiero golpes, Kokoshca/Microcosmos Split EP (2012)
Y junto a Noches sin ti, una composición de Amaia llena de rencor que dispara a monárquicos y republicanos a partes iguales para no dejar títere con cabeza. Y mientras, nosotros aquí, viendo como se hunden.




No volveré, Hay una luz (2013)
Kokoshca bajándose al garaje para abrir Hay una luz, el que será tercer disco y la despedida de Javi del grupo. Un portazo que abre y cierra a la vez. Jamás han sonado tan bien hasta entonces.




Directo a tu corazón, Hay una luz (2013)
Si las primeras grabaciones te hacían recordar algunas canciones de K Records, Directo a tu corazón me lleva al Madrid de Risi y Toño. Canciones de vampiros obsesionados con llegar a tu corazón.



Búho, Hay una luz (2013)
Bailando rócanrol en las tumbas de Death Valley 69. Ellos no son Underground, son ese ave rapaz que siempre encuentran a su presa. Y yo, con estas canciones, soy presa fácil.




Las flores del fin del mundo, Hay una luz (2013)
Para ser eternos solo hace falta esperar a que las flores que te regala un Dios se marchiten en tus manos. Y entonces ya nada podrá vencerte. La gloria a cambio de unas botas militares. La vida siendo más rápido que ellos, echando todo a perder un día tras otro.




Mi consentido, Algo real (2016)
Aún sin tiempo para asimilarlo, el adelanto de lo que va a ser Algo real, el nuevo álbum de Kokoshca, se clava como los puñales que lanza La bien querida más rockera. Un estribillo entre lo americano y lo cañí que escuece como bourbon rociado sobre estigmas.


Texto, lista y fanatismo de Manolo Domínguez

max richter pone banda sonora a black mirror

Black Mirror, la serie de Charlie Brooker, vive un segundo periodo en la americana Netflix. De esta nueva tanda de capítulos, el primero de ellos se llama Nosedive y por si tuviéramos pocas ganas de ver las nuevas historias, nos ha llamado la atención también por motivos musicales.
Max Richter, que recientemente ha realizado su proyecto Sleep (ocho horas de música para acompañar al sueño, reducido en un disco convencional en From Sleep, uno de nuestros discos favoritos de 2015) se ha encargado de la banda sonora de este capítulo, y de qué manera.






















Nosedive incide en el carácter general de la serie y de sus temas recurrentes, quizás con menos pegada emocional que de costumbre, aunque manteniendo intactas muchas de sus virtudes: actuaciones sobresalientes, estética y formas excepcionales o banda sonora de primera línea.
En este caso el autor es Max Richter (que ya había realizado trabajos para otras series como The Leftovers) con unas piezas que no solo enriquecen las escenas, sino que marcan el tono.
Con algunos pasajes totalmente disfrutables por si mismos, todo esto se puede escuchar, por ejemplo, en spotify: