La del martes fue la tercera vez que he visto a Sufjan Stevens. Las tres ocasiones en Barcelona. La primera fue el 7 de noviembre de 2006. En la antigua página de la nadadora lo contaba así:
"El 7 de Noviembre de 2006 Sufjan Stevens estuvo en Barcelona. Lo puedo confirmar porque estuve allí, porque si me lo cuentan,no me lo creo. Alas de mariposa y de águila, mascaras, papá-noeles y supermanes volando por el Cassino de L’Aliança de Poble Nou y magia. Mucha magia.
Desde el primer minuto allí ya se respiraba que aquella iba a ser una ocasión única, de esas que recordarás mucho tiempo. Llegamos hasta Poble Nou totalmente expectantes con lo que nos íbamos a encontrar. No sabíamos si iba a haber orquesta,banda o solo él en el escenario. Pero lo que al final vimos fue mucho mejor de lo que todos habiamos imaginado, 10 personas sobre el escenario: guitarras,seccion de vientos,pianos.
Todo esto hizo que las canciones no perdieran ni un ápice de todos los detalles que se aprecian en sus versiones de estudio, sino todo lo contrario. Toda la banda impulsó los temas (y a nosotros con ellos), por encontrar una metáfora que le haga justicia, hacia bosques de infinitos abedules de hermosura incomparable.
El listado de temas que escogieron no pudo ser mejor. Algo de Seven Swans ("The transfiguration"), bastante de Illinoise ("Chicago", "John wayne gacy.jr", "The man of metropolis steals our hearts"), algún adelanto de la caja Songs of Christmas ("That was the worst Christmas ever") y hasta una canción que por el momento se ha quedado inédita, llamada “Majesty Snowbird”.
Y para el final dejaron “Concerning The UFO Sighting Near Highland, Illinois” y “Casimir Pulaski Day” ,que se convirtieron en uno de los bises mas justificados que he visto nunca. La felicidad debe estar compuesta de todos estos momentos.
Y se fue. Ya no apareció más. Y yo no daba credito a lo vi.
Esa incredulidad no la proporcionaron las canciones que tocaron, sino las sensaciones que pulsaron."
Estas frases las ilustraba con esta foto que saqué:
La segunda vez fue 5 años más tarde, en el primavera sound 2011, en el mismo recinto que la del martes, contaba esto sobre ese concierto:
"Se ha hecho de rogar. Ha tardado casi cinco años en volver a visitarnos. La última vez que Sufjan Stevens estuvo en nuestro país fue el 7 de noviembre de 2006, también en Barcelona, bien cerca del recinto del Fòrum, el Casino de L´ Aliança de Poble Nou. En esa ocasión ya nos dejó con la boca abierta. Allí hubo supermanes y papa noeles, alas, euforia y emoción. Pero entonces, volvió. Y el mundo se paró justo durante dos horas y diez minutos (la actuación más larga del festival, creo).
Tras el despropósito del sistema ideado por el festival para la entrada en el Auditori para cada uno de los dos días que Sufjan actuaba (totalmente eclipsado por la música, como una vez más en este tipo de citas), servidor consiguío un ticket para el concierto del jueves 26 (cuentan por ahí que apenas hubo diferencias en ambos conciertos).
Creo que el concepto de concierto debería cambiar desde ya mismo. La vida sería mucho mejor si pudieramos disfrutar de espectáculos como el que Sufjan Stevens nos ofreció más a menudo. Toda una celebración de las canciones, de la vida, del universo. Sufjan no plasma las canciones en directo, las transforma una a una en una fiesta absoluta para disfrutar como si fuéramos niños pequeños.
Una fiesta en la que cabe de todo: alas gigantes como las que todos querríamos llevar siempre, fosforitos luminosos, pelucas, máscaras, pelotas gigantes de colores, cualquier cosa que nos haga sonreír. Porque creo que no solo habría que redefinir el concepto de concierto, también el de la emoción. La vida ya no es igual tras el jueves. Ha cambiado. Es otra.
Sufjan se centra en la presentación de The Age of Adz, adentrándonos de lleno en él: ideas, el arte (hace especial incapié al profeta Royal Robertson, algunas de sus ilustraciones forman parte del álbum), todo lo que lo rodea.
Solo Sufjan es capaz de cambiar de climax (más de una vez) y llevar el concierto donde él quiere. De las desarrolladas Too much y The age of adz pasamos a la austera versión de The One I love de Rem. Solo él es capaz de hacer durar una canción 35 minutos y que no tengamos bastante. Fue Impossible soul, la mejor canción del de Michigan, la canción que hizo desatar la alegría y las emociones de todos los que estábamos allí, todo eso que se puede sentir en uno de los que sabes, será uno de los recuerdos destacados de tu vida. Solo Sufjan es capaz de hacerme temblar a estar a escasos dos-tres metros de su presencia, que no es humano.
Que el mundo es mejor ahora. Que Dios bendiga a Sufjan Stevens."
Y la foto correspondiente fue esta:
Cuatro años más tarde, todo este milagro se ha vuelto a repetir. Como si el hecho de que ocurra algo así fuera tan fácil, como si creyéramos que las cosas bonitas pasan todos los días.
Sufjan Stevens ha vuelto a nosotros, cuál aparación, sin saber muy bien cómo, pero allí estaba, puedo dar fé.
Aunque los despropósitos que comentaba en su anterior visita al Auditori se volvieron a repetir. Después de las colas y las esperas correspondientes por un buen sitio en las primeras filas, entramos al Auditori y nos encontramos que a esas primeras filas no se podía acceder, ya que estaban reservadas por parte de la organización. Hay que recordar que las entradas no eran numeradas. Pero al igual que en la anterior ocasión, todo esto quedó eclipsado por lo que después vimos.
Sufjan presentaba Carrie & Lowell, su excepcional disco de este año. Lejos del colorido, la fiesta y la celebración de su anterior gira, aquí se optó por una presentación austera, sobria. Solo unas pantallas divididas atrás y emoción. Emoción a raudales, honestidad brutal a bocajarro. Sin contemplación. Uno nunca está preparado para algo así, por lo que el impacto emocional siempre es mayor.
Aunque si bien se presentaba Carrie & Lowell, muchas de las interpretaciones que vimos distan bastante de su versión en estudio (se hace necesario un Carrie & Lowell Tour Edition).
Sufjan siempre va más allá, y en este reto no iba a ser menos. No es que las versiones en directo sean mejores, simplemente son diferentes, llevando el concepto de excepcionalidad de sus conciertos a límites que solo él puede llegar. Nadie hace conciertos como Sufjan Stevens, en eso vamos a estar de acuerdo.
La primera parte del concierto (de nuevo 2 horas y 10 minutos en su totalidad) estuvo dedicada a desgranar C&L. Un Should have Known better impresionante (con una segunda parte espectacular, de lo mejor de la noche), un Fourth of july muy cerca de este remix que aparecía en el 7" exclusivo para esta gira (que por cierto, no estaba a la venta en el puesto de merchandising) con un final al ritmo de los "We're all gonna die" en los que sí, todos fuímos conscientes y no nos importaba.
Un All of me wants all of you casi r&b, también impresionante.
Hubo hueco en esta primera parte para canciones como Vesuvius, I want to be well (desacelerada, igual de impactante) o The owl and the tanager (preciosa) de la etapa Age of adz, totalmente integradas en el sentir del concierto.
Con final liberador, ensoñador, pero también desconcertante de esta primera parte, Sufjan apareció después con una de sus típicas gorras, y nos cantó varios de sus (ya) grandes éxitos. Concerning the UFO Sighting Near Highland, Illinois, John Wayne Gacy, Jr. o Chicago.
(la foto es de Eba)
Sufjan siempre está rodeado de amigos, la banda que le acompañaba en esta ocasión, siempre versátil, nos dió momentos de verdadero placer, un tour de force en el que no sabías donde prestar atención, Síndrome de Stendhal infinito.
Con un público totalmente entregado y respetuoso, allí se podían escuchar hasta los suspiros de Sufjan, consiguió llevarnos a todos a otro lugar.
De nuevo, que Dios bendiga a Sufjan Stevens.
"El 7 de Noviembre de 2006 Sufjan Stevens estuvo en Barcelona. Lo puedo confirmar porque estuve allí, porque si me lo cuentan,no me lo creo. Alas de mariposa y de águila, mascaras, papá-noeles y supermanes volando por el Cassino de L’Aliança de Poble Nou y magia. Mucha magia.
Desde el primer minuto allí ya se respiraba que aquella iba a ser una ocasión única, de esas que recordarás mucho tiempo. Llegamos hasta Poble Nou totalmente expectantes con lo que nos íbamos a encontrar. No sabíamos si iba a haber orquesta,banda o solo él en el escenario. Pero lo que al final vimos fue mucho mejor de lo que todos habiamos imaginado, 10 personas sobre el escenario: guitarras,seccion de vientos,pianos.
Todo esto hizo que las canciones no perdieran ni un ápice de todos los detalles que se aprecian en sus versiones de estudio, sino todo lo contrario. Toda la banda impulsó los temas (y a nosotros con ellos), por encontrar una metáfora que le haga justicia, hacia bosques de infinitos abedules de hermosura incomparable.
El listado de temas que escogieron no pudo ser mejor. Algo de Seven Swans ("The transfiguration"), bastante de Illinoise ("Chicago", "John wayne gacy.jr", "The man of metropolis steals our hearts"), algún adelanto de la caja Songs of Christmas ("That was the worst Christmas ever") y hasta una canción que por el momento se ha quedado inédita, llamada “Majesty Snowbird”.
Y para el final dejaron “Concerning The UFO Sighting Near Highland, Illinois” y “Casimir Pulaski Day” ,que se convirtieron en uno de los bises mas justificados que he visto nunca. La felicidad debe estar compuesta de todos estos momentos.
Y se fue. Ya no apareció más. Y yo no daba credito a lo vi.
Esa incredulidad no la proporcionaron las canciones que tocaron, sino las sensaciones que pulsaron."
Estas frases las ilustraba con esta foto que saqué:
La segunda vez fue 5 años más tarde, en el primavera sound 2011, en el mismo recinto que la del martes, contaba esto sobre ese concierto:
"Se ha hecho de rogar. Ha tardado casi cinco años en volver a visitarnos. La última vez que Sufjan Stevens estuvo en nuestro país fue el 7 de noviembre de 2006, también en Barcelona, bien cerca del recinto del Fòrum, el Casino de L´ Aliança de Poble Nou. En esa ocasión ya nos dejó con la boca abierta. Allí hubo supermanes y papa noeles, alas, euforia y emoción. Pero entonces, volvió. Y el mundo se paró justo durante dos horas y diez minutos (la actuación más larga del festival, creo).
Tras el despropósito del sistema ideado por el festival para la entrada en el Auditori para cada uno de los dos días que Sufjan actuaba (totalmente eclipsado por la música, como una vez más en este tipo de citas), servidor consiguío un ticket para el concierto del jueves 26 (cuentan por ahí que apenas hubo diferencias en ambos conciertos).
Creo que el concepto de concierto debería cambiar desde ya mismo. La vida sería mucho mejor si pudieramos disfrutar de espectáculos como el que Sufjan Stevens nos ofreció más a menudo. Toda una celebración de las canciones, de la vida, del universo. Sufjan no plasma las canciones en directo, las transforma una a una en una fiesta absoluta para disfrutar como si fuéramos niños pequeños.
Una fiesta en la que cabe de todo: alas gigantes como las que todos querríamos llevar siempre, fosforitos luminosos, pelucas, máscaras, pelotas gigantes de colores, cualquier cosa que nos haga sonreír. Porque creo que no solo habría que redefinir el concepto de concierto, también el de la emoción. La vida ya no es igual tras el jueves. Ha cambiado. Es otra.
Sufjan se centra en la presentación de The Age of Adz, adentrándonos de lleno en él: ideas, el arte (hace especial incapié al profeta Royal Robertson, algunas de sus ilustraciones forman parte del álbum), todo lo que lo rodea.
Solo Sufjan es capaz de cambiar de climax (más de una vez) y llevar el concierto donde él quiere. De las desarrolladas Too much y The age of adz pasamos a la austera versión de The One I love de Rem. Solo él es capaz de hacer durar una canción 35 minutos y que no tengamos bastante. Fue Impossible soul, la mejor canción del de Michigan, la canción que hizo desatar la alegría y las emociones de todos los que estábamos allí, todo eso que se puede sentir en uno de los que sabes, será uno de los recuerdos destacados de tu vida. Solo Sufjan es capaz de hacerme temblar a estar a escasos dos-tres metros de su presencia, que no es humano.
Que el mundo es mejor ahora. Que Dios bendiga a Sufjan Stevens."
Y la foto correspondiente fue esta:
Cuatro años más tarde, todo este milagro se ha vuelto a repetir. Como si el hecho de que ocurra algo así fuera tan fácil, como si creyéramos que las cosas bonitas pasan todos los días.
Sufjan Stevens ha vuelto a nosotros, cuál aparación, sin saber muy bien cómo, pero allí estaba, puedo dar fé.
Aunque los despropósitos que comentaba en su anterior visita al Auditori se volvieron a repetir. Después de las colas y las esperas correspondientes por un buen sitio en las primeras filas, entramos al Auditori y nos encontramos que a esas primeras filas no se podía acceder, ya que estaban reservadas por parte de la organización. Hay que recordar que las entradas no eran numeradas. Pero al igual que en la anterior ocasión, todo esto quedó eclipsado por lo que después vimos.
Sufjan presentaba Carrie & Lowell, su excepcional disco de este año. Lejos del colorido, la fiesta y la celebración de su anterior gira, aquí se optó por una presentación austera, sobria. Solo unas pantallas divididas atrás y emoción. Emoción a raudales, honestidad brutal a bocajarro. Sin contemplación. Uno nunca está preparado para algo así, por lo que el impacto emocional siempre es mayor.
Aunque si bien se presentaba Carrie & Lowell, muchas de las interpretaciones que vimos distan bastante de su versión en estudio (se hace necesario un Carrie & Lowell Tour Edition).
Sufjan siempre va más allá, y en este reto no iba a ser menos. No es que las versiones en directo sean mejores, simplemente son diferentes, llevando el concepto de excepcionalidad de sus conciertos a límites que solo él puede llegar. Nadie hace conciertos como Sufjan Stevens, en eso vamos a estar de acuerdo.
La primera parte del concierto (de nuevo 2 horas y 10 minutos en su totalidad) estuvo dedicada a desgranar C&L. Un Should have Known better impresionante (con una segunda parte espectacular, de lo mejor de la noche), un Fourth of july muy cerca de este remix que aparecía en el 7" exclusivo para esta gira (que por cierto, no estaba a la venta en el puesto de merchandising) con un final al ritmo de los "We're all gonna die" en los que sí, todos fuímos conscientes y no nos importaba.
Un All of me wants all of you casi r&b, también impresionante.
Hubo hueco en esta primera parte para canciones como Vesuvius, I want to be well (desacelerada, igual de impactante) o The owl and the tanager (preciosa) de la etapa Age of adz, totalmente integradas en el sentir del concierto.
Con final liberador, ensoñador, pero también desconcertante de esta primera parte, Sufjan apareció después con una de sus típicas gorras, y nos cantó varios de sus (ya) grandes éxitos. Concerning the UFO Sighting Near Highland, Illinois, John Wayne Gacy, Jr. o Chicago.
(la foto es de Eba)
Sufjan siempre está rodeado de amigos, la banda que le acompañaba en esta ocasión, siempre versátil, nos dió momentos de verdadero placer, un tour de force en el que no sabías donde prestar atención, Síndrome de Stendhal infinito.
Con un público totalmente entregado y respetuoso, allí se podían escuchar hasta los suspiros de Sufjan, consiguió llevarnos a todos a otro lugar.
De nuevo, que Dios bendiga a Sufjan Stevens.