jueves, 4 de febrero de 2016

grupos que me atan al suelo (13): bloc party

Cronología de un fenómeno fan anunciado

En alguna tarde de 2005 escucho Silent Alarm. Me explota la cabeza. Es uno de los jodidos mejores discos que he escuchado nunca. De esos que hacen que se pare el mundo y no exista nada más. De los que te cambian.
Así de en serio me tomé Silent Alarm. Tan en serio que, cuando el mundo entero ya se ha olvidado de él, yo sigo como el primer día. Es escuchar los primeros acordes de Like eating glass y desaparecer.

Con todo esto encima, lo único que tengo en la cabeza es verlos en directo. Cosa que consigo en mayo de 2007, en el paso por Bcn de la gira de A weekend in the city:



















Tras Silent Alarm llega el difícil segundo disco. Trago que, para mi gusto (¿qué esperábais?), pasan con nota. No es Silent Alarm (esta coletilla igual te sirve para un roto que para un descosido), pero su increíble manera de hacer canciones continúa intacta. Hunting for witches o Waiting for 7.18 son dos, por ejemplo, de sus mejores canciones.
También en 2007 los vuelvo a ver en directo, pero al tratarse de un festival la experiencia no resulta del todo cómoda y satisfactoria. Casi insignificante.

En el verano de 2008 me encuentro el primer bache en el camino. Su tercer disco, Intimacy, es un poco chasco. Encuentro canciones chulas, y alguna favorita, pero tras toda la excitación inicial, resulta bajón.
No hay problema. Four (agosto 2012) viene a remediar todo esto. Un disco excesivo, grandilocuente, maravilloso. Para más inri, al mes de su publicación, otra ocasión de verles en directo, en el Mallorca Rocks:


Sobre este concierto escribí esta (entusiasta, vergonzante) reseña en la web balear 40putes:

Me van a permitir el entusiasmo. Era la primera vez que iba al Mallorca Rocks. Realmente, hasta ahora, no ha habido ningún grupo que me animara a tomarme la molestia. Hasta que llegaron Bloc Party. Fan desde su primer disco, era obligado ir a Magaluf. Lo que se encuentra uno es un hotel temático rendido al culto del pop/rock británico y la diversión porquesí. Bares, tienda de merchandasing, piscina y cerveza, mucha cerveza. Y claro, los ingleses. Con todos sus tópicos. Todos y cada uno de ellos. Porque una cosa es verlos desde la distancia (sé como se las gastan, vivo en esta isla, aunque mi vida social quiera decir lo contrario) y otra muy distinta vivir entre ellos. Todo comenzó muy tranquilo. Viendo Alt-J me sorprendió el hecho de que yo fuera más borracho que ellos. Pero tras las etéreas canciones de los de Cambridge (muy recomendable su disco An Awesome Wave), llegó el desfase, el cachondeo, el pogo, la cerveza volando por los aires y las guitarras zapatilleras de Bloc Party. Las benditas guitarras zapatilleras. Cancionacas como “Kettling”, “Octopus”, “Helicopter”, “This Modern Love”, “One More Time”, “Flux”, “Ares” o “The Prayer” suenan apasionadas en directo, como si no hubiera un mañana en la que poder descansar esta resaca y este cuerpo magullado que me ha dejado el concierto. Que sobreviví a Bloc Party en Magaluf. God bless Bloc Party. Quiero ir a vivir al hotel Mallorca Rocks. Quiero vivir el verano eterno allí.

Aparte de describir el entorno y las circunstacias, con este concierto quedó claro que Four supuso nuevas fuerzas en todo esto. Todo volvió a comenzar.
Y en enero de 2016 llega Hymns, con solo Kele y Russell Lissack de la formación original en el grupo. Con todo el pescado ya vendido. Con canciones que me siguen emocionando, disfrutables, pero más bien formando parte del grupo de discos donde está incluído Intimacy.
¿O es que tengo que verlos en directo para volver a ver la luz?

Toda esta historieta, a pesar de parecer un Celebrities, tan ridícula como decir de alguien: "Mira, el que se quedó en el primer disco de Bloc Party", no deja de ser cierta, no deja de decir que claramente, es uno de los grupos que me atan al suelo.

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