martes, 7 de junio de 2016

ladyhawke, wild things (2016)

La neozelandesa Ladyhawke regresa este 2016 con su tercer disco. Después de un Anxiety en 2012 que no acabó de entregar lo que prometía su estupendo disco de debut (una colección de hits a cada cuál más grande que no bajaba del sobresaliente en ningún momento en sus poco más de 40 minutos), Wild things es el disco que le debe poner de nuevo en primera fila del pop (electrónico) mundial.
Wild things es un disco como los de antes, de pop, de poco más de media hora y sin ningún bonus track. Solo por eso ya entra en la categoría de rara avis, pero es que las canciones que contiene (por supuesto, lo más importante) son para enmarcar. O más bien para no parar de cantarlas y bailarlas. Wild things comienza pletórico con el single A love song (increíble hit) y The River, trotona, contundente y muy pegadiza (¡esos nanananananana¡) para seguir más melancólico con el tema titular (y su precioso y expansivo estribillo) y Sweet fascination. Pero la maquinaria de hits sigue su curso y Let it roll, Chills o Golden girl son otras tres joyitas veraniegas y luminosas. Porque si algo se puede decir de Wild Things es que es un disco en el que los ánimos están en lo más alto en todo momento, a lo largo de todo su minutaje.
La segunda mitad del disco no baja el ritmo con Hillside Avenue y su aire a lo Twenty-something de Pet Shop Boys o Money to burn, otro futuro (o debería) éxito, para terminar con la tecno Dangerous.

Un disco directo, fresco, divertido, de los que no vas a poder parar de escuchar a lo largo de los próximos meses. Javier Ruiz

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