domingo, 8 de mayo de 2016

películas que ayudan (o no) a seguir vivo: las ventajas de ser un marginado (2012) de stephen chbosky

Yo descubrí a The Smiths estando en el instituto. Fue un amigo del barrio el que me grabó en cinta The Smiths y The Queen is dead. En la cara A estaba The Smiths y en la B The queen is dead. Some girls are bigger than others se cortaba al final, y en ninguno de esos discos estaba Asleep. Pero la emoción que se siente cuando suena por primera vez Reel around the fountain en el cassette debe ser parecida a la que sintió Charlie, el personaje que interpreta Logan Perman en The Perks of Being a Wallflower, al escuchar algo tan emocionante como la voz de Morrissey cantando canciones de amor. Y eso, escuchar a Morrissey con 15 o 16 años, te hace sentir especial.



The Perks of Being a Wallflower trata de tener 15 años y sentirse ridículamente especial. De mirar al resto de compañeros del instituto y saber que tú, solo tú y dos o tres como tú, saben que la emoción se esconde en la voz de Morrissey. Y en las palabras de El guardián entre el centeno o en Rocky horror picture show. Pequeños trucos que te ayudan a vivir en un universo que te es muy ajeno. Un universo que Stephen Chbosky, su director, muestra como si se tratara del de una de esas clásicas películas de instituto en el que el mundo se divide entre los populares y los no populares, y el jugador estrella del equipo de fútbol y la líder del equipo de animadoras son la pareja del año. Y gracias a que utiliza estos recursos tan obvios y, a simple vista, superfluos, pero en todo caso desdramatizadores, yo consigo no morir en el intento de sentirme como se siente Charlie, Sam (el personaje interpretado por Emma Watson) o Patrick (brillante el trabajo de Ezra Miller para meterse en su papel). Porque la realidad es cruel, muy cruel, y solo un estúpido baile de fin de curso o una pelea en el comedor sirven para recordarte, de vez en cuando, que lo que estás viendo es ficción, por mucho en común que tenga con tu propia vida.

Cuando yo estudiaba no había de esos bailes, ni los compañeros eran puro tópico. Y tampoco conocía Heroes y por eso pensaba que no había nada más mágico que la voz de Morrissey. Charlie y Sam la descubren por casualidad mientras juegan a ser inmortales justo antes de estrellarse contra la vida y comprobar que casi nada en adelante va a ser tan cruel como lo es ser post-adolescente. Genís Segarra escribió un día en el blog que tenía hace cien años que viendo unas fotos del viaje de fin de curso sintió nostalgia de aquella época. Y que se lo comentó a sus amigos y estos le recordaron lo terriblemente infeliz que era entonces. Y para eso da igual qué discos tengas en casa. Solo importa la edad que tienes y cómo te relacionas con el exterior.

Y ahora sería el momento de buscar los fallos, que sí que las tiene, pero sería injusto hacerlo con una película que ha sabido golpearme en el centro de flotación y que, además, tiene una banda sonora tan chula como la que muestra esta playlist y una escena en la que jóvenes indies noventeros bailan Come on Eileen como si nada más importase en el mundo.


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