Hoy en el especial Hidrogenesse es Nacho quién comenta los siguientes discos en la discografía del grupo, Animalitos y Bestiola.
Animalitos, austrohúngaro, 2007
Algún tiempo antes de publicar "Animalitos", Hidrogenesse pasaron por Logroño en lo que fue la primera Matiné del festival Actual. Fue un día muy grande en el que también tocaron Parade, Kiki D'Aki y Juli Bustamante, pero sin duda uno recuerda la actuación de Carlos y Genís, era la primera vez que les veía, como algo mágico y totalmente adelantado a su tiempo. Sin saberlo, estábamos ante el inicio de una era, la era de "Animalitos". Han pasado ocho años ya y aun recuerdo mi cara de estupefacción al recordar aquello.
"Animalitos" fue el disco que me hizo separar a Hidrogenesse de la estela de influencia de Astrud de una vez por todas. Habían dado un paso más allá, el paso definitivo. Con este su segundo trabajo largo Carlos y Genís habían conseguido situarse con su proyecto en una cima que ya resultaría inalcanzable en cuanto a sonido para cualquier otro grupo que lo intentara en el panorama nacional. Quizá trataron de enmendar con este trabajo una serie de errores menores que podía tener "Gimnástica pasiva".
El día que vi por primera vez sobre un escenario a Hidrogenesse también conocí oficialmente a Luis y Teresa. Nos quedamos al final comentando lo que nos había parecido aquello de "eres una máquina, eres una piedra, eres una planta, eres un animalito". No salíamos de nuestro asombro, era como si toda la historia del rock nos hubiera pasado por encima en plan tsunami con solo una frase. Quizá de alguna manera habían conseguido pasar del culteranismo de Góngora de su primer trabajo al conceptismo de Quevedo en este. También intenté acercarme a saludar a Carlos y Genís, pero no sé, no me atreví, lo suyo me había dejado tan boquiabierto que no tuve el valor. Pasaron unos años después hasta que los conociera.
Desde aquel día hasta que tuve el disco en mis manos pasaron dos meses en los que seguí obsesionado con aquel concierto. Cuando por fin me hice con "Animalitos" comprobé que lo que allí había lo superaba todo. Nada antes en un disco me había provocado tantas emociones juntas, como si de un carrusel de brillos y colores se tratara. Todo derrochaba exceso y humor, todo sonaba como nunca y todo tenía un valor incalculable, como las joyas.
Desde "Caballos y ponis", esa enumeración sobre los perfectos opuestos que quizá no son tan opuestos, hasta "Fuig llop fuig llop fuig", ese curioso colofón, asistíamos a una fábula como de Esopo pero absolutamente increíble, recargada de salones versallescos y de combinaciones imposibles, desde la dureza de los quince años hasta la madurez mas extrema y radical. "Animalitos" calaba desde la primera excusa, pero cada vez que lo escuchas, y han pasado ocho años y sigue ocurriendo, vuelves a encontrarle matices en los que antes no habías caído. Porque si en algo han destacado Genís y Carlos siempre ha sido en el lujo del detalle, algo que en su segundo disco bordaron como pocos.
Bestiola, austrohúngaro, 2008
Simplemente porque Hidrogenesse siempre estuvieron de vuelta de todo, a Carlos y Genís se les ocurrió la idea de elaborar un más difícil todavía: reinterpretar algunas de sus canciones, que no tenían por qué ser las mejores (¿o quizá sí?) ni las que menos les gustaba cómo habían quedado en sus respectivas versiones anteriores. Se trataba de buscarles un reverso, de crearles una nueva ubicación, un nuevo punto de vista, con la única premisa de hacerlas más electrónicas y con el pretexto de acercarse a Kraftwerk en el fondo y en la forma.
Y es que el cuarteto de robots de Düsseldorf tenían mucho que ver en la forma de elaborar canciones de Hidrogenesse, pero no fue hasta esta referencia de 2008 cuando nos lo dejaron ver de manera más clara. Temas rescatados de maquetas y de referencias, bien propias o prestadas cobraban nueva vida gracias a esa vuelta de tuerca que quizá no vimos necesaria hasta marzo de 2008, exactamente un año después de "Animalitos", disco que, no por estar demasiado cerca, también dejaba a la pareja de Rubí tunear algunas de sus canciones. Precisamente eran esos 'Animalitos' los que mutaban al catalán (Bestiola) y al alemán (Tierchen), palabras muy presentes en una carpeta que ya solo con la foto de Alicia Aguilera podía recibir el calificativo de 'obra maestra'.
En la página de lanadadora recibimos "Bestiola" con una euforia que ni nosotros mismos nos conseguimos explicar. Aquellas diez canciones en aquellos treinta y nueve minutos de los Hidrogenesse más electrónicos que jamás se nos hubiera ocurrido imaginar nos dejaron alucinados. De entre todas destacaba la potente nueva cara que recibía "Vuelve conmigo a Italia" o esa sorprendente versión de sus amigas Feria, otro guiño más dentro del maravilloso universo austrohúngaro.
Animalitos, austrohúngaro, 2007
Algún tiempo antes de publicar "Animalitos", Hidrogenesse pasaron por Logroño en lo que fue la primera Matiné del festival Actual. Fue un día muy grande en el que también tocaron Parade, Kiki D'Aki y Juli Bustamante, pero sin duda uno recuerda la actuación de Carlos y Genís, era la primera vez que les veía, como algo mágico y totalmente adelantado a su tiempo. Sin saberlo, estábamos ante el inicio de una era, la era de "Animalitos". Han pasado ocho años ya y aun recuerdo mi cara de estupefacción al recordar aquello.
"Animalitos" fue el disco que me hizo separar a Hidrogenesse de la estela de influencia de Astrud de una vez por todas. Habían dado un paso más allá, el paso definitivo. Con este su segundo trabajo largo Carlos y Genís habían conseguido situarse con su proyecto en una cima que ya resultaría inalcanzable en cuanto a sonido para cualquier otro grupo que lo intentara en el panorama nacional. Quizá trataron de enmendar con este trabajo una serie de errores menores que podía tener "Gimnástica pasiva".
El día que vi por primera vez sobre un escenario a Hidrogenesse también conocí oficialmente a Luis y Teresa. Nos quedamos al final comentando lo que nos había parecido aquello de "eres una máquina, eres una piedra, eres una planta, eres un animalito". No salíamos de nuestro asombro, era como si toda la historia del rock nos hubiera pasado por encima en plan tsunami con solo una frase. Quizá de alguna manera habían conseguido pasar del culteranismo de Góngora de su primer trabajo al conceptismo de Quevedo en este. También intenté acercarme a saludar a Carlos y Genís, pero no sé, no me atreví, lo suyo me había dejado tan boquiabierto que no tuve el valor. Pasaron unos años después hasta que los conociera.
Desde aquel día hasta que tuve el disco en mis manos pasaron dos meses en los que seguí obsesionado con aquel concierto. Cuando por fin me hice con "Animalitos" comprobé que lo que allí había lo superaba todo. Nada antes en un disco me había provocado tantas emociones juntas, como si de un carrusel de brillos y colores se tratara. Todo derrochaba exceso y humor, todo sonaba como nunca y todo tenía un valor incalculable, como las joyas.
Desde "Caballos y ponis", esa enumeración sobre los perfectos opuestos que quizá no son tan opuestos, hasta "Fuig llop fuig llop fuig", ese curioso colofón, asistíamos a una fábula como de Esopo pero absolutamente increíble, recargada de salones versallescos y de combinaciones imposibles, desde la dureza de los quince años hasta la madurez mas extrema y radical. "Animalitos" calaba desde la primera excusa, pero cada vez que lo escuchas, y han pasado ocho años y sigue ocurriendo, vuelves a encontrarle matices en los que antes no habías caído. Porque si en algo han destacado Genís y Carlos siempre ha sido en el lujo del detalle, algo que en su segundo disco bordaron como pocos.
Bestiola, austrohúngaro, 2008
Simplemente porque Hidrogenesse siempre estuvieron de vuelta de todo, a Carlos y Genís se les ocurrió la idea de elaborar un más difícil todavía: reinterpretar algunas de sus canciones, que no tenían por qué ser las mejores (¿o quizá sí?) ni las que menos les gustaba cómo habían quedado en sus respectivas versiones anteriores. Se trataba de buscarles un reverso, de crearles una nueva ubicación, un nuevo punto de vista, con la única premisa de hacerlas más electrónicas y con el pretexto de acercarse a Kraftwerk en el fondo y en la forma.
En la página de lanadadora recibimos "Bestiola" con una euforia que ni nosotros mismos nos conseguimos explicar. Aquellas diez canciones en aquellos treinta y nueve minutos de los Hidrogenesse más electrónicos que jamás se nos hubiera ocurrido imaginar nos dejaron alucinados. De entre todas destacaba la potente nueva cara que recibía "Vuelve conmigo a Italia" o esa sorprendente versión de sus amigas Feria, otro guiño más dentro del maravilloso universo austrohúngaro.
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