jueves, 11 de agosto de 2016

pj harvey y beyoncé: desmontando nuestros números 1

En el marino no existe una línea musical común. Javi y Manolo no siempre coinciden en la música que prefieren. Es más, casi nunca lo hacen. Javi odia buena parte de lo que Manolo pone por las nubes y Manolo no soporta a los grupos de cabecera de Javi. Eso es así de siempre. Desde antes de que se conocieran. Y 2016 no iba a ser una excepción. Ambos llevan desde hace meses discutiendo porque no llegan a un acuerdo con sus números 1, el Lemonade de Beyoncé y la continuación a Let England Shake de PJ Harvey. Y lo último ha sido prometerse ambos una escucha con cierto cariño del uno del de enfrente y exponer en un correo los pros y los contras. Y siguen igual, sin llegar a un acuerdo, pero al menos ha dado para esta chorrada de texto:

Javi escribe a Manolo

Querido Manolo,

Sería justo que antes de nada pusiéramos las cartas encima de la mesa. No soporto a Pj Harvey. No es que no me gusten sus discos o algo parecido, es que no la aguanto. Es algo que tengo dentro (muy dentro) y contra lo que no puedo hacer nada. Es algo que se gestó 15 años atrás, en el Festival Internacional de Benicàssim de 2001. Después de 5 días increíbles y agotadores, mi cuerpo dijo basta, y a lo largo del domingo del festival fui incubando unas fiebres que llegaron a todo su esplendor por la noche, como siempre ocurre. Quiso Dios que en el momento más alto de los delirios estuviera viendo el concierto que Pj Harvey ofrecía en Benicàssim. Algo caprichoso y tal vez inesperado, pero algo que ocurrió, al fin y al cabo. No sé que mecanismos llevó a cabo mi mente mientras mi cuerpo se debatía con la enfermedad, pero si hay algo que no junta bien es la fiebre y las canciones de Pj Harvey. Esto es así Manolo.
Desde esa misma noche, no puedo escuchar sus discos ni prácticamente oír hablar de ella. Yo no soy nada rencoroso, pero he llegado a la conclusión de que mi cuerpo sí.

A pesar de todo esto que te explico, me ha parecido oportuno acceder a tu propuesta. De una vez por todas tengo que hacer frente a esta manía y fijación que tengo dentro de mí. Así que me dispongo a buscar su último disco en spotify y a darle al play.
Nunca pensé que Pj Harvey podría tener una canción así, tan pop. Esto no es la clase de canción que sonaba en esa noche de marras. The community of hope se puede cantar, tiene estribillo y una melodía chula. Y además es cortita. Me gusta, quién me lo iba a decir.
Mal seguimos, !qué vientos tan irritantes los de The ministry of defense!, y del tono de voz de A line in the sand prefiero ni hablar. Algo me decía que todo no iba a ser como The community of hope.
Intento ser abierto de mente, y aunque con los años uno cada vez es más cabezón, intentar afrontar las cosas que tengo atascadas, pero hay veces que es difícil. Los aires fronterizos con coros que anuncian el fin del mundo nunca han sido lo mío, y Chain of keys tampoco me gusta.
Pide un deseo Manolo, otra que me gusta. Las guitarras en segundo plano y el ritmo sinuoso de River Anacostia me llaman la atención, aunque el patrón de coros que ya están empezando a abundar no me gusta un pelo. Near the Memorials To Vietnam And Lincoln tampoco me atrae aunque The orange monkey me parece interesante. Creo que es tipo de canción que si me gustara Pj Harvey acabaría flipando mucho. No sé si esto último se me entiende o si después de lo que te he contado en el primer párrafo resulta confuso. Medicinals me deja indiferente, la verdad. Y otra vez los vientos me resultan irritantes en The ministry of social affairs. El final del disco tampoco consigue atraparme (aunque Dollar, dollar es bonita) y yo ya no sé si es que me he montado una película de la que no puedo salir o es que realmente no me gusta la música de Pj Harvey.





Manolo, no podrás decir que no lo he intentado. Pero creo que The hope six demolition project no va a ser el disco de mi vida

Manolo escribe a Javi

Javi, uno siempre debe ser de Beatles o Stones, de Chanclas o Mojinos Eskozíos, de Oasis o Blur, de Madonna o Gaga... de Beyoncé o Rihanna. No se puede ser de las dos como no se puede ser del Betis y del Sevilla o del Madrid y el Barça. Aún así le vamos a dar otra oportunidad a tu disco preferido de este 2016: Lemonade, escuchándolo de nuevo y dándote mi opinión a medida que avanzo.

Empiezo con Pray you catch me. No soy muy de baladas mainstrean, pero esta no me pide saltarme la canción. Los tres minutos se pasan en un santiamén que saben a intro y a acierto. Igual la mano de James Blake influye. Y Hold up mantiene la línea, pero tiene esa letra de completa sumisión que encaja taaan mal con un personaje como el de Beyoncé... Lo que ocurre es que la realidad muchas veces tiene poco que ver con la ficción, supongo. Y de pronto, Don't hurt yourself. Me parece una salida del tiesto curiosa. A mí ella y Jack White me parecen como el agua y el aceite. No mezclan. Habrá quien hable de no encasillarse, a mí me sobra la canción.

Sorry sí es hit sin discusión. Y la letra es un vuelta la mula al trigo que pierde toda su fuerza porque la realidad no parece reforzarla sino todo lo contrario. Así que paso ya del carácter monográfico del disco porque no me lo creo. Aunque igual los tontos somos nosotros pensando que todo lo que se cuenta es autobiográfico. Yo que sé. El caso es que Sorry me parece La Canción de Lemonade.

Tras ella, 6 inch me sabe a poco. Será que yo soy más pop, y aquí ni Weeknd me da la fuerza melódica que a mí me gusta que tengan las canciones. Solo ese arranque final me convence del todo.  Y detrás Daddy lessons que me aburre muchísimo. Entre el Country y el AOR para llevarme a la más absoluta desidia. De las de saltarse para llegar pronto a Love Drought. La típica canción que esperas que estalle en cualquier momento. Y no lo termina haciendo y así funciona incluso mejor. Otra de las buenas.

Sandcastles y Forward son dos canciones que parecen una. No he atendido a la letra (ya como que me da igual) pero da la impresión de que se trata de un diálogo entre ambos que, vale, sí, pero no es para tanto. Prefiero cualquier canción de James Blake a esta colaboración.

Freedom también reclama su puesto en el Olimpo, pero conmigo va a ser que no. Toda esa fuerza y autoridad no me dice mucho. Y como Kendrick Lamar no es santo de mi devoción, pues ya está. Algo más me gusta All night, aunque me cuesta entrar en las canciones con deje raggamuffin.

Y para cerrar Formation. Ese trallazo con aires de  reivindicación racial que cuesta tomarse en serio porque no va acompañado de una reivindicación de clase que le pilla muy muy lejos. Eso de soy negra, rica y te jodes, como que a mí me dice poco. Al menos, no mezcles en la misma canción reivindicaciones sociales con privilegios de clase. Por disimular, vaya. Eso sí, musicalmente tiene una fuerza brutal, así que ahí no me quejo.



Al final, ni tan mal ni tan bien. Yo sigo siendo de Rihanna y prefiero Anti a Lemonade (que sí, que no es necesario comparar, pero es por hacer la gracia, solo eso), sin que ninguno termine de parecerme un disco inco sntestable. Qué le vamos a hacer.

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La crítica que Manolo escribió en abril de The hope six demoliton project está aquí y la que escribió Javi de Lemonade aquí 

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