El segundo álbum de este dúo sueco formado por Ola Johansson y Carl Johan Lundgren, que llega tras su debut Avancerad Magi, es, como su larguísimo título indica (su traducción sería algo así como Historias de amor en orden no cronológico, del despertar sexual hasta hoy), un disco conceptual sobre el amor y las relaciones, pasadas por el tamiz de su letrista, Carl. En él, el grupo trata de llegar más lejos que en su disco anterior, combinando géneros (siempre alrededor del pop) para tratar, como suele ocurrir con las bandas suecas, de ser más efectivos que particulares o innovadores. No es este un proyecto transgresor, sino más bien una aspiradora de referencias capaz de ordenar el caos de influencias del grupo para trazar un discurso propio, reforzado (teóricamente) por unas letras a las que no conseguimos acceder por la barrera idiomática, pero en las que nos cuentan que se hace un repaso de las relaciones, desde la infancia hasta el hoy de Carl Lundgren, pasando por las consecuentes crisis de cada década, cargándolas de humor e ironía.
Y en lo musical logran aunar buena parte del espectro melódico del pop, del jangle al synth ochentero, sin resultar de ello un refrito sin personalidad. Así, por ejemplo en Minns Ingenting suenan ecos italo disco cantados en sueco, en Bra Gaddafi Fashion la voz nos puede recordar a Belle & Sebastian, pero con un estribillo digno de unas cheerleaders llenas de glamour austrohúngaro (o, al menos, a ello me remite el Oh my god! What The Fuck! Gucci o Versace!, que corean) y en Hot Daang tenemos un hit de indiepop guitarrero donde la distorsión entra de forma suave y calculada, sin amenazar el protagonismo que, como en casi todo el álbum, pertenece a las melodía vocales y a unos estrribillos que entran vitales y corales. Y, aunque no todo el álbum consigue mantener el listón a la altura de estas tres canciones con las que arranca, Äntligen vuelve a recordarnos a figuras como Pino D'angio y los aires isleños del comienzo de Spela Shoreline nos apunta a esa falta de prejuicios que siempre ha mostrado Jens Lekman en sus arreglos. Y Nagom son hag o Efter Festen, ya al final de este, también podrían pelear por el honorífico título de mejor canción de un disco que, sin plantear revoluciones, consigue enganchar a todos aquellos a los que nos pierde el indiepop en cualquiera de sus facetas. Un nuevo gran descubrimiento escandinavo. Manolo Domínguez
Y en lo musical logran aunar buena parte del espectro melódico del pop, del jangle al synth ochentero, sin resultar de ello un refrito sin personalidad. Así, por ejemplo en Minns Ingenting suenan ecos italo disco cantados en sueco, en Bra Gaddafi Fashion la voz nos puede recordar a Belle & Sebastian, pero con un estribillo digno de unas cheerleaders llenas de glamour austrohúngaro (o, al menos, a ello me remite el Oh my god! What The Fuck! Gucci o Versace!, que corean) y en Hot Daang tenemos un hit de indiepop guitarrero donde la distorsión entra de forma suave y calculada, sin amenazar el protagonismo que, como en casi todo el álbum, pertenece a las melodía vocales y a unos estrribillos que entran vitales y corales. Y, aunque no todo el álbum consigue mantener el listón a la altura de estas tres canciones con las que arranca, Äntligen vuelve a recordarnos a figuras como Pino D'angio y los aires isleños del comienzo de Spela Shoreline nos apunta a esa falta de prejuicios que siempre ha mostrado Jens Lekman en sus arreglos. Y Nagom son hag o Efter Festen, ya al final de este, también podrían pelear por el honorífico título de mejor canción de un disco que, sin plantear revoluciones, consigue enganchar a todos aquellos a los que nos pierde el indiepop en cualquiera de sus facetas. Un nuevo gran descubrimiento escandinavo. Manolo Domínguez
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