
Y en lo musical logran aunar buena parte del espectro melódico del pop, del jangle al synth ochentero, sin resultar de ello un refrito sin personalidad. Así, por ejemplo en Minns Ingenting suenan ecos italo disco cantados en sueco, en Bra Gaddafi Fashion la voz nos puede recordar a Belle & Sebastian, pero con un estribillo digno de unas cheerleaders llenas de glamour austrohúngaro (o, al menos, a ello me remite el Oh my god! What The Fuck! Gucci o Versace!, que corean) y en Hot Daang tenemos un hit de indiepop guitarrero donde la distorsión entra de forma suave y calculada, sin amenazar el protagonismo que, como en casi todo el álbum, pertenece a las melodía vocales y a unos estrribillos que entran vitales y corales. Y, aunque no todo el álbum consigue mantener el listón a la altura de estas tres canciones con las que arranca, Äntligen vuelve a recordarnos a figuras como Pino D'angio y los aires isleños del comienzo de Spela Shoreline nos apunta a esa falta de prejuicios que siempre ha mostrado Jens Lekman en sus arreglos. Y Nagom son hag o Efter Festen, ya al final de este, también podrían pelear por el honorífico título de mejor canción de un disco que, sin plantear revoluciones, consigue enganchar a todos aquellos a los que nos pierde el indiepop en cualquiera de sus facetas. Un nuevo gran descubrimiento escandinavo. Manolo Domínguez
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