martes, 19 de enero de 2016

especial sobre migala, biografía pt. 2

la increíble aventura de migala, parte 2 por manoloDomínguez:

El tercer disco de Migala se publica en el 2000 en nuestro país y al año siguiente en Estados Unidos con licencia Sub Pop. Un 7” editado para el club del single de Elefant, lleno de aires fronterizos, ya predecía lo que podía traer Arde. En su día ya me pareció este el más internacional de sus discos y la acogida americana no hizo más que confirmarlo. La crítica de Pitchfork no dejaba lugar a dudas, un 9’3 es una puntuación impensable para cualquier artista español.

En el aspecto estrictamente musical me atrevería a decir que Arde es más calmado, sigue siendo opresivo, pero no tiene las connotaciones negativas tan evidentes del anterior. Se encuentra más cercano al sonido de bandas como Lambchop o Wilco que a Oldham o Smog. Hay una clara evolución en una banda que no se estanca. Además, para la grabación cuentan más intensamente con Nacho Vegas (en Así duele un verano se limitaba a meter el theremin en un tema) y, posteriormente para los directos, se une definitivamente a la banda. Con él realizan una gira por norteamerica y una segunda europea para la que el propio Jesús escribe un diario que se publicaría en la página oficial del Fib. En este se hablaba de conciertos y de música, sí, pero también de salidas nocturnas, de drogas, de afterhours en habitaciones de hotel y de una banda que, en contra de lo que muchas críticas que les tachaban de sosos decían, también toman su porción de la tarta envenenada que se le da a cada estrella del rock. El resultado de esos días on the road es una evolución en el sonido y una nueva forma de interpretar los temas que los termina llevando a regrabar algunos de ellos y publicarlos como lo que finalmente sería Restos de un incendio, su cuarto disco de estudio.























Esta forma tan especial de hacer balance nos ayuda a reubicar a la banda. Es como cuando en el colegio llegaba ese alumno que en vez de heredar el libro pintarraqueado del hermano mayor, estrenaba uno nuevo y te mostraba, orgulloso, que éste había cambiado de un año para otro: incluyendo nuevos capítulos o, simplemente, la visión sobre ellos. Y ese libro recién estrenado recogía diez pasajes de la historia de migala que se mostraban absolutamente renovados. Desde la Canción de gurb, que pierde el recitado del texto del pequeño lord, a las Instrucciones para dar cuerda a un reloj, más post-rok en el sentido Mogwai que la original. Mostraba sencillamente que la banda, en 2002, estaban en su mejor momento.

Después de Restos de un incendio (el nombre ya lo insinuaba) no cabía duda de que lo siguiente sería completamente nuevo. Se habló incluso de disolución de la banda pero, finalmente, en 2004 llega La increible aventura, un disco al que se le une un dvd que enseña los dientes desde la portada y muerde en el interior. Más incisivos que nunca, más rockeros, más instrumentales y más épicos. Más Migala, pero unos Migala completamente renovados. La idea de publicar junto con el disco un dvd incluyendo los clips (o películas musicales, como ellos las llamaron) de todos los temas demuestra que realmente iban en serio, que se toman la música muy en serio. Empiezo a leer en las revistas que más que una de las mejores bandas nacionales son una banda más del panorama musical mundial; que se han colado, como Pau Gasol, en la liga profesional y no desentonan.

Repiten gira europea y se patean casi toda españa justificando el disco más sorprendente y más trasladable al directo de su discografía. Yo, por ejemplo, no conseguí encajar el golpe hasta que me los encontré en la primera edición del South Pop en Sevilla. Allí dieron un concierto que eclipsó a cuanto grupo extranjero (o nacional) había pasado por el escenario del Teatro Alameda. Centraron repertorio en su último álbum y colaron algunas canciones de los anteriores a la manera Restos de un incendio. Pasaron por allí como Atila y demostraron que estaban por encima, incluso, de lo que me podía esperar. Ahí, mientras sonaban las Lecciones de vuelo con Mathias Rust comprendí que desde los principios de Diciembre, 3 a.m. Migala solo han hecho crecer sin necesidad de mirar para atrás constantemente. Cada cual puede tener su disco favorito (yo me sigo quedando con Así duele un verano) pero todos son escalones imprescindibles de una banda que cada vez estaba más arriba.

Y entonces, cuando mejor los ves, es cuando los rumores se hacen reales. Desde la página de Acuarela se anuncia que el concierto del Fib 2005 sería el último que darían, aunque no se llega a mencionar la posibilidad de una disolución. Era como escribir el epitafio sin mencionar el cadáver, pero todos comprendíamos que habíamos llegado al final del camino. Llegado allí, ya solo les quedaba despedirse y desearse toda la suerte del mundo los unos para los otros. No sé si habría apretones de manos reales o fingidos, pero está claro que todos saben que han hecho historia. Sí, de la que hay que rebuscar en las hemerotecas para encontrarla, porque en España somos así, pero historia. La increíble historia de una banda de rock.

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