La publicación de Voces del extremo parece haber sido el detonante que ha permitido que la figura de El niño de Elche tome una mayor notoriedad. Sin embargo, solo en este 2015 y entre otros diversos proyectos como su actuación en el Sónar interpretando Raverdiales (de la que ya hablamos aquí), son ya tres los discos publicados por el artista. Tres discos diferentes en fondo y forma, en los que Francisco Contreras se ha dejado acompañar por diferentes músicos y metodologías de trabajo, que tienen como nexo común la figura de un intérprete brutal, que radicaliza lo que ofrece sin perderse en la experimentación hasta el punto de olvidar el objetivo principal de toda propuesta musical, que es el disfrute del oyente.
Como no habíamos hablado aún de su obra en un marino en la orilla, finalmente nos hemos decantado por un post donde recojamos los tres álbumes de 2015, cada uno en un sello y circunstancia diferentes, y que sirve para entender qué es y qué podemos esperar de El Niño de Elche.
Calle de Arriba, 73; Niño de Elche & Seidagasa (Knockturne records)
Esta cinta publicada en edición limitada por el sello sevillano Knockturne Records recoge una improvisación musical realizada en la casa del poeta Miguel Hernández que sirve (junto al documental sobre MH, que se puede ver aquí) para poner el broche al impresionante disco de 2013 Sí a Miguel Hernández. Aquí, el cantante y la banda de free jazz visitan la casa natal de Miguel Hernández e, interactuando con el mobiliario de la misma, interpretan hasta ocho cortes que avanzan como las puertas y ventanas que se escuchan abriéndose y cerrándose tras la voz de Francisco, que igual se dedica a cantar con un bote de barro en la boca para buscar una sonoridad especial que tumbado en el suelo bajo la cama de la habitación. Un proyecto, esclavo del momento en el que se grabó, que sirve de radical homenaje a un poeta, según sus propias palabras, fundamental en la formación artística de El Niño de Elche.
Voces del Extremo; Niño de Elche (NDE)
Para Voces del extremo el Niño de Elche se ha reunido de músicos sevillanos para hacer propios los poemas que se mostraron en la cita anual, que lleva el mismo nombre que el disco, del colectivo Poesía de la Conciencia. Los textos, la mayoría cargados de ese desencanto y autocrítica que es sello de identidad de la verdadera izquierda actual, pero con la esperanza de poder voltear el sistema, van desde lo concreto (crítica feroz a Santiago Carrillo en El comunista) a lo general (los consejos de canción del levantado/notificaciones), con un fondo, el que se respira en toda la obra, desde el texto introductorio, de política de calle y asamblea, de anarquismo formal, que atiende más a la gente que a los dirigentes.
Musicalmente la influencia de los dos miembro de Pony bravo (Daniel Alonso y Darío del Moral) se hace evidente, logrando que el disco pueda clasificarse en su concepción como una obra de rock, que por momentos deriva hacia pasajes folk (entre los que, obviamente, entra el flamenco) y la experimentación más o menos controlada. A mí me llegan especialmente la introducción germanófila que es Estrategias de distracción, el hit indiscutible Mercados, y la canción de cantautor Informe para Costa Rica, que le acerca musicalmente al primer Carlos Cano, y pone literalmente los vellos de punta (lo comprobé en directo en el concierto que cerraba la última edición de zemos'98) en los casi seis minutos que dura hasta que pronuncia el nombre de Costa Rica.
Strates; José Sánchez y Niño de Elche (Natural Artifice)
Pero el cd que a mí me tiene literalmente entregado es Strates, el fruto de los encuentros ocurridos en Toulousse entre Francisco Contreras y el guitarrista José Sánchez, en los que han ido estirando las fronteras del flamenco hasta hacerlas invisibles. Las nueve canciones que lo conforman juegan a rascar con los mínimos recursos posibles, emocionando gracias a unas notas de guitarra que se enfrentan a unas reglas (las que impone el flamenco) para romperlas en mil pedazos y la voz de el Niño de Elche, siempre jugando con los límites de lo establecido sin perder su carácter emotivo.
La música, reducida a la mínima expresión de una guitarra (cuando en Parenthèse tomo el absoluto protagonismo lo hace con una belleza sencillamente sublime), llega a recordarme por momentos al Mikel Laboa más austero o a aquellos intérpretes de neoclásica que se entregan a un minimalismo formal para encontrar su discurso, distanciándose de las formas clásicas de lo jondo. Y la voz se enfrenta a su propio aprendizaje para, por caminos antes recorridos, llegar a nuevos destinos. A veces repite una misma estrofa, otras se entrega a melodías tarareadas, y, en aquellas en las que recupera letras de cantes, lo hace (y lo logra con creces) buscando el impacto sobre el oyente desde la mayor economía posible.
Strates es un disco maravilloso, como casi toda la obra de un artista, Niño de Elche, que a día de hoy es la mayor esperanza de la música nacional, así en términos absolutos.
Como no habíamos hablado aún de su obra en un marino en la orilla, finalmente nos hemos decantado por un post donde recojamos los tres álbumes de 2015, cada uno en un sello y circunstancia diferentes, y que sirve para entender qué es y qué podemos esperar de El Niño de Elche.
Calle de Arriba, 73; Niño de Elche & Seidagasa (Knockturne records)
Esta cinta publicada en edición limitada por el sello sevillano Knockturne Records recoge una improvisación musical realizada en la casa del poeta Miguel Hernández que sirve (junto al documental sobre MH, que se puede ver aquí) para poner el broche al impresionante disco de 2013 Sí a Miguel Hernández. Aquí, el cantante y la banda de free jazz visitan la casa natal de Miguel Hernández e, interactuando con el mobiliario de la misma, interpretan hasta ocho cortes que avanzan como las puertas y ventanas que se escuchan abriéndose y cerrándose tras la voz de Francisco, que igual se dedica a cantar con un bote de barro en la boca para buscar una sonoridad especial que tumbado en el suelo bajo la cama de la habitación. Un proyecto, esclavo del momento en el que se grabó, que sirve de radical homenaje a un poeta, según sus propias palabras, fundamental en la formación artística de El Niño de Elche.
Voces del Extremo; Niño de Elche (NDE)
Para Voces del extremo el Niño de Elche se ha reunido de músicos sevillanos para hacer propios los poemas que se mostraron en la cita anual, que lleva el mismo nombre que el disco, del colectivo Poesía de la Conciencia. Los textos, la mayoría cargados de ese desencanto y autocrítica que es sello de identidad de la verdadera izquierda actual, pero con la esperanza de poder voltear el sistema, van desde lo concreto (crítica feroz a Santiago Carrillo en El comunista) a lo general (los consejos de canción del levantado/notificaciones), con un fondo, el que se respira en toda la obra, desde el texto introductorio, de política de calle y asamblea, de anarquismo formal, que atiende más a la gente que a los dirigentes.
Musicalmente la influencia de los dos miembro de Pony bravo (Daniel Alonso y Darío del Moral) se hace evidente, logrando que el disco pueda clasificarse en su concepción como una obra de rock, que por momentos deriva hacia pasajes folk (entre los que, obviamente, entra el flamenco) y la experimentación más o menos controlada. A mí me llegan especialmente la introducción germanófila que es Estrategias de distracción, el hit indiscutible Mercados, y la canción de cantautor Informe para Costa Rica, que le acerca musicalmente al primer Carlos Cano, y pone literalmente los vellos de punta (lo comprobé en directo en el concierto que cerraba la última edición de zemos'98) en los casi seis minutos que dura hasta que pronuncia el nombre de Costa Rica.
Strates; José Sánchez y Niño de Elche (Natural Artifice)
Pero el cd que a mí me tiene literalmente entregado es Strates, el fruto de los encuentros ocurridos en Toulousse entre Francisco Contreras y el guitarrista José Sánchez, en los que han ido estirando las fronteras del flamenco hasta hacerlas invisibles. Las nueve canciones que lo conforman juegan a rascar con los mínimos recursos posibles, emocionando gracias a unas notas de guitarra que se enfrentan a unas reglas (las que impone el flamenco) para romperlas en mil pedazos y la voz de el Niño de Elche, siempre jugando con los límites de lo establecido sin perder su carácter emotivo.
La música, reducida a la mínima expresión de una guitarra (cuando en Parenthèse tomo el absoluto protagonismo lo hace con una belleza sencillamente sublime), llega a recordarme por momentos al Mikel Laboa más austero o a aquellos intérpretes de neoclásica que se entregan a un minimalismo formal para encontrar su discurso, distanciándose de las formas clásicas de lo jondo. Y la voz se enfrenta a su propio aprendizaje para, por caminos antes recorridos, llegar a nuevos destinos. A veces repite una misma estrofa, otras se entrega a melodías tarareadas, y, en aquellas en las que recupera letras de cantes, lo hace (y lo logra con creces) buscando el impacto sobre el oyente desde la mayor economía posible.
Strates es un disco maravilloso, como casi toda la obra de un artista, Niño de Elche, que a día de hoy es la mayor esperanza de la música nacional, así en términos absolutos.
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