martes, 11 de noviembre de 2014

royksopp, the inevitable end (2014)

Bailar con lágrimas en los ojos debe ser esto. El quinto disco de Royksopp (su último álbum largo, aunque no se despiden definitivamente y seguirán publicando en otros formatos) define un nuevo estado de ánimo en el pop electrónico.
Esto puede sonar exagerado, o incluso inverosímil, pero solo hay que escuchar You Know I have to go (pilar de The inevitable end, el catalizador que lo lleva a alcanzar cotas de grandeza) para darse cuenta. O I had this thing. O Rong. O Running to the sea. O Sordid affair.

Respecto a You know I have to go, la maravillosa, estremecedora y expresiva voz de Jamie McDermott (colabora en cuatro canciones más del disco, definitivamente, las mejores del álbum) es todo lo que uno puede esperar en esos momentos en los que sabes que no hay más remedio que hacer lo que tienes que hacer, aunque pese.
Esa canción es pura magia suspendida en el aire. 


Pero también vamos a poder bailar y no parar con The inevitable end en las ya mencionadas I had this thing, Sordid affair, Save me o Running to the sea (estas dos últimas cantadas por Susanne Sundfor). Running to the sea, otro de los highlights, da comienzo con un piano que nos adentra en una evocador crescendo que nos lleva a la gloria absoluta. 

En The inevitable end también es protagonista absoluta Robyn, una de las musas de Royksopp (y nuestra). A las ya conocidas Monument (aquí adaptada al sonido de este disco) y Do it again (más orgánica y envolvente, se puede encontrar como bonus track en la edición deluxe del disco) del ep que publicaron este año conjuntamente, se añade la escalofriante Rong, otra maravilla que nos hace pensar que el mundo es muy injusto, ya que Robyn no es una estrella mundial.


Sin lugar a dudas, este es el mejor disco de los noruegos, el colofón perfecto a un año en el que no han parado de darnos alegrías. Seguro que lo siguen haciendo, sea en el formato que sea.

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