miércoles, 9 de marzo de 2016

especial fernando alfaro, cap.3. su etapa en solitario


El primer disco bajo su nombre, amparado por Los Alienistas, que no son otros que los sospechosos habituales que siempre han acompañado a Fernando, vendría en 2007, después de Koniec de Chucho (hasta el momento el último disco del grupo, cosa que se remediará este mismo año, en breve) en 2004, y de la gira de reunión de Surfin' Bichos en 2006. Como poner el pasado en orden para seguir adelante.

Un primer disco bajo su nombre, pero realmente un paso más en el camino, una continuación a una carrera discográfica que a estas alturas ya se antoja totalmente única e irrepetible.
Más tarde, en La vida es extraña es extraña y rara (2011) Alfaro se dejaría producir por Raül Fernández Refree, introduciendo una nueva visión a sus canciones, pero Carnevisión, como comentaba antes, bien podría pasar por ser ese disco de Chucho que nunca se dió. Problemas de sueño, por ejemplo, es una buena muestra de eso.

Carnevisión es un disco que ha ganado con el paso de los años, un disco en el que Fernando Alfaro se muestra optimista y enérgico (tremenda secuencia de inicio). Aún sin ser una pieza clave en su dilata discografía es un disco muy a tener en cuenta.


Y Fernando Alfaro abrió todas las ventanas. Las abrió y dejó entrar el aire. No es que la habitación estuviera estancada, quizás es que solo hacía falta ventilar, dejar correr el aire porque sí. Ese aire lo proporciona Refree, que sin alterar una manera de hacer, le da nuevos bríos.  La vida es extraña y rara se inicia con una locución, pero enseguida entra Alfaro, como si estuviera justo aquí al lado, como si nunca se hubiera ido, como si siempre hubiera estado aquí. Se inicia con dos de las mejores canciones de sus discografía, Extintor de infiernos y Camisa hawaiana de fuerza. Aquí, da la impresión de que para Alfaro, la vida es extraña y rara, sí, pero menos dolorosa que de costumbre. Sensación que se recrea con los preciosos arreglos del disco: las palmas de Los heróes podridos, el piano de Extintor de infiernos, el tono casi tropical del inicio de Teléfono de atropellados o el de western fronterizo de Un viaje largo, largo (con la colaboración en las voces de Nacho Vegas).  Hijo de perra o Gol psicológico parecen sacadas de un disco perdido de Chucho, mientras Himno del caminante kamikaze con su espectacular parte final completa otro disco para enmarcar de su autor.

De La vida es extraña y rara se publicó un anexo en forma de ep, con Extintor de infiernos como pieza central. En él, destacamos la preciosa Guajiro loco, de aires juguetones, y la muy Alfaro Puteaños feliz.

Con La vida es extraña y rara Fernando, como los grandes actores de teatro, volvía a ser él. Volvía de un infierno particular y renació para nosotros, para que cada telón levantándose fuera un renacer. Lo fue primero a solas, con Raül Fernández y con banda completa. Y se lo aplaudimos y lo agradecimos. Pero una vez olvidado el pasado tocaba confirmar que se puede vivir sin nostalgia o, al menos, sin necesidad de ella. Y Saint malo es eso, el mejor disco del nuevo Alfaro, una obra maestra que se va colando poco a poco en nuestro sistema circulatorio hasta formar parte de nosotros, hasta depender tanto de él como en su día lo fuimos de Hermanos carnales o Los diarios de petróleo.

Saint malo tiene algunas canciones que no necesitan ni media escucha para hacerse clásicas de pura inmediatez. Velero, arrancando las venas, Se aniquila piso o La luna aplastada tienen ese punch que tuvieron en su día Fuerte o Revolución. Golpean directamente a noquear. Y entre medias Tempus fugit, Me hiere, no me hiere, La edad media, Pijama de fantasma o Eso fue todo hacen el justo contrapunto para que no muramos del dolor. Son una balsa de elegancia absoluta, que no buscan el subidón del momento sino ir colándose poco a poco en nuestros corazones. Unos acompañantes de lujo a los dos soplos en el corazón, diferentes pero igual de trascendentes, que son Saariselkä Stroll y La eternidad. Cuchillas emocionales que dejan cicatriz. Imposible asimilarlas sin dejar de ser la misma persona, sin paralizarnos de frío con la primera o parar de llorar con la segunda. Dos canciones que solo alguien que forma parte de nuestras vidas puede cantarnos. Solo él tiene permiso para hacerlo. Y para que nosotros le dejemos.

Y después están las referencias clásicas de Alfaro que ayudan a que nos sintamos parte de su universo. Los juegos de palabras, esas citas que fuera de sus fronteras parecerían absurdas pero que, una vez entras en el juego, tienen todo el sentido del mundo. Como buscar en el mapa el parque de Saariselkä, subirnos al ascensor de Herodes o repetir incansablemente la palabra cucurbitácea. Detalles que nos demuestran que todo sigue siendo igual de extraño, hermoso y raro.

Texto de Javier Ruiz excepto Saint malo, de Manolo Domínguez.


10 canciones de Fernando Alfaro. Una selección de Javier Ruiz y Manolo Domínguez.
(todas en el spotify, menos las enlazadas Problemas de sueño y Los cuatro vientos)

1 Saariselkä Stroll "Tú eres mi vida, qué guapa eres" "Cucurbitácea, cucurbitácea, cucurbitácea". Solo Alfaro puede hacernos cantar esto y no sentirnos ridículos, sino todo lo contrario.
Llévame a ese parque, lejos, que es nuestro futuro. Cucurbitácea, cucurbitácea, cucurbitácea, cucurbitácea, cucurbitácea, cucurbitácea, cucur...

2 La eternidad Un escalofrío con cada escucha, un llanto desesperado en la canción de amor más cruda que jamás haya escuchado. La eternidad, no morir jamás y no ir al médico jamás. Y yo te prometo hacerte el café cada mañana, mi dulce Amaya Sara.

3 Problemas de sueño Tengo un problema, que te he conocido, y como te he conocido, ahora no te puedo olvidar, y quiero olvidar que tengo que recordar olvidarte, pero se me olvida, aunque lo tengo que recordar

4 Camisa hawaiana de fuerza Una camisa para cada loco, una isla para cada loco. Toda la locura que yo te pueda dar, disimulada entre estampados de flores, cocos, piñas y tequilas para subir esa escalera que acaba en tu corazón. Y reirnos del fin de mundo, juntos tú y yo.

5 La luna aplastada Como en Hermanos carnales hiriendo con cada guitarrazo, directos a las entrañas en un libro que se acaba como una máquina de libros que se acaban. Son los días luz que anuncian el futuro. El futuro de ese chucho perdido que volvemos a encontrarnos en la calle.

6 Extintor de infiernos Cuando uno lo que quiere, cuando llega el momento, es un extintor de infiernos, es que algo no ha ido muy bien durante el camino. Pero por favor, traédmelo, que todavía no me puedo marchar.

7 Los cuatro vientos El Alfaro exultante, el predicador que lleva la razón, y los coros de Isabel León para hacernos llorar de emoción, y las cuerdas para que suenen cuando tú y yo éramos libres y salvajes.

8 Guajiro loco Voy a asesinar a todo el mundo, menos a ti, y después bailaremos juntos, con una palmera detrás, y la tarde cayendo en el mar. Nos quedaremos solos en el mundo, everybody but you.

9 La edad media La vida reducida a un día. Desde el nacimiento al amanecer del día hasta el ocaso de un niño de siete años. Y el sol del mediodía desplomándose mientras Javi caía al interior del pozo ciego, como en un himno marcial de quien sabe que el objetivo es el propio fin. El fin del hombre que muere siempre de noche.

10 Himno del caminante kamikaze El himno de guerra de quien solo lucha contra sí mismo, contra sus nubes y tormentas, bajo el sol radiante del mañana. El optimismo de un perdedor, de un hombre marcado con cicatrices en sus brazos y en su alma, que no tiene claro si la guerra aún sigue o se acabó. Cuando ya no sabe si seguir luchando o acabar como el kamikaze que ha sido en el pasado.

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