lunes, 7 de marzo de 2016

agustín parejo school en caac, sevilla

Desde el 30 de Enero y hasta el 22 de Mayo se puede visitar en el centro andaluz de arte contemporáneo la exposición dedicada al colectivo malagueño Agustín Parejo School, que durante las décadas de los 80 y 90 estuvo actuando, en la mayoría de ocasiones de forma anónima, en la capital malagueña, ampliando su círculo ocasionalmente a distintas localidades de la comunidad andaluza. Nosotros asistimos a una de las visitas guiadas que se programaron el 28-F, con motivo de la celebración del día de Andalucía, y conocimos mucho de este colectivo que nació en la calle Agustín Pareja de Málaga que, de no haber contado con las explicaciones de la guía, se nos habrían escapado en su mayoría.



Lo primero que descubres del trabajo realizado por los miembros de Agustín Pareja School, ya desde la pintada con el mensaje en alemán que ilustra la entrada a la sala donde se ubica la exposición (que se usó en su día como leit motiv del colectivo),  es su reivindicación del momento y el carácter efímero de sus acciones, ya que habitualmente tenían como escenario las propias calles de la ciudad, donde se ubicaban, sin firmar, las actuaciones que iban realizando, en sintonía con el trabajo que en otros países realizaban multitud de artistas callejeros. La mayor diferencia con estos es el marcado carácter político de sus acciones. En la exposición se comprueba esto inmediatamente, reflejada por ejemplo en la obsesión de APS con la iconografía soviética, que vivía sus últimos momentos por entonces. Prueba de ello es el trabajo Du côté de l'URSS, donde simulan una invasión soviética a la costa del sol, análoga a la que los europeos hicieron años antes con el turismo, con la realización de pintadas en la capital malagueña de textos en cirílico con el nombre del colectivo. Posteriormente, estas acciones ilustraban fanzines que se repartían en los que se podía observar parte del trabajo. Otro ejemplo es una imagen famosa de Lenin fallecido junto al texto Sábana santa, reivindicando el carácter icónico de la figura del líder comunista.


También impresiona en la exposición la sala donde se representa parte del trabajo Sin Larios, en el apoyaban la propuesta realizada al ayuntamiento de Málaga para la sustitución de la estatua del Marqués de Larios por el de La alegoría del trabajo, reviviendo el acto que ya se hizo en tiempos de la segunda república (cuando se bajó la figura de marqués, que terminó tirándose al mar), como expresión política del acceso del pueblo a las instituciones, pero que el régimen franquista restituyó años después. Pero APS decide no perder su esencia irónica y popular, y aprovechan la imagen gráfica de la marca de ginebra Gin Larios para realizar todo un merchandising oficial del proyecto con el texto, cambiando la G por una S. Esta propuesta, obviamente, no tuvo éxito por parte de un ayuntamiento que no cedió a bajar a su marqués del pedestal.

Otro de las señas de identidad de los malagueños fue el uso de la confusión como herramienta artística. Por ejemplo cuando, creando una instalación en la Expo'92 modificando la señalética de la Exposición, confundieron al público que se acercó aquellos días al recinto de la cartuja, en otra instalación que duró poco pero impactó lo necesario. O, coincidiendo con las elecciones generales de 1986, crear toda una campaña para la elección de MORENO como diputado, con cartelería e incluso mítines improvisados que sorprendía a una población que no había escuchado hablar hasta entonces de ese nuevo líder político. De esta acción se encuentra una grabación y algunos carteles en la exposición.



Pero, aunque la mayoría de sus obras sucedían en las calles, APS no renunció a los museos y, por ejemplo, coincidiendo también con la exposición universal, dentro del contexto de acercamiento de ambas culturas, el museo de arte contemporáneo de Sevilla expuso el trabajo del artista caribeño Lenin Cumbe en colaboración con Agustín Parejo School, que se trasladó y contactó con el artista, desembocando en la instalación de 12 televisores que habían sido pintados por Cumbe con imágenes populares, para reclamar la vuelta del debate y la conversación a los bares de las islas, algo que se había ido perdiendo con la introducción progresiva de la televisión en los locales. Lo que pocos sabían es que este artista en realidad no existía y todo era una invención más de los malagueños. 4 de ellos se encuentran actualmente en el CAAC, y se puede observar como APS utiliza la estética naif y arraigada en las calles que muchos artistas latinoamericanos abrazan en su trabajo.



E incluso en el terreno musical APS tuvo incursiones, colaborando con la banda de rock industrial U.H.P., y participando activamente (algunos de sus socios fundadores, los hermanos Rogelio y Antonio López Cuenca) en Peña Wagneriana, grupo que grabó un mini-lp en 1987 en el sello de Lebrija Matasellos, y que tuvo una repercusión considerable en Radio 3 el año de su grabación. En ese disco se encontraba el hit Ojú que caló, un tema que fue durante un tiempo cortinilla de presentación de Discópolis y que ahora es tanto o más reivindicable que entonces.


Así, cuando al final de la exposición nos encontramos con el diseño El final de la historia, que nosotros hemos asociado (sin confirmar) a la separación de Isabel Sartorius y el entonces príncipe Felipe de Borbón, junto a la no oficial disolución del colectivo (hemos comprobado que al menos Rogelio López Cuenca ha seguido explorando caminos similares en su trabajo) empezada ya la década de los 90, comprobamos el valor de una gente que consiguió durante años movilizar o, al menos activar, conciencias desde lo urbano a lo artístico, dándole una vuelta de tuerca al concepto de arte callejero, el Agit-prop y el surrealismo. Y, además, nos hemos encontrado con un hit de características descomunales que no debería faltar en ninguna fiesta que se precie de despeñaperros para abajo.





Fotografías de Amaya Granell, excepto El final de la historia, archivo CAAC.



Aquí se puede ver el clip de Peña Wagneriana:

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