Los Punsetes han llegado a su quinto disco manteniendo las coordenadas de su sonido y su manera de contar las cosas. Y no es fácil, lo han logrado llegando hasta aquí en un envidiable estado de forma. Cuatro discos en los que han perfeccionado su búsqueda de la gran canción pop definitiva. Y en este quinto, lo han vuelto a hacer.
Porque si es de alabar dar giros y contínuos cambios en el sonido, también lo es no hacerlo y seguir tan lozano como en el primer día. Porque el inmovilismo también es una virtud. Que la gente se viene arriba con los cambios y aquí no hay quién duerma.
Aunque bueno, tampoco vayamos a pensar que Los Punsetes llevan haciendo la misma canción 10 años (que quizás sí, y aquí paz y después gloria). En ¡Viva! creo que llevan el concepto a su máxima expresión, consiguiendo la producción más acertada para sus canciones de toda su discografía.
Además es que me siento muy identificado con lo que cuentan: me siento identificado con el Miedo, con el pajillero en horas bajas de Presagios de partida o con la luz de esperanza de Camino. Con el desencanto cachondo en general, vaya. Y no es porque me vaya la guasa, es que me va el desencanto.
Y además (otro además, en !Viva¡ todo es derroche) es que han conseguido una secuencia de canciones a las que no se les puede poner peguita alguna. Un tiro tras otro sin apenas despegar el pie del acelerador.
10 años haciendo canciones que molan, dame la gloria que ya me busco la paz. Javier Ruiz
Porque si es de alabar dar giros y contínuos cambios en el sonido, también lo es no hacerlo y seguir tan lozano como en el primer día. Porque el inmovilismo también es una virtud. Que la gente se viene arriba con los cambios y aquí no hay quién duerma.
Aunque bueno, tampoco vayamos a pensar que Los Punsetes llevan haciendo la misma canción 10 años (que quizás sí, y aquí paz y después gloria). En ¡Viva! creo que llevan el concepto a su máxima expresión, consiguiendo la producción más acertada para sus canciones de toda su discografía.
Además es que me siento muy identificado con lo que cuentan: me siento identificado con el Miedo, con el pajillero en horas bajas de Presagios de partida o con la luz de esperanza de Camino. Con el desencanto cachondo en general, vaya. Y no es porque me vaya la guasa, es que me va el desencanto.
Y además (otro además, en !Viva¡ todo es derroche) es que han conseguido una secuencia de canciones a las que no se les puede poner peguita alguna. Un tiro tras otro sin apenas despegar el pie del acelerador.
10 años haciendo canciones que molan, dame la gloria que ya me busco la paz. Javier Ruiz
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