viernes, 10 de febrero de 2017

canciones favoritas siglo XXI, parte 3 (del 20 al 1)

20 Rihanna Diamonds Poco/as artistas pueden presumir del catálogo de hits que ostenta Rihanna. Muy poco/as. Sus cancionacas barra hits se cuentan por decenas, pero entre todas ellas, Diamonds es, quizás, la mejor de todas ellas. Diamonds, más sutil que de costumbre en sus formas, cala poco a poco, pero pronto se destapa como la gran canción que es.

19 Fennesz Endless summer Endless summer no es una canción, es un estado de ánimo. Toda la discografía de Fennesz lo es, desde el verano eterno que se disimula aquí en una playa desierta al invierno de Black Sea. Pero justo aquí se sublimó esa combinación perfecta entre melodía e inspiración para elevarnos unos pocos centímetros del suelo. Los suficientes para ver como el sol se esconde tras el horizonte mientras el mar se va quedando solo.

18 The White Stripes Seven Nation Army Probablemente el hecho de que Seven Nation Army haya sido exprimida hasta la extenuación, en salas, conciertos, estadios o despedidas de solteros, ha lacrado un poco la consideración que podríamos tener hacia ella. Pero, si logramos abstraernos de todo ello, resplandece de nuevo el hit que realmente es, empujado por ese riff de bajo que arrastra toda la canción hacia la gloria.

17 Chvrches The Mother We Share Si hay algo que hace destacar a Chvrches por encima del resto, eso es su emocional manera de utilizar los instrumentos en sus canciones. Los sintetizadores en The mother we share consiguen que te sumerjas en el gran misterio que es esta canción, arropándote, aunque no consigas descifrar que es lo que compartimos.

16 Beyoncé Crazy in love Beyoncé inicio su carrera en solitario por todo lo alto, con una canción que se convirtió en clásico instantáneo desde el mismo día de su publicación. Una canción exuberante, que mira al pasado para posicionarse poderosamente en el futuro.

15 Nacho Vegas El Ángel Simón La verdad descarnada emerge en este ejercicio de expiación que actúa como exorcismo para el propio Nacho. Siempre he dudado sobre si es lícito confundir valentía con calidad, pero siento que aquí no es necesario hacerse la pregunta porque en el Ángel Simón se encuentran ambas cosas. El mejor Nacho Vegas, el más inspirado y el más valiente. El más dolorido, con un dolor tan fuerte que casi se siente uno incómodo acercándose a la intimidad de ese colchón manchado.

14 Drake Hotline bling Drake es un artista de canciones, esto es un hecho, y Views la mejor demostración de ello. Casi siempre irregular, sí, pero cuando acierta toca el cielo como nadie, hace añicos los corsés del hiphop y nos regala magia. Lo ha hecho dentro de su discografía y en colaboraciones (especialmente con la otra gran hacedora de hits del siglo XXI, Rihanna), y lo ha sublimado con este Hotline bling que es pegajoso, caliente y superlativo. Como la mejor forma de entender el reggae en el siglo 21, Hotline bling se tiñe de calidez para hacerse imprescindible. Como Drake, cuando quiere.

13 Migala Instrucciones para dar cuerda a un reloj "Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan, no lo saben, lo terrible es que no lo saben, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj."

12 Antònia Font Batiscafo Katiuscas Durante los casi quince años que estuvieron en activo (durante finales del siglo XX y principios del siglo XXI) Antònia Font fueron el mejor grupo del mundo. Sí, algo muy subjetivo, tanto como esta lista, que solo atiende a estados emocionales. Como los que vemos en Batiscafo Katiuskas, una de las mejores canciones de su carrera y la que hemos elegido como número 12.

11 Sufjan Stevens Impossible soul son 25 minutos en los que nos encontramos a cada una de las reencarnaciones que Sufjan Stevens nos ha ofrecido a lo largo de su carrera discografíca. Una canción río que nunca quieres que se acabe y, cuando lo hace, solo queda sentirse un poco huérfano, un poco desamparado. Pero con la certeza de que Sufjan Stevens es uno de los innegables talentos de este nuevo siglo.

10 Daddy Yankee Gasolina Si hay algo que ha marcado el presente musical del siglo XXI es la influencia de un sonido que no ha llegado directamente de la cultura anglosajona, sino que se ha forjado en las barrios de las capitales centroamericanas, trascendiendo de forma meteórica y absorbiéndose rápidamente por la cultura popular. Y, aunque también es cierto que este se ha ido dulcificando hasta deshacerse como azucarillos en el café, por el camino ha dejado hitos como esta Gasolina, donde se coquetea musicalmente con el hiphop old-school, cargándose de erotismo y disparando a machete unas bases que son pura dinamita. Daddy Yankee ha ido perdiendo fuerza con el tiempo, pero aquí, y en todo Barrio fino, logró un impacto que está aún lejos de asimilarse y valorarse como merece.

9. Future Islands Seasons (waiting on you) Están las canciones normalitas, luego están las buenas y luego está Seasons (waiting on you). Una canción que encuentra su lugar en las estrellas a través de una melodía irresistible, de una fuerza que Samuel T.Herring plasma a la perfección con su voz y de ese misterio indescifrable que solo las canciones extraordinarias tienen.

8. Joe Crepúsculo Mi fábrica de baile El indie necesitaba un hit que no se bailara mirándose las zapatillas sino gastando sus suelas en la pista de baile. Un trallazo que funcione fuera del contexto pseudointelectual de la música con criterio y tenga capacidad para triunfar tanto en un festival como en una boda o un cotillón de fin de año. Y esa canción es Mi fábrica de baile, el mejor alegato hedonista de la discografía de Joe Crepúsculo, cargada de canciones escritas para la posteridad. Cualquiera que haya estado en un concierto del Crepus sabe que el momento en el que empieza a sonar el teclado que abre el tema es pura catarsis entre el público y que algo diferente va a suceder, siempre. Porque así es como se escribe la historia de la música.

7 Morrissey The first of the gang to die Uno de los grandes clásicos que deja la carrera de Morrissey en solitario es este The first of the gang to die, una de las canciones que protagonizaba su comeback en 2004. De formas clásicas y certeras, con un Morrissey en plena forma vocal y alimentando su amor en la comunidad hispana, The first of the gang to die deja patente que aunque no siempre atinado, el innegable talento de Morrissey nos sigue entregando momentos brillantes.

6 M.I.A. Paper planes Arular sentó las bases de un nuevo sonido y Kala, especialmente con Paper planes, lo expandió a todo el mundo, que asumió este alegato social y político como se ha hecho con la fotografía del Ché, vacíandola de contenido y relegándolo a la figura de icono puramente estético. Porque Paper Planes son en realidad dos canciones, una si rebuscas el significado de los disparos que sobrevuelan el estribillo y otra si cuelas su melodía en un anuncio de televisión. Pero, como solo ocurre con las obras mayúsculas, de ambas interpretaciones sale airosa, porque la fuerza del fraseo de M.I.A., la compañía de DIPLO y el acierto al arrancar el riff del tema de The Clash Straight to hell convierten a la canción en el mayor hit de la carrera de la cingalesa, que ha sabido colarse en el mainstream sin renunciar a sus principios éticos y morales.

5 Astrud Mentalismo Un martes al mes, creo recordar que el primero, Genís se unía al chat de la web de Austrohúngaro para charlar con quienes se quisieran conectar. Amaya y yo lo hacíamos el resto de los días. Ella no tenía internet en casa y la política de Empresa le impedía instalarse el Messenger en la oficina, así que esa fue nuestra solución para esquivar la censura laboral. Por entonces aún no conocía los cuarenta pasos que separaban su piso del trabajo, y que ella debía recorrer cuatro veces al día, ni había estado en el salón de su casa donde cada noche, al finalizar la jornada, sonaban los discos de Austrohúngaro y otros tantos que se amontonaban junto al equipo de música. Yo aún no había visto nevar ni ella había subido al monte gurugú del parque de Maria Luisa. Los dos sabíamos que Mentalismo no habla de esto sino de todo lo contrario, pero a nosotros eso no nos importaba. Si os contamos nuestra versión seguro que lo llamaríais cursilería.

4 Portishead The Rip Portishead, uno de los grupos de finales del siglo XX, regresaron en 2008, publicaron un disco avasallador, y se esfumaron. The Rip, de letra misteriosa y esperanzadora, es una canción capaz de sacarte del letargo más profundo con su increíblemente bello y épico in crescendo y la voz de Beth Gibbons guiando el nuevo camino hacia la luz.

3 Miley Cyrus We can't stop No puedo escuchar esta canción disociada de las imágenes del videoclip que xxxx realizó para promocionarla. No puedo porque ambas cosas son una sola, la pérdida de la inocencia y la entrada, a saco y cargada de excesos, en la edad adulta. Miley Cyrus lo ha hecho y lo ha hecho a lo grande. Sexo, drogas y pop mainstream. La nueva juventud baila twerking y hace cola en el baño para meterse las rayas que harán que la noche no acaba nunca en una fiesta que terminará en la piscina del chalet, con el corazón a ciento cincuenta pulsaciones por las pastillas y los graves de la música retumbando en el pecho. We can’t stop es un cuento de Disney con un final diferente, uno mucho más real en el que la princesa no se casa con el príncipe azul sino que se entrega al hedonismo de quien no tiene futuro sino solo presente. Un cuento escrito por alguien que ha crecido de golpe, al menos a nuestros ojos.

2 The XX Angels XX fue la gran revelación. Un disco de esos que cambian el curso de la música. No solo una obra maestra, sino un antes y un después. Por eso es tan difícil meterse en el papel de quienes tiene que entregar una continuación a un álbum de esas características. Sin embargo, Coexist no parece haber nacido con esa obsesión, y Angels es el mejor ejemplo de ello. Un antihit que congela todo lo que le rodea aún más que sus predecesores. Como un iceberg del polo sur que en su interior esconde la piedra filosofal. Aparentemente tan accesible, pero terriblemente resbaladizo y profundamente bello.

1 Kanye West Runaway En estos tiempos de perdida de iconos musicales (aunque siempre han ido mucho más allá y abrazaban otras disciplinas) es difícil saber ver y encontrar los sucesores de todas las grandes figuras del siglo XX. Aunque bien pensando, no se trata de encontrar sucesores que continúen el legado de estos iconos, sino más bien nuevas figuras que lleven más allá el estado de la industria actualmente. Que sean capaces de sobreponer la volatilidad del sonido que impera en las listas de éxitos, que sean capaces de ir más allá del formato mp3 y la demolición del disco como concepto. No tenemos duda de que una de estas figuras es Kanye West, primer artista del siglo XXI que sin duda será más grande, mucho más grande de lo que es ahora, y no es poco. Entre su excelsa e inmensa discografía, Runaway (My beautiful dark twisted fantasy, 2010) es uno de los grandes logros del controvertido Sr.West. 9 minutos en los que pervierte el rap y el hip hop y nos ofrece una pieza en la que el piano es el protagonista que nos guía a través de un ego que muchas veces no entendemos, pero que que no podemos evitar adorar. Y nos guía a un final en el que la sección de cuerda nos hiela la sangre. Que Dios bendiga a Kanye West.



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