Get Ready, LONDON, 2001
El rosario de la Aurora en el que se convirtió el grupo con Republic, con Bernard y Peter abiertamente enfrentados, solo podía deparar lo que deparó. Pero eso no es importante cuando se puede seguir in it for the money. Eso fue en parte el fichaje por LONDON tras el fin de FACTORY y aún más lo es este regreso donde lo más destacable (en negativo) es la pérdida de personalidad en su sonido. Aquí New Order son una banda de Adult Oriented Pop con canciones defendibles vestidas para no desentonar en una fiesta de empresa de las de emprendedores rancios con aspiraciones a comerse al de al lado.
Y las colaboraciones con que cuentan no pueden ser más esclarecedoras; Bobby Gillespie para avisar de que este es un disco de guitarras y Billy Corgan para apuntar al rock de estadio. Dos curiosidades que ayudan a describir Get Ready más que cualquier cosa que se cuente sobre él. Con todo, el estribillo de Primitive Notion sigue teniendo magia, Turn my way tiene su aquél, Rock the shack no es peor que muchas de las canciones de los Primal Scream actuales y Crystal no deja de ser un single resultón. Pero así, en conjunto, poco, muy poco, de quienes fueron tan importantes y ahora parecen un jarrón roto cuyas piezas se han unido pegándolas con billetes. Manolo Domínguez
Waiting for the sirens' call, LONDON, 2005
Cuánto antes lo diga, menos duele: Waiting for the sirens's call es el peor disco de New Order. Su disco más flojo, el que peor aguanta el tipo. Ni el ingenioso diseño del disco por parte de Peter Saville lo salva.
Anclado en un desafortunado e insulso pop rock, sus once canciones navegan (y naugrafan) sin ningún tipo de personalidad o cualquier distintivo que las haga destacar o llamar timidamente la atención. Tan solo la canción titular, Krafty o Turn (¡menudo estribillo!) consiguen salvar los muebles.
Waiting for the sirens' call es el último disco (junto al hermano gemelo -en todos los sentidos- Lost sirens) en el que Peter Hook participó. Pero ni siquiera él y sus melodías de bajo pudieron salvar el desastre.
En lo que se refiere al controvertido Lost sirens, prácticamente podemos decir lo mismo que en el párrafo de arriba. En esta caso, I'll stay with you destaca sobre el resto (¡el bajo!) poderosamente. Javier Ruiz
Music complete, MUTE, 2015
¿Quién iba a pensar que New Order resurgirían de sus cenizas en 2015? Pues lo hicieron, demonios, vaya que si lo hicieron. Y ellos, conscientes, entregaban su mejor disco en años. Como si de una celebración se tratara, Music complete actúa como una sesión sin descanso donde nos encontramos a las diferentes clases de los mejores New Order en canciones vibrantes y con pulso renovado. A los post punk en Singularity, a los más techno en Plastic o a los más disco en People on the high line. Incluso a los más inclasificables en Tutti frutti o Stray dog. También a los más pop en Nothing but a fool o Superheated. Y todo ello en canciones sobresalientes, como hacía tiempo que no ocurría en el grupo.
Un disco que los renueva y los situa de nuevo como relevantes. Por lo menos en nuestros corazones de seguidores de su música. Javier Ruiz
El rosario de la Aurora en el que se convirtió el grupo con Republic, con Bernard y Peter abiertamente enfrentados, solo podía deparar lo que deparó. Pero eso no es importante cuando se puede seguir in it for the money. Eso fue en parte el fichaje por LONDON tras el fin de FACTORY y aún más lo es este regreso donde lo más destacable (en negativo) es la pérdida de personalidad en su sonido. Aquí New Order son una banda de Adult Oriented Pop con canciones defendibles vestidas para no desentonar en una fiesta de empresa de las de emprendedores rancios con aspiraciones a comerse al de al lado.
Y las colaboraciones con que cuentan no pueden ser más esclarecedoras; Bobby Gillespie para avisar de que este es un disco de guitarras y Billy Corgan para apuntar al rock de estadio. Dos curiosidades que ayudan a describir Get Ready más que cualquier cosa que se cuente sobre él. Con todo, el estribillo de Primitive Notion sigue teniendo magia, Turn my way tiene su aquél, Rock the shack no es peor que muchas de las canciones de los Primal Scream actuales y Crystal no deja de ser un single resultón. Pero así, en conjunto, poco, muy poco, de quienes fueron tan importantes y ahora parecen un jarrón roto cuyas piezas se han unido pegándolas con billetes. Manolo Domínguez
Waiting for the sirens' call, LONDON, 2005
Cuánto antes lo diga, menos duele: Waiting for the sirens's call es el peor disco de New Order. Su disco más flojo, el que peor aguanta el tipo. Ni el ingenioso diseño del disco por parte de Peter Saville lo salva.
Anclado en un desafortunado e insulso pop rock, sus once canciones navegan (y naugrafan) sin ningún tipo de personalidad o cualquier distintivo que las haga destacar o llamar timidamente la atención. Tan solo la canción titular, Krafty o Turn (¡menudo estribillo!) consiguen salvar los muebles.
Waiting for the sirens' call es el último disco (junto al hermano gemelo -en todos los sentidos- Lost sirens) en el que Peter Hook participó. Pero ni siquiera él y sus melodías de bajo pudieron salvar el desastre.
En lo que se refiere al controvertido Lost sirens, prácticamente podemos decir lo mismo que en el párrafo de arriba. En esta caso, I'll stay with you destaca sobre el resto (¡el bajo!) poderosamente. Javier Ruiz
Music complete, MUTE, 2015
¿Quién iba a pensar que New Order resurgirían de sus cenizas en 2015? Pues lo hicieron, demonios, vaya que si lo hicieron. Y ellos, conscientes, entregaban su mejor disco en años. Como si de una celebración se tratara, Music complete actúa como una sesión sin descanso donde nos encontramos a las diferentes clases de los mejores New Order en canciones vibrantes y con pulso renovado. A los post punk en Singularity, a los más techno en Plastic o a los más disco en People on the high line. Incluso a los más inclasificables en Tutti frutti o Stray dog. También a los más pop en Nothing but a fool o Superheated. Y todo ello en canciones sobresalientes, como hacía tiempo que no ocurría en el grupo.
Un disco que los renueva y los situa de nuevo como relevantes. Por lo menos en nuestros corazones de seguidores de su música. Javier Ruiz
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