miércoles, 24 de septiembre de 2014

every day is yours to win

Tres años harto. Low of defenses. Perezosa y tonta. I want to be well. What have I done to deserve this?. Para qué pensar. A day in the life. Please, please, please let me get what I want. Everyday is like sunday. Miquel a l'accés 14. Mistaken for strangers. She's lost control. Personal Jesus. Magic. Four tears in her face. Get me away from here, I'm dying. Lady Dilema. God only knows. Alone again or. More than this. Dins aquest iglú. El canto del bute. Un día usted morirá. Déjame llorar. Jugar con los coches. I don't know what I can save you from. Every day is yours to win

Todo eso son nombres de canciones. Canciones en las que se cuentan historias y vivencias al límite. Historias y vivencias muchísimo más emocionantes que las que vivo yo. Las vidas de los demás siempre son mejores y más entretenidas que las nuestras, ¿verdad?.

Por eso, tras una ruptura con la rutina de los últimos cinco años, con la comodidad de una estabilidad y un futuro cercano más o menos organizado, de repente uno lo rompe y se ve abocado al abismo del tiempo libre. De repente uno se ve inmerso en la temible hoja en blanco de su vida. En el protagonista (in)voluntario de todas las canciones del mundo. En la emoción y el miedo de estar metido en un proceso que no sabes cómo va a seguir y a terminar. Cómo si estuviera anclado en una primera estrofa y no supiera cuándo va a llegar el estribillo.

                                                                            (la imagen es de J. Aramburu)

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