miércoles, 16 de marzo de 2016

especial fernando alfaro, cap.4. el inicio de chucho: ladrándole al infierno y acariciando la felicidad

Con el cadáver de Surfin' Bichos todavía en la habitación, nacía el chucho. Todavía cachorro, pero ya lleno de energía y rabia. Fernando Alfaro iniciaba otra aventura, que al final vendría a ser tan decisiva como la anterior. Pero eso todavía estaba por pasar.

Alfaro da comienzo a Chucho en 1995 con un ep de 4 canciones (más un pasodoble). En él ya se establecen las coordenadas del proyecto: fuerza, garra y ganas de comerse el mundo. También la facilidad para adaptar cualquier tipo de género a su forma de hacer canciones y siempre salir victoriosos.
Ya enseñan los dientes y cantan desde la visceralidad (aunque esto en este caso no es ninguna novedad). Destaca la salvaje Breath o la más pop Esto es mi sangre.

Primera toma de contacto con el chucho, lo mejor estaba aún por ocurrir...

En 1997 se publica 78, el primer disco del grupo. En 78 pulen y dan brillo al sonido ofrecido en el ep (las canciones realmente eran demos, primeras tomas) y consiguen un álbum no a la altura de lo que más tarde ofrecerían (Tejido de felicidad y Los diarios de petróleo son obras maestras), pero sí sobresaliente y perfecto como primer gran paso del grupo.

78 se vio potenciado por la inclusión de El detonador EMX-3 en la banda sonora de la película Abre los ojos (también en la bso se incluyó un remix de la canción en clave drum and bass), una jugada de la que creo salieron muy beneficiados. Pero 78 era mucho más que esa (maravillosa) canción, era otro montón de temas en los que Alfaro impregnaba su potente imaginario y nos volvía a sorprender. De la calma tensa de Sal, Sin piel o Mi anestesia a las más pop y exultantes Pegado a tu pies o Un ángel turbio, en la que se recuperan los gloriosos coros de Isabel León.

No falta ese lado más al límite, más punk, en El ángel inseminador o Cerca del animal ("quiero joderte con mi cámara de fotos por toda la piel").

De 78 se extrajo un ep con dos canciones inéditas. Se trataba de Sal ep, donde además de la titular y la instrumental Paracaídas que cerraba 78, se incluía la preciosa 3 filas de dientes y la electrónica casi industrial Inés Groizard.

Antes de terminar el siglo, en 1999, llegaba Tejido de felicidad. Una obra mayúscula, como poco al nivel de lo mejor de Surfin' Bichos. Un viaje por el amor, los sentimientos y los instintos, que explota desde el principio, exalta la amistad y la esperanza, se convierte en carne, se emociona y se aleja como un avión que se pierde entre las nubes. Un disco al que no le sobra ni un segundo y que sabe tocar, como en la acupuntura, los puntos exactos para despiezarte por dentro y fuera.

Tejido de felicidad es la confirmación de que Chucho no era solo la vía de escape de Alfaro tras Surfin' Bichos, sino una banda tan importante como aquella. El sonido ha evolucionado, entran pequeños guiños electrónicos, pero la esencia es parecida. Las tripas de Fernando hechas arte. Cirujano patafísico te empuja a mil por hora en una espiral de instintos primarios. Magic o Revolución son himnos potenciales sobre el amor y la amistad, Alicia rompecuellos acaricia y araña a partes iguales, Mare nostrum tiene el vértigo de las canciones apocalípticas del pasado y El mundo en un segundo genera una ternura infinita. Solo algunos ejemplos de un disco perfecto.

Además el trabajo de Kaki Arkarazo a la producción consigue que cada detalle, cada matiz, se muestre en su justa medida. Como cuchillas cuando corresponde (Hamorambre, Erección del alma...), bañado en confeti (Magic), como terciopelo húmedo (El mundo en un segundo o ese "pobrecito este perro, chucho perdido en el tiempo" que directamente me hace llorar cada vez que lo escucho) o con todo a la vez y sin anestesia (Alicia rompecuellos). Yo me atrevería a decir que es el disco de toda la discografía de Alfaro con el que más disfruto de su sonido. Algo que lo hace aún más importante, más imprescindible.

Y, como colofón, la banda lo presentó con un gira muy particular, Triple Zero, en la que en cada ciudad se celebraban tres conciertos, uno acústico, otro más electrónico y un tercero con el formato estándar, que tenía carta de presentación física en un ep del mismo nombre en el que se le dio una vuelta a cuatro temas del disco (Cirujano patafísco, Hamorambre, Perruzo y una F-foto tuya -remezclada por Astrud-), donde los papararara de Hamorambre, el salvajismo de Perruzo o el acompañamiento de Manolo Martínez en una F-foto tuya demuestran lo que ya sabemos, que el Chucho sabe lamer, acariciar y morder según el momento y las circunstancias.

Tras algo así, parecía difícil, muy difícil, pensar que se podría mantener el nivel, pero nosotros no conocíamos los diarios de petróleo.

Chucho EP, 78 y SAL ep por Javier Ruiz y Tejido de felicidad y Triple Zero por Manolo Domínguez.

3 comentarios:

  1. 'Tejido de Felicidad' creo que siempre será mi disco favorito de Chucho, porque se subliman en él esos dos extremos que tanto domina Alfaro, el pop y el rock, tanto por separado: por ejemplo "Magic" (pop) y "Perruzo" (rock), como juntos: por ejemplo "Alicia Rompecuellos" (pop-rock). ¿Haréis otros especiales con la trayectoria de Joaquín Pascual?

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  2. El Detonador de Almas. Concepto oscuro, bestial y primigenio: esa es la culminación del proyecto llamad Chucho.

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  3. Uf, cuando sonó el detonador en Sevilla estaba ya superentregado al concierto. A mí en realidad me cuesta ver que haya un proyecto llamado Chucho, sino varios nombres para algo muy importante llamado Alfaro.

    Y lo de los especiales van por impulsos. Ahora mismo, al menos yo, no me veo haciendo ningún especial en un tiempo, que me terminan saturando, pero en un futuro cualquiera sabe. Depende más de nuestros arrebatos temporales que otra cosa. Por ejemplo aquí influyó que Saint malo lo tuve unos cuantos meses en barbecho y cuando lo cogí fue como muy obsesivo. Y de ahí al resto fueron unos pasos.

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