lunes, 31 de julio de 2017

sant miquel nos explica su cancionero

No nos podíamos resistir pedir a Miquel Cañellas que nos contará más sobre el alucinante disco que ha publicado recientemente. El disco que ha visto la luz bajo el sello Snap! Clap! Club y que es una genialidad absoluta tanto en contenido como en continente. Unas canciones prensadas en una edición cuidad hasta (absolutamente) el último detalle y a la que ha acompañado un vídeo de 20 minutos en el que se pueden escuchar tres de las canciones de este disco (las imágenes están extraídas de ese vídeo)

Muchísimas gracias Miquel por acceder a contarnos todo esto.

"Para un marino en la orilla:

Los cinco temas del cancionero de Sant Miquel los compuse durante los últimos dos años.
Letra y melodía surgen a la vez, normalmente mientras ando por la calle de camino a casa.
Una frase lleva a la siguiente, y así hasta que la doy por acabada, pasados escasos minutos.
Sólo quedan las que han surgido así, no por imposición, sino porque son las más bonitas. Las
letras no tienen un significado concreto, al menos que yo sepa, sino que son juegos de
lenguaje y de sonidos que salen de una sola vez. Lo interesante, a mi parecer, es la atmósfera y
las imágenes que cada una de las canciones es capaz de evocar.
Aclarado este asunto, voy a explicar la composición musical, la grabación, la producción y los
referentes de cada una de las canciones.

OSOS PARDOS
Esta canción fue la última que compuse, hace ya dos inviernos. La hice en dos momentos
diferentes de dos días sucesivos. Una noche de luna llena pensé en dos osos pardos luchando
(la verdad es que no se por qué son pardos, nunca he visto uno, y no se como son). Al día
siguiente, cenando, me hice una herida debajo de la lengua. Me levanté de la mesa y fui al
espejo del cuarto de baño a mirármela. Al levantarme la lengua pensé en los primeros versos
de la canción ("con dos alas en la espalda y el cuchillo bajo la lengua"). Del cuarto de baño a la
habitación, surgieron los siguientes ("entra mi hombre a su morada, toda cubierta de yedra"). En la
habitación, ya guitarra en mano, los enlacé con la imagen de los osos del día anterior, y así
terminé la canción.
Al día siguiente se la enseñé a mi amiga Sara de Umbría (la productora del cancionero), y ella
se encargó de convertir la melodía de voz que yo había hecho, en algo más complejo y rico.
Elaboramos las subidas y las bajadas que debía hacer la voz, teniendo en cuenta la tensión y
distensión que provocaban, en relación también con la letra.
Esta canción tenía el cometido de ser la introducción del disco, una breve descripción del
paisaje en el que van a suceder el resto de cosas. El bosque al lado de la playa. Para ello,
queríamos que algunas percusiones, puntuales y dispuestas en el espacio de quién las escucha,
generaran los sonidos de un bosque. Usamos unas castañuelas, unos crótalos, una caja china,
y hasta el sonido de un cuchillo rozando un guante de cota de malla.



SACRIFICIO
Esta canción fue la última en pasar por el proceso de producción artística, en el que nos
esforzamos en que cada canción tuviera su identidad y su atmósfera concreta. La letra de la
canción tenía mucha fuerza por si sola, y no sabíamos que añadirle. Pensamos que necesitaba
una segunda melodía de guitarra, pero no había manera de que nos saliera nada que valiera la
pena. Después de tardes enteras de intentar sacar algo (con el calor insoportable del verano),
me vino a la cabeza una melodía. Era la melodía de una canción que había hecho Sara tiempo
atrás con el ordenador, cuando estaba aprendiendo a usar el Ableton. Se lo comenté y vimos
que encajaba casi perfectamente, con algunas notas solapándose y generando un efecto
extraño pero interesante. Sara sacó la melodía con la guitarra, y así lo hicimos. Así
conseguimos darle esa línea de serpiente que recorre la canción.

El remate final de la guitarra está tan inspirado en el final de la canción Sacrificio de Klaus & Kinski que a veces me cuesta saber cuál es cuál. La coincidencia en el título no es algo
muy pensado, simplemente pasó así.

COSTALERO
Esta canción es la más vainilla de todas. Es la que menos me gusta del disco, por ser
demasiado explícita, pero entiendo que es bonita. La hice una noche de una tirada, pero en
casa. Tanto Sara como yo decidimos desde el principio que está canción sería tan sólo la voz
en primer plano y la guitarra. Limpias y puras ambas. Esta canción es el corazón del
cancionero, su punto más dramático.

CASTILLO
Castillo tiene la función de contener, en sonidos, el imaginario que rodea el proyecto de Sant
Miquel. Es la canción con más elementos concretos, tanto en la letra como en la música.
Tanto el cajón como la guitarra nos dieron muchos problemas a la hora de grabar. Yo no era
capaz de tocar los escasos minutos que dura sin destrozarme los dedos con las cuerdas de la
guitarra. El cajón, si se improvisaba, no tenía ningún sentido y le quitaba fuerza a toda la
composición. Finalmente, le pedimos a Óscar Huerta, guitarrista de varios grupos que
conocemos, que tocara la guitarra de Castillo. Efectivamente lo hizo, e incluso la mejoró. Para
el cajón, nos sentamos un día a componer la percusión golpe por golpe, sin tener ningún
conocimiento musical académico. Lo hicimos con dibujos, partituras abstractas sobre la letra
de la canción (aquí un rizo, aquí un racatá, aquí un pamtapam). Así, construimos la percusión
del cajón para que acentuara contrapuntos, y diera fuerza en distintos momentos, hasta que
entraran las palmas finales.
Castillo es como una procesión de caballeros pasando por un puente levadizo.



LOS PINARES
Esta canción ya es otra cosa. Es el cierre del cancionero, en el que la voz se abre y entran
pianos y tambores. La idea de esta canción era que tuviera un final instrumental espectacular
y larguísimo. Imaginábamos un tema con sonidos que vinieran de todas direcciones, algún
sintetizador, percusiones…Cuando nos dimos cuenta, lo que habíamos compuesto duraba más
o menos lo mismo que las otras canciones, no llega a los tres minutos. Finalmente, llevamos a
lo esencial todas nuestras ideas, y dejamos tan sólo los tambores (simétricos a los que abren
Osos Pardos), dos remates de palmas, y la melodía final del piano. Esa melodía arabesca y
oscura que suena en el límite del disco, justo cuando se está fundiendo, es mi parte favorita
del disco.


Todas las canciones suenan como suenan por el trabajo de grabación del maravilloso Gerard
Civat en los Estudis Crema. Entendió muy bien que lo que queríamos era algo limpio, físico y
real. Creo que esta manera de grabar y de producir las canciones, las dota de un carácter
antiguo y bien hecho. Se lo agradezco mucho, y también a Sara de Umbría por su talento e
implicación."

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