miércoles, 29 de abril de 2015

la discografía de christina rosenvinge: tu labio superior (2008), la joven dolores (2011) y lo nuestro (2015)

Christina Rosenvinge, tu labio superior (2008) + tu labio inferior (2009)

Y, por fin, llega el disco más aclamado de su discografía. Y no nos atrevemos a decir que no sea merecido. El arranque es inconmesurable. La distancia adecuada, Anoche (el puñal y la memoria), Eclipse y Tu boca muestran cuatro caras de Christina Rosenvinge, distintas pero complementarias: de la calmada catástrofe de la primera hasta la carnalidad de la última, todo suma para tenernos entregados desde el principio. Después vuelve el recuerdo al pasado neoyorquino con Las horas o los aires arrastrados de la época de cerrado cuando suena Nadie como tú para, de golpe, arrancarse con efectivos guitarrazos de soft-garage con Tres minutos, que no dañan pero dejan magníficas sensaciones. Y, por si aún no estábamos suficientemente entregados, el piano de Animales vertebrados acompañando una melodía que escapa del pop más convencional aparece para dejar claro que Christina escapa hasta de los mejores libros de estilo. Solo Por la noche se queda por debajo del listón del sobresaliente en el que, sí, podría ser, el mejor de sus discos hasta ese momento.

Pero, con todo, a Christina le debería parecer poco, porque unos meses después se descolgaba con las cuatro canciones de Tu labio inferior, que no desmerecen a las de su hermano mayor, y de entre las que destacaría A contrapelo, donde se mezcla una melodía alegre y adictiva con esas letras de urbanismo melodramático tan marca de la casa para cerrar un álbum de los de pasar a la historia. manolo

Christina Rosenvinge, la joven dolores (2011)

Con el nuevo status adquirido tras Tu labio superior, con Christina Rosenvinge alcanzando el reconocimiento que siempre tuvo que tener, se lanza La joven Dolores, su octavo disco de estudio. Otro disco sobresaliente, otra demostración de que Christina es uno de nuestros músicos más importantes.
Canción del eco es sentar cátedra desde el inicio, pero el nivel se mantiene a lo largo de todo el álbum, con canciones como la fronteriza y fabulosa Tu sombra (remitiendo a sus primeros discos), las certeras Mi vida bajo el agua, Weekend o La idiota en mi (mayor) o las increíbles La noche del incendio o Debut (maravillosa manera de cerrar el disco).

Aquí encontramos canciones que pasan a formar parte de lo mejor de su discografía, en otro acierto absoluto en su carrera, en la que ya es difícil encontrar pasos en falso. javi

Christina Rosenvinge, lo nuestro (2015)

Lo nuestro no cumple las expectativas. Al menos si esas son las del viraje electrónico que nos vendieron en la promoción previa a su publicación. Y menos aún para quienes escucharon nombres como el de Suicide o Silver Apples en las referencias. El nuevo álbum de Christina Rosenvinge es mucho más coherente con su pasado de lo que podía parecer. No hay catarsis sino evolución. Una evolución marcada por los métodos de trabajo, el uso de los sintetizadores y las horas en casa, donde se ha ido construyendo un álbum más personal, más oscuro, menos épico, pero tan necesario como sus dos cimas, Tu labio superior y La joven dolores. Un álbum donde la mano de Raül Refree se intuye pero no domina, como debe ser cuando algo llega tan trabajado al estudio como lo han hecho estas canciones.

Y el primer zarpazo llega con La tejedora, de sonidos tenebrosos para una letra de reivindicación que contiene buena parte de todo lo anunciado a la hora de presentar el lp. Está ese sonido más sintético y la oscuridad, pero sin perder todo aquello que ha ido formando a la artista que ahora es, incluidos esos gritos que tanto le gusta colar en sus canciones, que en cualquier otra persona sonarían ridículos, pero que ella los revierte hasta convertirlos en marca personal. En esa línea también nos encontramos con La muy puta, efectista aunque menos impactante, y la que es sin lugar alguno una de las cimas del disco e incluso toda su discografía, la preciosa Lo que te falta, con unas programaciones que crean un clima de tensión hipnotizante que explotan justo en un estribillo que se queda sellado a la primera escucha.

Pero no todo el disco sigue esta línea, Christina no se ha olvidado del folk de dormitorio, el que apoya la historia de autoconfirmación de Pobre Nicolás, Romeo y los demás o Níquel, que se hace comatoso en Alameda, recordándonos las influencias americanas de gente como Bill Callahan. Tres canciones que desarman en la voz susurrada de Christina, que no baja el listón en casi ningún momento. Hasta casi nos convence con la nota más disonante del disco, la extraña Alguien tendrá la culpa, con coros infantiles que parecen traídos de alguna tribu a cualquier barrio de este país que se nos cae encima.

Y también encontramos, aparte de en la ya citada Lo que te falta, esas canciones más pop que nunca abandona en su obra. La más explícita y brillante Segundo acto, que parece retratar la crisis del ciudadano medio actual, con mujer, hijos y una vida convencional, a las que solo se le encuentran las grietas al escarbar, o La absoluta nada, más comedida y relajada, menos grandiosa pero efectiva, que certifican que los puntos flojos de este disco no bajan del notable.

Lo nuestro es perfecto para abrir el diálogo, ¿es la cima de su carrera? ¿está al nivel de sus dos anteriores? ¿es más personal, más sincero? Yo me atrevería a decir que sí, pero claro, yo soy muy de dejarme llevar. Y, por supuesto, no tengo la última palabra. manolo

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