Última carta a los nadadores. El otro día escribí a Jesús, y ayer mismo me contestó.
Las otras dos cartas a los nadadores, epistola ad natatores, están aquí: la de Manolo y la de Nacho.
Como ya hemos comentado estos días, la ilustración es de Amaya.
Muchas gracias a los dos, a Jesús y Amaya por participar en esta nueva locura de los exnadadores.
Palma, 8 de abril de 2015
Jesús, comentas en tu primera misiva que siempre has sido de buen conformar. Literalmente "entre mi falta de criterio y mis gustos acumulativos, un disco de un grupo que me gusta suelo disfrutarlo per se".
Esto también me ocurre a mí. Si en un momento dado un grupo me hace tilín, vamos, que me gusta mucho, muy mal tienen que hacerlo para que no siga disfrutando sus discos. Soy fiel. Fiel y de costumbres arraigadas y absurdas.
Como comentas, también mi falta de criterio es crucial para esto. Mientras la gente (como ya sabéis amigos, la gente siempre está en busca del mejor disco que han escuchado nunca con cualquier colección de canciones que les pasa por delante) ya pasa total y absolutamente de un grupo, a mí me siguen teniendo ahí, comprándoles sus cds y sus vinilos. Ilumíname, me lo debes, tengo todos tus discos en diferentes formatos.
Os cuento esto, no sé bien por qué. Será porque me he visto muy reflejado en esa persona que se retrata en la carta de Jesús. Últimamente pienso mucho también en lo de los guilty pleasures y la ironía. Cada vez más harto de los dobles sentidos. Pero no de los dobles sentidos guays y divertidos, sino de los que buscan dejar en mal lugar. Y no digamos ya de los guilty. Si resulta que me gustan Take That, no encuentro el motivo por el que me tengo que sentir culpable. Otra cosa es que me esté acercando peligrosamente a los 40 y me guste un grupo como Take That, pero ese es otro tema que si queréis también podemos comentar otro día.
Por eso me gusta tanto un grupo como Sagrado Corazón de Jesús. Porque entiendo que lo que cuenta y lo que hace, lo hace de verdad. De verdad de la buena. Que sus referencias vitales tienen mucho que ver con las mías. Y como en todo, para que algo nos llegue nos tenemos que identificar con ello.
Ay! Las metáforas. Ese mundo. Mencionas a Parade, el más grande en España haciendo las metáforas más maravillosas. Pero puedes estar tranquilo Jesús, por letras como la de La nueva carne o Etapa imperial ya te has ganado el cielo. Y no es que lo diga yo, que total, lo dice un mueble y tiene más relevancia, es que semejantes maneras de contarnos las cosas no tiene parangón. Yo ya me lo temía, pero llevas razón, la revolución no se ha televisado. Y aún así, ahí estamos, pegados a los medios, como si nos fueran a contar la verdad.
Por lo menos la que nos importa a nosotros.
Madrid, 14 de abril de 2005
Qué bien que me viene lo de Take That: Logroño, 1995, después de desterrar a Mecanos y Madonnas de mi vida para siempre, porque lo que procedía era Radio 3. Enciendo la radio y empieza a sonar una canción empalagosa. El caso es que me gusta, y tengo el visto bueno de Radio 3, así que no puede estar mal que me guste. Termina la canción y el locutor revela que estamos escuchando "Back For Good" de Take That, y que estoy escuchando los 40 principales. Me sentí gilipollas un breve instante, pero probablemente me pusiese el Immaculate Collection (en cassette original, esta vez ya sí) para celebrar el fin de mis 2 años de integrismo. "Perfection is over, Sheffield is over, the fear is over, guilt is over (...), irony is over", dice Jarvis en "The Day After The Revolution". Y si lo dice Jarvis, es que es verdad, ¿no? ¿Qué se puede añadir al respecto?
No sé muy bien cómo acercarme al resto de ideas que lanzas, además de agradeciendo la mención a Táctel. Así que evitaré seguir dando gracias e iré al meollo. Las letras... Yo qué sé, cualquier palabra repetida suficientes veces pierde significado. Y haciendo una letra eso es un peligro muy grande, de modo que prefiero hacerlas bastante rápido porque si no, acaban no siendo nada. Que me perdone quien me tenga que perdonar, pero pasa un poco con las letras de Fangoria y Corcobado (y muchos más, pero no conozco tan bien su obra). Manejan una serie de lugares comunes en su mitología, tormentosos, sentimentales, poéticos incluso, que yo no soy capaz de utilizar. Claro, que lo que puede pasar es que, como María y yo en el vídeo, trazan una línea argumental sobre la que trabajar y luego se dejan llevar por el péndulo de la rima (las imágenes y recursos en el caso del clip). Por lo tanto, mi percepción de las canciones no puede ser la misma que la del oyente, yo veo muy claro el núcleo, y mi trabajo es que viendo el exterior sea suficientemente atractivo. Ya, si el oyente quiere profundizar...
Aquí he sacado a relucir un concepto en los que voy a abundar un poco, el de "trabajo". Desde que hago canciones respeto más a cualquier trabajador de la canción. Genís, sin ir más lejos, es un orfebre del sonido, e Hidrogenesse no tienen remilgos a la hora de hacer músicas para Asus. Y eso no contamina su obra. Como si Wagner no hubiese sido un sacacuartos de Luis II de Baviera. ¡Y hay quien se lleva las manos a la cabeza! Mercantilizar la música tiene un halo de suciedad, pero no se le exige a un ceramista o un alpargatero que no quiera vender su producto.
Llevo un par de días dando vueltas al papel que desempeña el oyente en las canciones. He escrito y reescrito este último párrafo un montón de veces. El formato carta me ha permitido desarrollar varias ideas que me rondaban la cabeza, pero tal vez haya acabado con la improvisación y la naturalidad, espero no haber aburrido demasiado al lector. Igual que al hipotético oyente de las canciones: si estás leyendo esto, ten en cuenta que no hay hidden agenda. Que "Locus amœnus" ha sido más fruto del azar y la improvisación que de una idea de dominación cultural, no lo permita el ser superior, si es que existe. Y que es pop. No es nada más, y nada menos. En esto los tres exnadadores y ahora marineros estarán de acuerdo conmigo, estoy casi seguro.
¡Gracias por dejarme este hueco en "Un marino en la orilla"!
Un besito, Jesús
Las otras dos cartas a los nadadores, epistola ad natatores, están aquí: la de Manolo y la de Nacho.
Como ya hemos comentado estos días, la ilustración es de Amaya.
Muchas gracias a los dos, a Jesús y Amaya por participar en esta nueva locura de los exnadadores.
Palma, 8 de abril de 2015
Jesús, comentas en tu primera misiva que siempre has sido de buen conformar. Literalmente "entre mi falta de criterio y mis gustos acumulativos, un disco de un grupo que me gusta suelo disfrutarlo per se".
Esto también me ocurre a mí. Si en un momento dado un grupo me hace tilín, vamos, que me gusta mucho, muy mal tienen que hacerlo para que no siga disfrutando sus discos. Soy fiel. Fiel y de costumbres arraigadas y absurdas.
Como comentas, también mi falta de criterio es crucial para esto. Mientras la gente (como ya sabéis amigos, la gente siempre está en busca del mejor disco que han escuchado nunca con cualquier colección de canciones que les pasa por delante) ya pasa total y absolutamente de un grupo, a mí me siguen teniendo ahí, comprándoles sus cds y sus vinilos. Ilumíname, me lo debes, tengo todos tus discos en diferentes formatos.
Os cuento esto, no sé bien por qué. Será porque me he visto muy reflejado en esa persona que se retrata en la carta de Jesús. Últimamente pienso mucho también en lo de los guilty pleasures y la ironía. Cada vez más harto de los dobles sentidos. Pero no de los dobles sentidos guays y divertidos, sino de los que buscan dejar en mal lugar. Y no digamos ya de los guilty. Si resulta que me gustan Take That, no encuentro el motivo por el que me tengo que sentir culpable. Otra cosa es que me esté acercando peligrosamente a los 40 y me guste un grupo como Take That, pero ese es otro tema que si queréis también podemos comentar otro día.
Por eso me gusta tanto un grupo como Sagrado Corazón de Jesús. Porque entiendo que lo que cuenta y lo que hace, lo hace de verdad. De verdad de la buena. Que sus referencias vitales tienen mucho que ver con las mías. Y como en todo, para que algo nos llegue nos tenemos que identificar con ello.
Ay! Las metáforas. Ese mundo. Mencionas a Parade, el más grande en España haciendo las metáforas más maravillosas. Pero puedes estar tranquilo Jesús, por letras como la de La nueva carne o Etapa imperial ya te has ganado el cielo. Y no es que lo diga yo, que total, lo dice un mueble y tiene más relevancia, es que semejantes maneras de contarnos las cosas no tiene parangón. Yo ya me lo temía, pero llevas razón, la revolución no se ha televisado. Y aún así, ahí estamos, pegados a los medios, como si nos fueran a contar la verdad.
Por lo menos la que nos importa a nosotros.
Madrid, 14 de abril de 2005
Qué bien que me viene lo de Take That: Logroño, 1995, después de desterrar a Mecanos y Madonnas de mi vida para siempre, porque lo que procedía era Radio 3. Enciendo la radio y empieza a sonar una canción empalagosa. El caso es que me gusta, y tengo el visto bueno de Radio 3, así que no puede estar mal que me guste. Termina la canción y el locutor revela que estamos escuchando "Back For Good" de Take That, y que estoy escuchando los 40 principales. Me sentí gilipollas un breve instante, pero probablemente me pusiese el Immaculate Collection (en cassette original, esta vez ya sí) para celebrar el fin de mis 2 años de integrismo. "Perfection is over, Sheffield is over, the fear is over, guilt is over (...), irony is over", dice Jarvis en "The Day After The Revolution". Y si lo dice Jarvis, es que es verdad, ¿no? ¿Qué se puede añadir al respecto?
No sé muy bien cómo acercarme al resto de ideas que lanzas, además de agradeciendo la mención a Táctel. Así que evitaré seguir dando gracias e iré al meollo. Las letras... Yo qué sé, cualquier palabra repetida suficientes veces pierde significado. Y haciendo una letra eso es un peligro muy grande, de modo que prefiero hacerlas bastante rápido porque si no, acaban no siendo nada. Que me perdone quien me tenga que perdonar, pero pasa un poco con las letras de Fangoria y Corcobado (y muchos más, pero no conozco tan bien su obra). Manejan una serie de lugares comunes en su mitología, tormentosos, sentimentales, poéticos incluso, que yo no soy capaz de utilizar. Claro, que lo que puede pasar es que, como María y yo en el vídeo, trazan una línea argumental sobre la que trabajar y luego se dejan llevar por el péndulo de la rima (las imágenes y recursos en el caso del clip). Por lo tanto, mi percepción de las canciones no puede ser la misma que la del oyente, yo veo muy claro el núcleo, y mi trabajo es que viendo el exterior sea suficientemente atractivo. Ya, si el oyente quiere profundizar...
Aquí he sacado a relucir un concepto en los que voy a abundar un poco, el de "trabajo". Desde que hago canciones respeto más a cualquier trabajador de la canción. Genís, sin ir más lejos, es un orfebre del sonido, e Hidrogenesse no tienen remilgos a la hora de hacer músicas para Asus. Y eso no contamina su obra. Como si Wagner no hubiese sido un sacacuartos de Luis II de Baviera. ¡Y hay quien se lleva las manos a la cabeza! Mercantilizar la música tiene un halo de suciedad, pero no se le exige a un ceramista o un alpargatero que no quiera vender su producto.
Llevo un par de días dando vueltas al papel que desempeña el oyente en las canciones. He escrito y reescrito este último párrafo un montón de veces. El formato carta me ha permitido desarrollar varias ideas que me rondaban la cabeza, pero tal vez haya acabado con la improvisación y la naturalidad, espero no haber aburrido demasiado al lector. Igual que al hipotético oyente de las canciones: si estás leyendo esto, ten en cuenta que no hay hidden agenda. Que "Locus amœnus" ha sido más fruto del azar y la improvisación que de una idea de dominación cultural, no lo permita el ser superior, si es que existe. Y que es pop. No es nada más, y nada menos. En esto los tres exnadadores y ahora marineros estarán de acuerdo conmigo, estoy casi seguro.
¡Gracias por dejarme este hueco en "Un marino en la orilla"!
Un besito, Jesús
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