miércoles, 21 de junio de 2017

lorde, melodrama (2017)

Cuando un disco me gusta de la manera que lo ha hecho Melodrama me ocurre lo siguiente: me obsesiono (otra vez la obsesión, sí), no puedo pensar claramente en otra cosa que no sean las canciones de ese disco, no puedo dejar de escucharlo una vez tras otra y llega un punto en el que me atascó en determinadas canciones para no tener que escucharlo entero y derrumbarme ante su inmensidad. Es algo que me resulta hasta enfermizo. Llega un punto en el que desvirtuo ese disco, tanto que tengo que alejarme de él unos días para poder reestructurarlo en mi cabeza y así volver a poder escucharlo de nuevo y otra vez asombrarme ante tal maravilla. Y así todo el rato. Vivo en un bucle contínuo de asombro y síndrome de Stendhal. Emocionante, sí, pero también agotador.

Melodrama es el segundo disco de la neozelandesa Lorde, tras un debut en 2013 que ya era sobresaliente y que sigue tan vigente y arrebatador como el primer día. Un disco por el que no pasa el tiempo y por el que nunca se hará la suficiente justicia. Un disco de pop electrónico que destaca, sobretodo, por la sinceridad que desprende y en el que los aciertos y los hits se cuentan por doquier. Pero hete aquí que se publica Melodrama (lo que los norteamericanos llaman sophomore abum), dispara todas las expectativas, y consigue otro gran disco que añadir a su meteórica carrera con tan solo 20 años. Unos últimos años de su vida de los que hemos sido testigos y que estoy viviendo más intensamente y están dando más de sí que, prácticamente, los míos. Bueno, esto último es una exageración, claro, pero así aprovecho y pongo en situación.
Poco más de 40 minutos de música que nacen desde el mainstream más inquieto con vocación de comerse el mundo, auténtica y genuina música para las masas. Música para cambiar el mundo y hacernos más felices. Noto que inmediatamente después de la publicación de este disco hay una perturbación diferente en la fuerza que me ata al suelo.

Con un tono más abierto y con un enfoque más luminoso que Pure heroine, las canciones de Melodrama fluyen como un grupo de pequeños meteoritos en el espacio que no quieren separar sus rutas. Canciones que se convierten en piezas vitales por la pasión con la que están interpretadas, por el vigor que poseen. Ya sea en la fuerza de Green light o The Louvre, la oscuridad de Sober y Homemade dynamite, o en el tecno pop triunfal en Supercut (con su irresistible frase "'Cause in my head -in my head-, I do everything right") o el precioso retrato de la juventud de Perfect places, aquí no hay lugar para algo que no sea la magnificencia. Incluso la parte central del disco, con sus reprises y sus segundas partes, está integrada en el todo y nos ofrecen algunos de los mejores momentos del álbum.

Melodrama es lo que se vendría llamando un disco generacional, te coja en la generación que te coja. Un disco que marca tu momento vital. Sin duda, un disco de 10/10. Javier Ruiz

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