martes, 28 de marzo de 2017

los planetas, zona temporalmente autónoma (2017)

Zona temporalmente autónoma no es el disco político de Los Planetas. Tampoco el mejor. Dos estrofas, una adaptación de un cántico popular y un título robado no hacen barricada. Ni una versión de Yung Beef oculta el bosque. Zona temporalmente autónoma tiene cosas buenas y cosas malas. Y quedarse solo con lo uno o lo otro podría terminar siendo un error. Pero al final dos respuestas fuera de lugar en unas entrevistas y tres anécdotas en el disco lo han sacado todo de contexto. Basta con atender la letra de la canción que da nombre al nuevo álbum del grupo y nos damos cuenta de que el anarquismo se convierte finalmente en una oda al amor sin condicionantes externos. Porque J solo sabe escribir de amor y cuando no es así la caga. Y el resto de las canciones no andan lejos de esta versión actualizada de José y yo. Las relaciones personales vistas desde un prisma más popular, el que tienen las letras del cante jondo desde los tiempos de Manuel Vallejo.

No es sencillo acercarse de nuevo a un álbum de Los Planetas. Mucho menos después de Una ópera egipcia y de, incluso, haberlos dado por muertos hace no demasiado tiempo. Pero Zona temporalmente autónoma ya está en la calle y es, me atrevería a decir, más de lo que un fan crítico podría esperar. No es perfecto, ni tan siquiera se acerca a serlo, pero hay tanto o más que destacar que defectos se le pueden encontrar. Entre lo primero, la ya convertida en clásico versión del Ready pa morir, el primer single, Espíritu olímpico, la ya mencionada Zona temporalmente autónoma, la delicada Hay una estrella, la prodigiosa adaptación melódica de la letra de Manuel Agujetas en Libertad para el solitario o la muy Unidad de desplazamiento Hierro y níquel. De lo segundo, la insulsa Porque me lo digas tú, tan La Buena Vida mal gestionado (en música y, sobre todo, letra), la excesivamente plana Gitana o ese clásico de su nueva era flamenca, que en más de una de la Ópera naufragó, Ijthad. Entre medias, Una cruz a cuestas, que podría ser un clásico para quien lleve bien la voz entre lo jondo y lo lírico de la menor de las Morente, o el cierre a lo Caja del diablo de Guitarra Roja, que pretende ser mucho más de lo que al final consigue.

Pero de todo lo mencionado, lo más destacable del álbum es que J ha sabido aquí cohesionar como hasta ahora no había logrado sus enseñanzas anglosajonas y sus raíces populares. Porque así Una cruz a cuestas puede ser pop afandangado, Soleá estar más cerca del slowcore (mmm, ¿se sigue usando esta etiqueta?) que de una verdadera soleá y Libertad para el solitario tener de Agujetas solo la esencia, sin necesidad de dejar que la métrica de los distintos estilos domine como en La leyenda del tiempo o de naufragar como en la Ópera.

Así, al final no estamos ante una banda en estado de gloria como en el intervalo del 94 al 2000, ni tan siquiera cerca de aquello, pero sí que han salvado cierto bache creativo y emocional y se han agarrado a aquello que mejor saben hacer para, si no llegar a lo sobresaliente, al menos salir del envite dejando unas sensaciones más que decentes. Las que, siendo sincero, yo ya no esperaba ahora mismo de ellos. Manolo Domínguez

mount eerie, a crow looked at me (2017)

Siento envidia de una de las personas más tristes del planeta. Porque Phil Elverum es una de las personas más tristes del planeta. Su esposa, Geneviève Gosselin, fallecía de cáncer en julio de 2016 y les ha dejado solos, a él y a su hija de solo un año. Y solo unos meses después él ha publicado este álbum en el que habla de la ausencia y de la pérdida, y que respira amor en cada canción, en cada estrofa y en cada lamento que surge de su voz rota para siempre. Y a mí, egoístamente, me gustaría saber expresar qué es el amor como él lo ha conseguido con este disco.

El que probablemente sea el álbum más accesible de toda la carrera de Mount Eerie ha resultado ser el más terrible, extremadamente doloroso. Grabado en la habitación en la que su esposa fallecía y utilizando sus instrumentos musicales, Phil se ha olvidado de su querencia por lo experimental y se ha limitado a sacar de sus entrañas nueve canciones austeras, tan hermosas y frágiles como dañinas. Dañinas para quien no tenga cerradas todas las heridas y se acerque a él sin la conveniente armadura.

Sin embargo, detrás de todo el dolor que desprende, reflejado en anécdotas como ese paquete comprado por la madre que llegó con una maleta para la hija de ambos, que Geneviève compró sabiendo que no llegaría a verla con ella camino del colegio, o en la visión de un cuervo volando por encima de sus cabezas, uno descubre la infinita capacidad de amar de Phil y la pasmosa facilidad que tiene para mostrárselo al mundo en un homenaje imposible de asimilar al cien por cien.

Phil es uno de los hombres más tristes del planeta y yo, moderadamente feliz en mi asimilada vida familiar, siento una tremenda envidia por no saber transmitirle a Amaya cuánto les necesito, de la misma forma en la que el autor de este disco se lo dice a su ya desaparecida esposa. Envidia del arte que ha logrado surgir de esa cruel conjunción de amor y ausencia que es A crow looked at me y que me genera, a la vez, una terrible sensación de culpa por algo que debería ser un cumplido. Ser capaz de extraer la belleza que hay en unas canciones que se han escrito en el negro más desolador posible. Manolo Domínguez

lunes, 27 de marzo de 2017

girls, poco antes del final

SPOILERS COMO UNA CATEDRAL DE GRANDES  (a la altura del 6x07)

A Girls le hacía falta un gran revulsivo. Algo que (a pesar de que la quinta temporada ha resultado ser una de las mejores y más acertadas) nos hiciera encarar la recta final de la serie con verdadera expectación. Y ese algo tiene el tamaño de una lenteja.
Buscando algo totalmente inesperado y drástico para Hannah, se ha logrado poner (prácticamente) contra las cuerdas a buena parte de los personajes.










Evidentemente, este hecho está marcando la acción, ofreciendo de nuevo lo peor de muchos de ellos, sin pudor alguno.
Aunque todo esto está siendo de lo más interesante, no nos libramos del cansinismo extremo de algunos compartamientos que se presentan. Pero Girls no sería Girls si eso no pasara.

Parece que esta temporada está siendo marcada por numerosas y maravillosas escenas que quieren y consiguen emocionar. Escenas como el encuentro en el portal de Hannah y su alter ego en esa patochada de la película (6x05) o el gran tanto del final del 6x06 con la canción inédita de Robyn (después de la inolvidable e icónica escena con Dancing on my own en el 1x03). Aunque si ha habido un punto de inflexión esta temporada ese ha sido el 6x03, un capítulo soberbio y con ganas de remover conciencias.

A menos de un mes para la gran series final, parece que algo está cambiando, parece que el tiempo está pasando para estos personajes, que sí, vamos a echar de menos. De una manera u otra. 

domingo, 26 de marzo de 2017

los lunes: novedades (53)

Nuevo disco de Perfume Genius
El nuevo disco de Perfume Genius (después del sensacional Too bright) se publica a principios de mayo y se presenta con la impresionate Slip away. Slip away sigue la estela de canciones como Queen o Grid y también cuenta con vídeo que se puede ver en youtube.




El debut de Cigarettes after Sex
A principios de junio se publica el disco debut de Greg Gonzalez como Cigarettes after Sex y en el marino no podemos estar más entusiasmados (bueno, Manolo no tanto, pero eso es porque se los va a perder en el Primavera Sound). Después de K. no hemos parado de escuchar esta alucinante Apocalypse, segunda canción que conocemos de este debut. Con este proyecto se nos acaban los adjetivos, nos puede tanta belleza:




El nuevo single de Saint Etienne
Saint Etienne presenta nuevo álbum en junio. Y, como ya es costumbre en la industria musical, esta semana ya se ha presentado el primer adelanto casi 3 meses antes. Una canción en la que consiguen ser ellos mismos sin repetirse, que no es un himno, pero que les mantiene a gran nivel. Un acierto:




Nueva canción de Vasas Flora Och Fauna
De Cats on fire hace años que no sabemos nada y damos casi por finiquitado. Más aún cuando su líder Mattias Björkas lleva un par de años dedicado a Vasa Flora Och Fauna, banda que ya publicó su álbum de debut en 2015. Ahora preparan la continuación a este y adelantan En invasiv art, que suena a pop clásico, interpretado en finlandés, y nos acerca al universo de gente como Leevy & the Leavings, Jaarko & Laura o Hector.




Por otro lado, también están disponibles nuevos adelantos de los próximos discos de Future Islands (en cuyo clip llevan el concepto de lyric video más allá), Cosmen Adelaida y Joan Miquel Oliver. En este último caso, dos, la canción que le da título y otra (maravillosa) que se ha estrenado en la web de la revista Enderrock

los vídeos del fin de semana (34)

El vídeo que elige Javi: My willing heart de James Blake
The colour in anything se publicó hace casi un año, pero todavía seguimos enganchados
 a él. Una maravilla de disco que posiblemente sea el mejor que ha publicado y del que ahora se publica video clip para una de sus canciones. My willing heart (compuesta junto a Frank Ocean) es una preciosidad que se ve aumentada con estas imágenes dirigidas por Anna Rose Holmer donde vemos a una embazarada Natalie Portman sumergirse en el mar (p.j):




El vídeo que elige Manolo: Chócalala de Diploide
Después del EP libertario que publicaron en 2016 y que seleccionamos entre los mejores del año, Diploide vuelven a la carga con esta Chócalala, de cuyo clip se ha encargado Nathan Brenville y que se puede descargar en el soundcloud de galleta records:

viernes, 24 de marzo de 2017

jugando a ser plutón, pt. 4 y final (un repaso tangencial por la discografía de los planetas)

La leyenda del espacio (2007) Agujetas decía en una entrevista realizada para Agujetas Cantaor, el documental sobre su persona que dirigió Dominique Abel en 1999, que uno no empezaba a cantar flamenco hasta que cumplía los 70 años, que lo que se hacía hasta esa edad era otra cosa. Mi padre le daba la razón. Y yo no le dada nunca la razón a mi padre. Camarón grabó La leyenda del tiempo con 29 años, pero yo eso no se lo podía decir porque para él eso no era flamenco. No se compró el disco en su día, pero seguro que de haberlo hecho sería uno más de los que lo devolvió a la tienda.

La portada y el nombre del disco de Los Planetas remite a aquél en el que Ricardo Pachón rompió las barreras que quedaban entre el flamenco y el resto, pero el concepto de disco se acerca más a los postulados de otro transgresor, Enrique Morente, que a La leyenda del tiempo. Yo nunca fui fan de Omega porque ahí sí coincidía con mi padre en que Morente no cantaba gitano (el tiempo me ha hecho cambiar de opinión sobre este disco). Tampoco vi el directo junto a Lagartija Nick, por eso no puedo compararlo con el de Los Planetas, pero lo que viví en Cádiz en Agosto de 2007, junto a Amaya embarazada de 7 meses, fue algo que cuesta olvidar, no solo por sentir las patadas de Mateo mientras la música atronaba, sino por ver a Los Planetas otra vez en estado de gracia (junto al de la gira de Una semana en Sevilla, el mejor concierto suyo que he vivido), en un escenario que ya no existe en el Parque Genovés.

La leyenda del espacio no solo abre una nueva vía de exploración en el grupo, también lo hace en mí. Me lleva a reconocer todo aquello de lo que yo renegué una y mil veces en el salón de casa, y ayudó a que decidiera, poco a poco, ir trayéndome los discos de flamenco de la casa de mis padres a la mía. Un trayecto que, inevitablemente, iba a terminar produciéndose, pero que probablemente lo aceleraran canciones como el Canto de Bute, Ya no me asomo a la reja o Negras las intenciones, que me guiaron a la luz que reproducen las portadas de ambas leyendas, la del tiempo y del espacio. Manolo Domínguez 


Una ópera egipcia (2010) Otra vez en todo lo alto tras La leyenda del espacio, llega Una ópera egipcia. Es 2010 y todo esto ya se trata de posicionarse. Tras más de 15 años se empiezan a ver los primeros signos de agotamiento en el mundo exterior (esto se acentúa mucho más en los posteriores años de sequía discográfica), pero demonios, o estás con ellos o estás contra ellos. La pasión no entiende de medias tintas. Y uno que los tiene hasta grabados en la piel no se desanima, y este disco no es que sea otra cima, pero tampoco un paso en falso a lo Encuentros con entidades o Contra la ley de la gravedad. Aquí ya conviven "los nuevos" Planetas con los que ya conocíamos, y lo hacen en canciones tan emocionantes como Una corona de estrellas, uno de los grandes singles (no publicado oficialmente, es un decir) del grupo.

Un disco correcto, buena continuación de La leyenda del espacio, pero también el primero con el que no puedo asociar ningún momento especialmente relevante, especialmente trascendental. Y eso, con semejante recorrido no puede ser bueno. En Zona temporalmente autónoma, publicado a día de hoy, ya hay alguna canción que me duele escuchar y con la que ya siempre irán asociados determinados recuerdos. Las comparaciones son odiosas. Javier Ruiz

jueves, 23 de marzo de 2017

jugando a ser plutón, pt. 3 (un repaso tangencial por la discografía de los planetas)

Encuentros con entidades (2002) Benicàssim 2002. Los Planetas presentan poco antes de su salida Encuentros con entidades. Poco puedo decir del concierto, su recuerdo se ha diluido entre las numerosas ocasiones que los he visto y el fervor de la juventud en un festival con mar.

Dentro del recinto también se monta un stand expresamente para vender el cd single de Pesadilla en el parque de atracciones también pocos días antes de su publicación. Así que Carlos y yo compramos ese cd el primer día del festival y de nuevo nos volvimos locos con él en el coche. Sonaba a toda leche por las calles de Benicàssim. Una bomba de canción que nos hacía pensar que ese disco iba a ser la polla en vinagre. Unida al primer single, Corrientes circulares en el tiempo (a la larga una de mis canciones favoritas del grupo), nuestra ilusión no podía ser más grande ni nuestras expectativas estar más altas.

Pero, ay, aparecen lo que yo considero los primeros problemas en el paraíso. El primer gran traspiés. El gran bajón.
Aparte de esos dos primeros singles también están Mil millones de veces, San Juan de la Cruz o El espíritu de la Navidad (sí, totalmente  a favor), pero también El artista madridista, uno de sus singles que más coraje me dan.
Canciones que están entre lo mejor de Los Planetas, pero como obra, como una unidad, queda coja.

Se me puede acusar de antiguo, pero yo entiendo las relaciones sentimentales como un largo recorrido. En esta relación, como en cualquier otra, no todo va a ser un punto en todo lo alto. No siempre va a ser todo excelencia. Una mala tarde la puede tener cualquiera. Javier Ruiz



Los Planetas contra la ley de la gravedad (2004) Con el diseño del single de adelanto, Y además es imposible, Javier Aramburu ya dejó claro su cariño por el trabajo de Edward Gorey. Los Planetas contra la ley de la gravedad era la confirmación. De eso y de muchas cosas más. Porque ese fue el primer disco que no me compré porque Amaya ya lo había hecho. Y, claro, si tarde o temprano íbamos a terminar viviendo juntos, qué sentido tenía hacerse con él por duplicado. Así, además, me ahorré el dilema de decidir si seguía confiando en ellos o no. Amaya no dudaba y eso era como decir que yo tampoco.

Y lo cierto es que no tener que decidir fue lo mejor que me pudo pasar en ese momento. Ahora, con el tiempo, la cosa no resulta tan catastrófica y, por momentos, incluso más que digna (Nunca me entero de nada y Experimentos con gaseosa mis preferidas). Pero, entonces, yo ya había perdido la ilusión y singles como el ya mencionado o No ardieras me parecían de lo más flojo de su carrera. Estaba tan fuera de onda que empecé a rechazarlos. Si me hubiese encontrado a J por la calle habría cambiado de acera. Si me hubiesen preguntado por los grupos de mi vida no les habría nombrado. Si tuviera alguna camiseta con el diseño de la portada la habría hecho paño. Fue tanto el bloqueo que, a día de hoy, aún tengo que mirar en wikipedia cuando tengo que escribir el nombre del disco. Lo he borrado de mi memoria como una víctima olvida el momento del accidente. A pesar de que, como digo, al final solo fueron heridas leves y algún pequeño trauma, y tampoco llegó la sangre al río. Manolo Domínguez

miércoles, 22 de marzo de 2017

jugando a ser plutón, pt. 2 (un repaso tangencial por la discografía de los planetas)

Una semana en el motor de un autobús (1998) Y entonces, conmigo ya totalmente inmerso en la causa, llegó Una semana en el motor de una autobús. Y no es que este disco nos volviera a cambiar la vida, al igual que hiciera Super 8, es que con este álbum prácticamente puedo decir que me hice mayor. Una persona con 20 años no es mayor, ni mucho menos, pero algo cambió. Como cuando la gente tiene hijos o tiene una experiencia que le hace dar un salto en su crecimiento como persona. Eso supuso para mí este disco.

No es que lo comprara el primer día de salida (eso, en una capital de provincia y en la época no era tan fácil) es que previamente (un par de semanas antes, si no recuerdo mal), me fui a comprar el cd single de Segundo Premio. Y claro, llegar a casa y encontrarte la canción de tu vida. El tema que a partir de ese momento citas cuando te preguntan por tu canción favorita. Y la portada que refleja tu situación mejor que ninguna otra. No hay duda de que el trabajo de Javier Aramburu para esta época del grupo es una de sus cimas.

Pero todo esto quedó en nada con la publicación del disco. No vendré a aquí a explicar todo lo que gira alrededor de Una semana en el motor de un autobús. Hay varios libros que lo explican. Varios libros que dan cuenta de todas las circunstancias de estas canciones. De las circunstancias que giraban alrededor de J y compañía. Aunque es curioso que todo eso coincidiera en el año 1998, crucial para Los Planetas, pero también para mí. Un año en el que parece que todo cambia para luego quedar todo igual. O no. Realmente todo cambió. Aunque no me diera cuenta. Javier Ruiz



Unidad de desplazamiento (2000) Unidad de desplazamiento lo tengo con la portada esa que había que abrirla tantas veces que cuando llegabas al disco no recordabas cuál era. Lo compré la semana que salió. Previamente se había publicado el single Un buen día y recuerdo a quien me lo puso por primera vez diciéndome "Ahora que van a sonar en los 40 igual ya no te gustan tanto". Le dio al play al reproductor y cuando terminó no sabía qué decir. Era la mejor canción de toda su discografía. La mejor letra. La mejor melodía. La mejor todo (bueno, no, la mejor portada no). Después sonó en los 40, cierto. Y desapareció lo de los cuatro millones de rayas. Pero me dio igual todo.

El cuarto álbum de Los Planetas suena como un bosque después de la tormenta. Los animales vuelven a resurgir de sus madrigueras y las gotas de agua caen de las hojas hacia el río, sonando como las percusiones del primer disco de Triana. Era tan maduro como un recién titulado yendo por primera vez a su nuevo trabajo. Con corbata y discman. Hay días, algunos, en los que pienso que es el mejor de todos. Son justo esos días en los que no necesito ser el chico raro de la clase que piensa que todo es una mierda menos lo suyo. Días en lo que acepto que los malos van a ganar por goleada y solo queda admitirlo y tratar de salir bien en la foto. Lo mejor posible.

Una cosa curiosa que me ocurre con este disco es algo que siempre comento a conocidos y casi nadie puede evitar mirarme como si fuera un loco con algún tipo de trastorno obsesivo. Unidad de desplazamiento tiene mis 6 segundos preferidos del pop nacional. Los que van del 2m44s al 2m50s de Maniobra de evasión. Y también el salto al infinito de J como letrista. Capaz de llegar más alto que en ese Los Planetas vs las drogas que es Una semana en el motor de un autobús. Dos detalles de los que uno se va dando cuenta poco a poco, mañana tras mañana escuchándolo con los cascos en el autobús camino de la oficina. Manolo Domínguez

martes, 21 de marzo de 2017

jugando a ser plutón, pt. 1 (un repaso tangencial por la discografía de los planetas)

El viernes sale el noveno álbum de Los Planetas. Si incluimos Medusa Ep son 24 años ya girando alrededor de la banda. Manolo les ha visto hasta en 6 ciudades diferentes (Dos Hermanas, Benicàssim, Sevilla, Alburquerque, Cádiz y Santander). Javi se compró todos los singles de Subterfuge en un stand de una feria tirados de precio. Ambos tienen toda su discografía. Manolo renegó de Una ópera egipcia. Javi no. Manolo escuchó Super 8 antes que Loveless. Javi antes que Dirty. Los dos, y Nacho, y amigos que se apuntaron, le hicieron este surrealista especial en La página de la nadadora. Manolo les odia a día de hoy. Javi sigue confiando. Ambos se han pedido el preorder el nuevo disco en Amazon. Los Planetas, a veces se nos olvida pero es así, son parte esencial de nuestra experiencia musical. Y por eso, y porque nos va un poco la marcha (todo esto lo hemos decidido esta mañana y ya vamos tarde), hemos preparado este repaso poco profesional de la discografía del grupo. Hoy, la primera parte:

Super 8 (1994) No escuché Super 8 en su momento de salida. Lo escuché un par de meses antes de la publicación de Una semana en el motor de un autobús. Carlos (amigo de la infancia) y yo fuímos un día a un Capabro y mirando cds nos llamó la atención la portada del Super 8. Lo compramos (no recuerdo si él o yo, de todas maneras da igual, porque los poníamos en su coche) y a partir de ahí ya no hubo marcha atrás.

Nos flipaba todo: desde el diseño del disco a su actitud. Y claro, sus canciones, que poníamos una y otra vez en el coche. Estábamos descubriendo el grupo de nuestras vidas (por lo menos de esa época de nuestras vidas) y todavía no lo sabíamos. Un disco (y un grupo) generacional, un disco que nos cambió la vida. Porque sí, los discos te pueden cambiar la vida. Y la mía ya no fue la misma desde que estas canciones entraron en ella. A mí me daba la impresión de que se llenaba de verdad. De que se llenaba de realidad. Por lo menos más de la que yo me traía entre manos. O la suficiente para un chaval de casi 20 años que no se enteraba de nada.

Super 8 fue la primera de las sacudidas emocionales que nos han proporcionado Los Planetas. No sería la última. Javi Ruiz

Pop (1996) Suena DB por primera vez en casa. Antes de escucharlo he hecho la tontería de ponerme Super 8 y, tras los 9 minutos de La caja del diablo vienen estos otros 9 minutos. Dos canciones para casi media hora. Pero algo falla. Siento que el cambio en el sonido no ha sido a mejor. No estoy cómodo. Igual es que es sábado y el viernes saliste, fuiste a la alfalfa, vomitaste cerca del chapa, a solo unos metros de donde Antonio Luque apuraba su cubata, y te trajeron a casa no recuerdas cómo. O igual no, igual es que simplemente suena peor.

Ayer acabé mal, como casi siempre que salía, pero hoy contaba con las 2500 pesetas que me había dado mi abuela y corrí al centro, compré el cd en Sevilla Rock, volví en el 30 y ahora estoy en casa, con una resaca de cojones y acostado en la cama mientras intento descifrar por qué J titula una canción de amor José y yo. Bueno, eso y quiénes son David o Claudia. David y Claudia: Casi me atrevería a decir que esa canción la tocaron en el concierto que dieron el verano anterior en Dos Hermanas, cuando vi a Los Planetas por primera vez en concierto, teloneando a Lagartija Nick. O igual me lo invento y no la hicieron, qué se yo.

Pop no es, a día de hoy, mi disco preferido del grupo. Es más, es uno de los que menos disfruto. Pero entonces todo daba igual porque yo, aparte de con las canciones de Sr. Chinarro, necesitaba identificarme con algo que sonara como lo que se hacía en el Reino Unido, pero cantado en español; cantado para mí. Y Pop era ese algo. Yo era José y yo era yo. Manolo Domínguez

when nalda became punk, those words broke our hearts (2017)

De un tiempo a esta parte escucho menos indie pop. Siempre voy saltando de un estilo a otro y, cada cierto tiempo, predomina uno diferente. Mi relación con la música siempre ha sido así. No soy tan encasillable como podría parecer.

Sin embargo, ese eclecticismo de aficionado se me hace raro en el caso de los músicos. Esos grupos que se reinventan con cada nueva referencia me suelen escamar. No sé por qué, porque yo hago lo mismo desde el otro lado de la barrera. Pero, a pesar de no ser objetivamente lo que debería esperar, soy muy fan de grupos como When Nalda Became Punk, que tienen muy claro cuál es su lugar. De otra forma no habrían conseguido algo que podría corresponderse con el Grammy del indie pop, grabar en dos de los sellos más importantes del género y con una misma referencia. La colaboración entre Discos de Kirlian y Shelflife para sacar a la calle este 10" es un hito. Toda una epifanía de andar por casa.

Pero esto no habría podido ocurrir si los gallegos solo fueran un ejercicio de estilo sin canciones. Porque con solo acercarse a la melodía de Long before, al arrebato punkpop de Big Whoop o, a mi preferida, New year's day, con esos teclados tan eighties que enamoran a la primera, uno se da cuenta de por qué tienen el apoyo de dos sellos (el estadounidense ya toda una institución y el barcelonés, a pesar de ser mucho más joven, me atrevería a decir que también) que son de los que guían el camino del género.

Y después de esto, igual en el próximo disco Elena, Roberto, Antonio y Bruno se pasan al hardcore o al techno y se me viene abajo todo este alegato, pero hasta ahora solo puedo pensar que están en el camino, y que se merecen todo lo que han logrado. Manolo Domínguez

lunes, 20 de marzo de 2017

los lunes: novedades (52)

Otro adelanto de Arca
La propuesta del venezolano detrás de Arca es inquietente, cada vez más. Y los temas que están sirviendo de adelanto del que será su nuevo álbum generan tal desasosiego (sublimado por el trabajo de Jesse Lanza como director de los clips) que no somos capaces de decidir si nos genera rechazo, atracción o amabas cosas. Lo que sí tenemos claro es que estamos descubriendo poco a poco uno de los discos más personales y originales de 2017. Y eso, tal y como se mueve la múscia, ya es mucho que decir:





Nuevo single de Night Sports
Desde el maravilloso ep Kids in Europe que no sabíamos de Caspar Book. Pero ya podemos escuchar su nuevo single, tan contagioso como de costumbre:





La vuelta de The Sound of Arrows
¡Hemos vivido lo suficiente para poder ver el regreso de los suecos The Sound of Arrows! Y han regresado con una canción con su ya característico toque cinematográfico que tiene la fuerza en su estribillo de cuerdas. Una preciosidad:

domingo, 19 de marzo de 2017

los vídeos del fin de semana (33)

El vídeo que elige Manolo: How we meet, the long version de Jens Lekman
Jens ha vuelto, y eso es siempre bueno. Además ha vuelto a entregarse al hedonismo y a fiesta, siempre dentro del prisma de alguien que lleva la melancolía a cuestas. Y nosotros bailamos sus canciones, así como quien no quiere que se le note, moviendo ligeramente las caderas mientras seguimos el ritmo con la mano:



El vídeo que elige Javi: I feel it coming de The Weeknd & Daft Punk
I feel it coming fue una de mis canciones favoritas del año pasado. Una de las dos colaboraciones en el último disco de The Weeknd con los franceses Daft Punk. Una melodía fantástica que se acompaña de los ya clásicos coros robóticos y que se plasma en video clip con coartada espacial:

jueves, 16 de marzo de 2017

black kids, rookie (2017)

Si bien la vuelta de Black Kids ha supuesto una gran sorpresa, a nadie debería sorprenderle que lo hayan hecho con semejante álbum.
Partie traumatic, su debut, ya era un gran disco, pero me atrevería a decir que con Rookie lo han superado.
Black Kids dieron la campanada en 2008 con I'm not gonna teach your boyfriend how to dance with you, canción que a la larga ha acabado jugando en su contra, canción que ha podido jugar el papel de one hit wonder. Pero en 2017 (aunque el vídeo de Obligatory drugs se colgó en youtube a finales de 2016), quién lo iba a decir, publican su segundo disco y consiguen que nos olvidemos por completo de I'm not gonna teach... gracias a la consistencia de Rookie (parecen jugar con todo esto ya desde el título). Y gracias también a los hitazos que contiene, que en esta ocasión tampoco se quedan atrás. Natural born kissers debería ser ya uno de los mayores hits que ha conocido el ser humano: una suerte de sonido Philadelphia con bien de distorsión y voz angelical que es para no parar jamás de bailar. O IFFY y su pretórico estribillo, u Obligatory drugs, rozando la fina línea de la broma para convertirse en una de las canciones chorras más contagiosas del mundo.
También a la altura se encuentran In a song, tan The Cure, y la muy ochentas Way into leather, una magnifíca forma de finalizar el disco.
Sí, nadie los esperaba ya, no sé si su vuelta era muy trascendente, pero seguro que escuchando Rookie pasas un buen rato. Javier Ruiz

Rookie se escucha en el bandcamp del grupo.

la lista de marzo: mejores escenas musicales en películas internacionales

Ayer fueron las escenas de películas españolas y hoy cerramos nuestra lista de marzo con 15 escenas musicales en películas extranjeras. La mayoría un poco obvias, pero es que nosotros somos eso, un poco así:

Breakfast at Tiffanys de Blake Edwards (1961) No por sobreexplotada deja de tener sentido esta escena. No porque buena parte de los grupos del mundo han abusado del concepto deja de ser impresionante. No, de ninguna manera.




Bande à part de Jean-Luc Goddard (1964) Las coreografías siempre funcionan. Y si son en una película de Godard protagonizada por Anna Karina más aún. Y como la escena en el Louvre no la podíamos meter en esta lista, pues no había duda (bueno sí, también estaba el baile de la propia Anna Karina en Vivre sa vie) de que esta iba a ser la elegida del cine de Godard.




Rocky de John Avildsen (1976) Todo el mundo ha subido alguna vez corriendo los cien escalones de alguna plaza con la música de la película en la cabeza, la sensación de que todos te siguen y tú sintiéndose como Rocky en ese momento, el absoluto dueño del mundo, capaz de todo en la vida. Y llegar a tu meta y saltar con los brazos en alto para gritarle a todos que lo has conseguido. Aunque bueno, en realidad yo no lo he hecho nunca.




Flashdance de Adrian Lyne (1983) Una escena que ha sido copiada hasta por Madonna, que si ya tiene fuerza de por sí, la canción de Irene Cara producida por Moroder la eleva al cielo. Una escena para desear que la cara de limón amargo vaya desapareciendo de cada uno de los jueces para que el sueño se convierta en realidad.




The Breakfast Club de John Hughes (1985) Aquí lo visual tiene mucha más fuerza que la canción escogida para acompañar el baile de los 5 chicos encerrados en el instituto, uniendo al placer de lo prohibido lo estético de un baile desordenado y desprejuiciado. Y, uniéndose a todo eso, Molly Ringwald, la chica de la que toda persona juiciosa debería haber estado enamorada al menos algún día en su vida.




Do the right thing de Spike Lee (1989) El momento exacto en el que todo estalla. El instante justo en el que se prende la llama de una mecha multirracial que está siempre al borde de la explosión. Porque no debe ser fácil vivir donde solo hay hostias de realidad cada día en cada escalera de cada vivienda de cada calle. Y, de fondo, la única y verdadera llamada a la acción de la historia del rock. Fight the power!




Reservoir dogs de Quentin Tarantino (1992) Otro de los ejemplos en los que la elección no ha sido fácil. Tarantino cuida este aspecto como nadie, por eso solo nos podemos dejar llevar por las favoritas personales, y una de ellas es este fantástico Stuck in the middle with you que sirve como telón de fondo al horror más gore. ¡Y cómo baila un joven Michael Madsen!




Trainspotting de Danny Boyle (1996) En la escena de la sobredosis de Renton la canción de Lou Reed suena esplendorosamente ambigua, aún más de lo que siempre lo ha sido. Ese poder que tiene de llevarte al paraíso y, una vez allí, susurrarte al oído que igual no es justo lo que esperabas, aquí se torna dramático. Los cuatro minutos que pasan hasta el chute de la enfermera son pura poesía. Consiguen dibujar la muerte de la forma más dulce de igual forma que la letra de Reed puede ser lo más hermoso y bello o de una melancolía insoportable según como te coja el día.




Mies vailla menneisyyttä de Aki Kaurismäki (2002) Se puede tratar de decir mucho y no contar nada o, como en este caso, sacar todas las emociones a flote de la forma más neutra y, aparentemente, desapasionada. En Un hombre sin pasado todos los personajes parecen haber perdido la capacidad de tener sentimientos o, al menos,  de exteriorizarlos; pero Kaurismäki logra, como se muestra en esta, su escena final, que esa frialdad nos llegue a nosotros con toda la fuerza que tiene lo contenido. Y cuando eso ocurre, no hay necesidad de aparentar. Ni por su parte ni por la nuestra.




Lost in translation de Sofia Coppola (2003) Vale, es Bill Murray. Y todo lo que haga Bill Murray va a misa, pero es que si encima te canta en un karaoke japonés More than this de Roxy Music, ya tiene el cielo ganado. Por muchas versiones que se hagan, esta siempre será la mejor.




(500) days of summer de Marc Webb (2009) Un pequeño indicio que conduce a un descubrimiento imperceptible. El inicio del amor: ¿There's a light that never goes out? Solo escuchamos el clásico de los Smiths a través de los auriculares de Tom (Joseph Gordon-Levitt), pero es suficiente, no hace falta más, Summer (Zooey Deschanel) también la ha oído y ya no hay marcha atrás




Moonrise kingdom de Wes Anderson (2012) Françoise Hardy y una de sus canciones más bonitas para inmortalizar el primer amor, ese que tiene más de ficción que de real. Si a mí, con doce años, me hubiesen puesto ese mismo single en un pick-up ahora no estaría casado con Amaya.




The perks of being wallflower de Stephen Shbosky (2012) De nuevo los Smiths en otra de las escenas que hemos querido destacar. En The Perks of.. vemos a Charlie (Logan Lerman) crecer, pasar de la adolescencia a lo serio, y lo hacemos, por ejemplo, con The Smiths (entre otros). En esta escena, suena la impresionante Asleep para evidenciar la apatía con la que Charlie se enfrenta en buena parte de la película



Spring Breakers de Harmony Korine (2013) Harmony Korine consigue con este escena, en la que cruza la violencia de La naranja mecánica con la fuerza del ballet de Runaway en el corto para la canción de Kanye West, reivindicar la estética de videoclip (presente durante toda la película) y cohesionar todo el discurso presente en la película con aquello que le es cercano a su público objetivo (por eso era necesario que la música fuera de una artista como Britney Spears, y no de alguien que proviniera del indie). Toda una declaración de un director que es capaz de nadar en lo underground y  el mainstream sin perder credibilidad.




Anomalisa de Charlie Kaufman y Duke Johnson (2015) Para Michael Stone la vida es pura monotonía, todo el mundo habla con la misma voz. Hasta que encuentra a Lisa, que no solo tiene la suya propia, sino que además canta como los ángeles. Lisa es fan de Cyndi Lauper porque tiene una gran voz y no le importa lo que piense la gente. Por eso, Girls just want to have fun (cantada por Jennifer Jason Leigh, que da vida al personaje) suena sincera y emocionante. Uno de los muchos momentos devastadores de Anomalisa.

miércoles, 15 de marzo de 2017

la lista de marzo: mejores escenas musicales en películas nacionales

Ya hemos dicho que nos gustan las listas ¿verdad? Pues es cierto. Nos gustan. Y por eso prometimos hace un mes que íbamos a crear una sección específica de listas, que inauguramos en febrero con nuestras canciones preferidas de lo que llevamos de siglo 21. Una forma como otra cualquiera de hacer balance y ponernos al día de todo lo disfrutado musicalmente en los últimos años.

Para marzo la cosa se nos ha complicado, porque nos hemos metido en una tarea en la que pinchamos un poco. Ninguno de nosotros es un experto en cine y, con completa seguridad, esta puede ser una de las listas más sesgadas que podamos hacer nunca. Sin embargo, nos encantan las escenas de película en las que aparecen canciones y hemos elegido, en dos tandas, nuestras preferidas, tanto de películas nacionales como internacionales. Y nos hemos puesto solo una premisa, evitar en lo posible películas musicales. Al final, 10 de aquí hoy y, mañana, otras 15 de fuera, y sin querer repetir director. Una de esas listas en las que, obviamente, no están todas las que son y, probablemente, muchos penséis que ni siquiera son las que están. Pero qué más da, si esto lo hacemos solo por divertirnos:


Bienvenido Mr. Marshall de Luis G. Berlanga (1953)
Todo un clásico del cine español. La fantástica interpretación de Lolita Sevilla dedicándole la copla Coplilla de las divisas a unos americanos que no tuvieron tiempo de disfrutarla es uno de los puntos álgidos de esta película que muestra el talento de Berlanga no solo para evitar la censura, sino especialmente para hilvanar algunas de las mejores comedias que ha tenido el cine español.




Viridiana de Luis Buñuel (1961)
La última cena con música de Händel y, de fondo, la vileza humana, capaz de joder todo lo que se le ponga a mano. Una escena tan descarnada, tan cruel y tan real, que da vértigo verla.




Abuelo Made in Spain de Pedro Lazaga (1969)
En la película protagonizada por el ya icónico Paco Martínez Soria el grupo de sus nietos no eran sino Los gritos, que interpretaban en ella dos de sus canciones más reconocidas, Reiremos, soñaremos y esta genial Veo visiones, en una discoteca con todos los ingredientes necesarios para que uno muera de amor.




Criacuervos de Carlos Saura (1976)
En esta escena está todo lo que nos enamora. Una canción mágica compuesta por José Luis Perales e interpretada por Jeanette, una Ana Torrent que hipnotiza con su mirada, un jersey de cuello vuelto igual al que yo llevaba con la edad que ella tenía cuando protagonizó la película y, en este caso, unos subtítulos en chino que le dan un punto exótico irresistible a la escena del filme de Carlos Saura.




El sur de Víctor Erice (1983)
Mateo no ha hecho la primera comunión y, además, no le gustan los pasodobles. Pero de no haber sido así yo estaría allí, con todos mis prejuicios revolviéndome la tripas, para rememorar esta escena mientras observo una sonrisa que vale mil veces más que París y que es una de las pocas cosas que, por sí mismas, justifican la existencia.




El Pico 2 de Eloy de la Iglesia (1984)
Como en el barrio, donde brillaron las navajas desde que tengo uso de razón, esta escena final de la película huele a plata quemada y sabe a polígono y a radiocassette robado. Y la interpretación de Juana Salazar de este tema compuesto por Quino Carmona expresamente para la segunda parte de la saga El Pico, es tan tremenda que tiene casi más fuerza que la pelea protagonizada por el lamentablemente fallecido Pirri, cuyas incursiones en cine y televisión no lograron sacarle de la heroína.




¡Átame! de Pedro Almodóvar (1990)
En el caso de Almodóvar, podríamos haber elegido decenas de ejemplos para esta lista. Entre todos ellos, nos hemos decantado por la escena final de ¡Átame!, donde Antonio Banderas, Victoria Abril y Loles Leon hacen el camino inverso que realizan la mayoría de personajes de las películas del manchego: van del pueblo a la ciudad. Y lo hacen cantando Resistiré del Dúo Dinámico como si de una catarsis se tratara, como respuesta a todo lo que hemos visto en pantalla las dos horas de la película. Cantar para abrir el camino. Cantar para espantar todo lo malo.




Belle Époque de Fernando Trueba (1992)
Por culpa de esta película y esta escena, yo siempre he querido estar en una fiesta de pueblo en la que los viejos se agarran cuando empieza a sonar el pasodoble. Y, a pesar de que aquí es un tango lo que suena, sentirme uno más de ellos mientras, en mi cabeza suena el himno de la república y el sueño por todo aquello que hemos perdido desde entonces.




Antártida de Manuel Huerga (1995)
En Antártida, esta película en la que Ariadna Gil vuelve a aparecer (también lo ha hecho en Belle Époque), aquí encarnando a una estrella de rock convertida en un juguete roto, nos encontramos con el regalo de ver a John Cale interpretando en directo Antarctica starts here. El problema es que en youtube solo hemos encontrado el making of de la escena, pero aquí escuchar a Cale es tan impresionante que lo damos por bueno y lloramos de emoción.




La leyenda del tiempo de Isaki Lacuesta (2006)
Makiko quiere cantar como Camarón y, por eso, viaja desde Japón a la isla donde la sal se confunde con la nieve para empaparse de todo aquello que convirtió a José Monge en lo que le hizo eterno. Pero lo que allí se encuentra es muy diferente a lo que esperaba y le entrega otras virtudes que las que ella esperaba. La realidad convertida en una conversación telefónica, que puedes ver directamente situándote en 1h35m40s o, mucho mejor, disfrutar al completo de una de las mejores películas de la historia del cine español.

lunes, 13 de marzo de 2017

renaldo & clara, els afores (2017)

Me imagino a Clara Viñals como una autora que pasa la mañana en un pueblo costero escribiendo en un cuaderno, para luego meter esos escritos en una botella y enviarlos al mar.
El problema es que Clara Viñals es de Lleida, y allí no hay mar, así que difícilmente se daría esa situación que yo me imagino cuando escucho El afores, el nuevo disco de su proyecto Renaldo & Clara.
10 canciones en poco menos de 25 minutos en las que se explora un pop de altura con diferentes matices. Siempre siendo canciones claras y abiertas, aquí se juega tanto con los ritmos más folk como con los más afropop, sin dejar de lado las programaciones e incluso añadiendo arreglos de viento. Canciones que, partiendo de todo esto, nacen desde la sencillez para llegar a lo más alto. Como queriendo prescindir de todo lo que no es necesario para la melodía, todo lo que de verdad no importa. Así, Els afores, Sense voler, Fent amics o Fins un altre dia, se convertien en pequeñas joyas que cuando escuchas, como si encontrases esa botella en la orilla, solo tienes ganas de susurrarle a la gente que ya no tienes que buscar más, que ya todo tiene sentido.
Mención aparte merece la singular manera de escribir de Clara Viñals, no siempre evidente, pero siempre acertada. Imágenes, sutiles metáforas, el ingenioso cripticismo que consigue que formes parte de la historia. Aquí se insinúa, se deja espacio, pero también se incide (y de qué manera). Como si estas historias fueran el último capítulo de una novela de la que no hemos leído nada más, pero aún así contáramos con toda la información.

Un fantástico disco de pop, una obra destinada a aferrarte a ti y no soltarte. Como quién encuentra un tesoro. Javier Ruiz

se ha dicho esta semana en twitter

Esta semana, en el twitter del marino, han pasado cosas:

La entrevista a Escuelas Pías en RDL La revista rockdelux ha subido a su web la entrevista a Escuelas Pías que aparecía en su número de febrero que, además, cuenta con fotografía de nuestra colaboradora de lujo, Amaya Granell. Esa que solo hace cosas en el marino de vez en cuando:

Recordando a La página de la nadadora En una conversación con un amigo salió el tema de la antigua página de la nadadora y de nuestras intenciones con el blog. Eso abrió un hilo que, al final, derivó en aquella web del cotilleo indie de bajura, y de su necesidad (o no) de actualizarlo a 2017:


La nueva de Lorde (otra vez) Sí, javi es fan de la nueva de Lorde. Y no sé cuántas veces nos lo va a decir. Le dejamos porque lo hace con buena fe (y porque esa actuación que enlaza mola).


Si quieres enterarte de todas estas chorradas y otras muchas que no valen para nada, ya sabes: Twitter del marino.

los lunes: novedades (51)

Joan Miquel Oliver anuncia nuevo álbum 
En abril se publica el nuevo disco de Joan Miquel Oliver, Atlantis. Dos años después de Pegasus regresa con nuevas canciones y aquí no podemos estar más contentos. Atlantis se presenta con esta fantástica Rumba del temps, que en el marino nos recuerda a la época de Alegria de Antònia Font. Una genialidad:




El regreso de Cosmen Adelaida
Después del fantástico La foto fantasma Cosmen Adelaida tienen prepararado su nuevo disco. Con cambios en la formación, su nuevo álbum se adelanta con esta pegadiza Contra la pared:




Una nueva canción de Frank Ocean
Así, como ocurren las cosas hoy en día, sin previo aviso y sin pistas para resolver el caso. Un nuevo tema de Frank Ocean que puede significar algo más o solo eso, un nuevo tema de Frank Ocean. Con más chicha de la que parece en una primera escucha, más convencional, más orgánico y menos artificial que los de ese Blonde del que no nos vamos a recuperar en la puta vida:





El nuevo single de Aris Kindt
Aris Kindt anunciaba en su facebook hace unos días que están trabajando en lo que será la continuación a Floods. Pero antes ha llegado esta canción que se incluye en un recopilatorio colaborativo de Beaport, al que aún hemos dado cuenta tranquilamente, pero que apunta a tener bastante miga. De momento, podemos decir que The consul, la canción inédita que aporta Aris Kindt, les muestra más ambientales que nunca. A saber si este será el camino de su segundo Lp:




domingo, 12 de marzo de 2017

los vídeos del fin de semana (32)

El vídeo que elige Javi: Los Módena de Miqui Puig
Esta semana comentamos Escuela de capataces en el marino y hoy enlazamos su primer vídeo, Los Módena. Un vídeo sobre y para los seguidores de las canciones de Miqui. Un vídeo realizado por Santi Trullenque que ahonda en el placer de comprar, esperar y recibir un disco, con toda la ilusión que ello conlleva. Un vídeo sobre tocar los discos, ponerlos y disfrutar de sus canciones:



El vídeo que elige Manolo: America de Prefab Sprout 
Por sorpresa, sin avisar y casi sin anunciar. Así llega esta nueva canción, interpretada en una toma acústico de Paddy McAloon, que no sabemos si significa solo esto o algo más. Imaginamos que la vida seguirá su curso, el clip quedará ahí perdido, y el tiempo dirá en que se convierte esta grabación amateur, si en una anomalía más de Paddy o en un anuncio inesperado.




La verdad tras el ¡Viva de los Punsetes!
Y esta semana también hemos tenido el estreno de del videoclip de ¡Viva! de Los Punsetes, otra genialidad de Luis Cerveró que ha aparecido en todas las redes y que, gracias al genial texto del propio Luis en la web de su estudio, puede desgranarse completamente, y poner nombre a los payasos, los romanos, las ratas y los idiotas. A nosotros se nos ha ocurrido que Ariadna podría llamarse Pablo.

Aquí tenéis el enlace al artículo sobre el vídeo en la web de Estudio O.

viernes, 10 de marzo de 2017

la vendición, ss17

De igual manera a como hicieron en septiembre para la colección otoño-invierno, La Vendición presentaba ayer lo que en principio será su oferta Spring-Summer'17 para quienes se acercaran a la concocatoria que hicieron en Barcelona a las 19 horas, y hoy ya tenemos para todos en las redes las 18 nuevas referencias, con un total de 34 canciones, donde la mayor noticia se encuentra en la confirmación de lo que ya se anunció en Octubre del año pasado, que Steve Lean ya no colabora con el colectivo. Así, la canción que supone la presentación de Los Santos (es decir, Khaled, Kaydy Cain y Yung Beef, los tres pobres sin Steve), y adelanto del primer disco con fecha de publicación 24 de marzo, es uno de los mayores alicientes del lanzamiento conjunto.


Pero no el único, porque entre algunos cortes de trap de manual, de ese que podemos olvidar desde la primera escucha, nos encontramos con los ritmos latinos de Zeno el Faraón, el perreo de Ms. Nina, la constatación de que (a pesar de que esta no es su mejor mixtape) Kaydy Cain cada vez controla mejor su voz, el sorpresón de encontrarnos con los gaditanos Space Surimi, que lo parten con Umami (uno de sus típicos trallazos de Hip Hop Old Skool), la sensualidad de La Favi o el pegamento del tema de Scarface Johanson y, sobre todo, el nuevo puñetazo sobre la mesa de Yung Beef, que vuelve a sonar imprescindible en Pole Position, una canción que quizá no está a la altura del Ready pa'morir, pero se queda muy cerca.

Al final, este lote de referencias tiene una doble lectura; que La Vendición, más que un arma de promoción de Los Pobres, es toda una plataforma magnífica para conocer qué es lo que se cuece en el género aparte de los nombres más evidentes, mostrando que los ex-PXXR GVNG hacen algo más que aprovechar el tirón mediático, y que, a pesar de que no todo es cal en el lote, hay vida después de Steve Lean, por mucho que nos encantaría que volvamos a verlos trabajando juntos más pronto que tarde.



Y, si quieres darte el empacho agradable de trap, aquí tienes una playlist con todo el lote recopilado para tu disfrute (y así eliges personalmente qué prefieres y que no de la nueva colección SS'17):

miqui puig & acp, escuela de capataces (2017)

Da la impresión de que cada disco de Miqui Puig es un tour de force emocional. Un viaje en una montaña rusa, con sinuosas subidas y bajadas personales, un todo o nada del que seguro no sale indemne. Aquí no hay medias tintas, aquí se ofrece absolutamente cada detalle, la exposición es máxima (siempre la ha sido), a cambio "solo te pide que tus ideales sean los nuestros".
Esto ocurre con cada disco que Miqui Puig publica, pero con Escuela de capataces, parece incluso más acentuado.
Por eso, cada una de estas canciones forma un mapa simbólico, un mapa de lugares y estaciones. Un mapa anímico.

Miqui Puig plasma en Escuela de capataces buena parte de lo que le gusta: de la música disco con cuerdas en Sofía Schmitd-Pérez del Oso al spoken word en la mencionada La teoría del hombre invisible, de su querido northern soul en Cuidado con los perros al pop más pegadizo en Los Módena, y de ahí a la parte final con las guitarras furiosas de Nuevo rock americano.

El disco es el decálogo 2017 para el hombre serio y bienplantado, con sus momentos de euforia y sus momentos de bajada: estos últimos, distribuidos en la primera parte del disco, engloba canciones como Ella me salvó (Beber sin sed), El chico que gritaba acid (una de las mejores canciones del disco) o El sastre de Genestacio. Entre los de euforia están Los Módena, la exaltación de La teoría del hombre invisible o Vos trobava a faltar (canción perteneciente a un single de vinilo + cd que se publicó en 2013, coincidiendo con el último Concert de Nadal que realizó, aquí regrabada). Aquí la euforia es una euforia comedida, casi melancólica, celebrando la vida, pero siempre con la mirada puesta atrás, por si acaso. Javier Ruiz

jueves, 9 de marzo de 2017

especial punsetes: nuestras canciones favoritas








 1 Museo de Historia Natural Cuando Manolo y yo preparamos nuestras canciones favoritas del grupo del que estamos haciendo especial (cada uno realiza su top, luego los ponemos en común), normalmente ya intuimos cuál va a ser la canción que corone la lista final. En este caso, no lo vimos venir.
Museo de historia natural, una de las canciones de LPIV, es quizás una de las canciones más accesibles de Los Punsetes, donde su rabiosa euforia hace que acabes cantando bien alegre "yo solo quiero estar muerto".
Sentencias que sirven de estribillos que se repiten una y otra vez, palmas, solos de guitarra, subidas (casi) épicas, una locura de canción que se ha convertido en nuestra favorita de los madrileños.

"no hice nada para estar aquí"

  2 Dos policias El primer gran éxito del grupo. Coreada en cada bar de malasaña y, por extensión, de la España indie. La canción más Nikis de Los Punsetes (escuchad, si no, la Rebelión de los humanos) se fue haciendo cada vez más grande y mutó su significado inicial para dejar de ser el retrato de una orden de alejamiento y convertirse en el himno antirepresión policial en el barrio madrileño. El tiempo, el mejor juez, ya ha pasado y este trallazo de punk-pop sigue intacto.

  3 Los tecnócratas Los tecnócratas recuerda a una época oscura de España. Recuerda a prima de riesgo y a miseria, a la vergüenza de Europa y a la nuestra. Con unas guitarras muy Johnny Marr, Los Punsetes afilan su recurrente mala hostia contra el verdadero enemigo.

  4 Cien metros para el cementerio Aquí nos encontramos con la canción menos punsetes de toda la discografía de Los Punsetes. Y no solo por lo bucólico de su instrumentación, sino por una letra en la que se busca la metáfora, se rehuye el chiste fácil o la ironía incisiva y se toca el cielo como mariposas que desaparecen frente al sol.Cien metros para la gloria.

  5 Nit de l'Albà Hasta que no escuché en directo esta canción no caí en la cuenta de su grandeza. Sin duda, uno de los grandes logros del grupo, una canción en la que la intensidad va aumentado de manera explosiva a lo largo de sus casi 6 minutos. Sí, hay un incendio. Siempre lo hay. Y siempre te acaba consumiendo.

  6 Lo natural La esencia de la banda está en esta canción. Una oda al error, a la ineficacia humana, a la chapuza, a la ley de Murphy aplicada a la tragedia. Aquí la tostada con mantequilla se convierte en un autobús lleno de escolares o un avión con el equipo de natación sincronizada. Nada se libra de verse afectado por la condición humana.

  7 Maricas El otro hit de su disco de debut. Otra canción llena de frases que impactan y se quedan en la memoria colectiva para no irse. Mil maneras de morir que te llevan directamente al cielo. No nos extraña que el Crepus quisiera llevarla a la pista de baile.

  8 De moda Los Punsetes poniéndose blandurrones, metiendo las guitarras más limpias de toda su discografía y acercándose al powerpop. Con una letra que recurre a ese truco tan Astrud de insinuar sin aclarar, que en Hay un hombre en España funcionó tan bien y aquí, también.

  9 Pinta de tarao  Aún contando con la ya típica letra del grupo, en la que se está negando lo que se cuenta, Pinta de tarao contiene una de sus frases más acertadas, una de sus ideas mejor hilvandas: "Ya sé que las chicas por la noche están asustadas". Ritmo casi tribal, y unos bajos como del fin del mundo para uno de los primeros hits de Los Punsetes.

10 Amanece más temprano ¿Entonces hay más gente ahí fuera que se siente reflejada en esta canción? ¿Hay más gente que tiene estas mierdas en la cabeza? ¿Hay más gente frustrada por ahí?

11 Accidentes 
12 Tráfico de órganos de iglesia 
13 Los cervatillos 
14 Arsenal de excusas 
15 Me gusta que me pegues 
16 Un corte limpio 
17 Hospital Alchemilla 
18 John Cage 
19 Mis amigos 
20 La manera de acertar 
21 155 
22 Opinión de mierda 
23 Estilo 
24 Fondo de armario
25 Dinero 


miércoles, 8 de marzo de 2017

recordando canciones: these are the dreams of the working girl de comet gain

No soy, no he sido jamás, un activista en mi vida. No he defendido mis derechos ni aquellos que creo justos para los demás. Y no llevo bien eso de meterme donde no merezco. Por eso suelo atender de forma pasiva las reivindicaciones de días como este, no porque no tengan todo el sentido del mundo, sino por esa personalidad (o falta de) que me agarra al sofá y no me permite expresar ciertos sentimientos.



Sin embargo, hoy me he acordado de este diseño fallido que realicé para una camiseta que nunca existió, en la que le daba una pequeña vuelta de tuerca a la canción de Comet Gain (que en realidad hablaba más del hastío social y de la necesidad de enamorarse) incluyendo una foto que estaba por casa y que pertenece a unas placas de vidrio realizadas probablemente a principios del siglo 20 y que muestra a unas trabajadoras de la Fábrica de Tabacos de Sevilla. Mi padre encontró estas placas perdidas en un almacén de las oficina de Tabacalera, las reveló, se quedó con la copia y, como siempre le pudo esa integridad que al final nunca lleva a ningún lugar, las entregó a la empresa para que ahora anden en cualquier otro cajón aún más olvidadas que antes.

Yo escogí esta foto con una doble intención, por un lado hacer uno de esos pequeños homenajes encriptados a la figura de mi padre y, por otro, al referente de lucha por la dignidad de la mujer trabajadora que fue siempre el de las cigarreras de la fábrica de Sevilla.

Por los designios del destino la cosa quedó ahí perdida y hoy, entre tanto mensaje de Facebook, me he acordado de la foto y he creído que era un buen momento para que, al menos, no se quede tan olvidada como la placa original de la que se reveló a papel.

martes, 7 de marzo de 2017

especial punsetes: un repaso a su discografía, pt. 2

Una montaña es una montaña (2012) Everlasting Records El tercer álbum arranca a lo bestia, como el Barcelona teniendo que remontar un tres a cero. Como su directo, o casi. Porque los discos no consiguen hacer justicia a lo que Los Punsetes se han convertido con los años sobre el escenario. Aquí el productor fue Pablo Díaz-Reixa (que repetirá ya con los posteriores) y parece que su objetivo estaba ahí, en mostrar la cara más virulenta de la banda.

En Una montaña es una montaña hay poco respiro, hasta las canciones más pop del disco, como Los tecnócratas o Tus amigos, tienen su mala baba lírica e instrumental, y deja exhausto con su escucha. Cuando las guitarras dejan de sonar en John Cage (el tema que lo cierra) han pasado varios aviones por encima de nuestras cabezas y nos han reventado oídos y empujado contra la pared por la fuerza de atracción que despliegan al despegar. El silencio posterior es como un proceso de descompresión, de vuelta al mundo real.

En su contra, si acaso, cierta reiteración en los trucos usados para epatar en las letras. El que le den por culo a tus amigos se convierte aquí en esos amigos que todo lo joden, a los tecnócratas los imagino colándose anteriormente entre la gente que mira los accidentes o diseñando camisetas de moda, y la enumeración de actos infames de Alférez provisional parece ya marca de la casa (y se repetirá en el próximo con Me gusta que me pegues). Pero lo cierto es que la fórmula, aquí quizá con menor impacto, sigue funcionando.

Con el tiempo, y sin la euforio del momento, comprobamos que este vuelve a ser un paso sólido en la carrera de una banda que ya no se defiende solo por haberse convertido en uno de los puntales al relevo generacional que solicitaba a gritos el indie de los noventas, sino que justifica a aquellos que le dieron su apoyo desde el principio. Los Punsetes son a esta década como esos nombres que todos tenemos en la cabeza lo fueron a las anteriores. El camino ya está hecho y bien definido. Manolo Domínguez 

LPIV (2014) Canada Si de repente, por cualquier cosa de la vida, no hubiera conocido a Los Punsetes hasta la publicación de IV en 2014, el proceso hubiera sido el mismo que cuando los conocí en 2008 con su primer disco. No sé si incluso más, ya que con los años, este se ha convertido en mi disco favorito del grupo. Un disco, que sin cambiar los parámetros dentro de los que se mueve el grupo, suena a nuevo comienzo, a empezar de nuevo cuando todo está bien y no es necesario. Suena a que un chico/hombre - chica/mujer lo descubra y sienta tal empatía que necesite salir a la calle a gritarlo a los cuatro vientos como si no hubieran pasados los años y la vergüenza no apareciese a la vuelta de la esquina. Suena a eso tan embarazoso como el paso del tiempo sin que te des cuenta. A guantazo de realidad en toda la cara. A arañazos de realidad.

Y es curioso que hablemos que suena a todo eso, porque si hay algo que lastra LPIV es, precisamente, el sonido del disco. Una producción que no parece encontrar el punto óptimo en la voz de Ariadna, que de pronto parece ir en un camino paralelo a la instrumentación. Eso en las mejores veces, que incluso, en ocasiones parece sobreponerse a sección rítmica. Un tratamiento que, por increíble que parezca, no consigue expulsarme del disco. Aquí se encuentran varias de las mejores canciones de la discografía de Los Punseetes, y eso es más grande que la vida.

Con unas letras más inspiradas de lo normal, si es que eso es posible, las canciones e historias se van sucediendo sin descanso alguno, y con el pie en el acelerador desde el inicio con Amanece más temprano a Nit de l'Albà, el salvaje final. Una apisonadora (una imagen trillada, pero idónea en este caso) apabullante, la mecha a cámara lenta en los momentos previos a la combustión. Javier Ruiz

jens lekman, life will see you now (2017)

Cuando escuché por primera vez You are the light y descubrí que era obra de un chaval de solo 23 años, enamorado del indie pop y encantado de situarse a medio camino entre este y el espacio de un crooner precoz, comedidadmente limitado, me preguntaba qué sería capaz de hacer cuando llegara a los 40 años. Aún no los ha cumplido (en realidad tiene 36) pero siento que con este disco nos hemos situado en el momento exacto al que me quería referir hace ya más de una década. Y al final resulta que no estamos muy lejos de aquel Lekman que se fabricó un universo musical desde su estudio a base de samples y apropiaciones para convertirse en esa especie de Bacharach sueco capaz de hacer una canción pop tan intrascendente como bella que de hacer temblar los cimientos de la tierra con una canción como la mencionada You are the light que encajaría perfectamente entre I say a little prayer y Don't make me over.  Canciones como Happy birthday, Dear friend Lisa o Maple leaves, con 13 años ya a sus espaldas, no desencajarían en el nuevo álbum de Lekman (y qué decir entonces Sipping on the sweet nectar y medio Kortedala), y esa querencia por cierto sonido con reminiscencias a los setentas y ochentas sigue ahí.

Pero lo hermoso, lo brillante de todo esto, es que nada ha venido desde el inmovilismo. Lekman trasladó su vivienda a Australia hace años y, desde entonces, ha hecho cosas como ejercer de músico en bodas (en una entrevista confesó hace poco que es una de las cosas más emocionantes que ha realizado nunca), involucrarse en el proyecto Ghostwriting desde su diario, en el que componía temas inspiradas en textos que le iban enviando los fans, publicar durante un año (2015) una nueva canción por semana o sorprendernos en 2012 con un álbum más oscuro, personal e introspectivo. Y, ahora en 2017, ha recobrado el espíritu previo a I know what love isn't y vuelve al sonido de vacaciones en el mar, a los detalles tropicales en sus canciones, a los sampleados y a ese modo de entender la música que sublimó en 2007 con Night falls over Kortedala. Pero vuelve sin repetirse. No estamos ante un disco rácano de recursos que recurre a lo ya aprendido para salir del paso. En Life will see you now hay vestigios de lo anterior pero también nuevas pistas (el punto disco de Evening prayer, los destellos italo de How we meet, the long version o el cada vez más depurado control de la voz de Lekman, que sabe estar a la altura cuando toca ponerse tierno o cuando se entrega a la fiesta). Y, sobre todo, hay grandes canciones. Canciones magníficas, que hacen que tengamos que pensárnoslo muy bien para decidir nuestro disco preferido de su carrera. O, mejor aún, que nos anima a volver a sumar sin restar. Manolo Domínguez

especial punsetes: un repaso a su discografía, pt. 1

El viernes se publica el quinto álbum de Los Punsetes, nueve años después de aquel debut generacional que nos dejó con la boca abierto (número 1 en la prestigiosísima web de la nadadora -¿volved ya?-). Y a nosotros, que nos encanta dárnosla de hiperfans, se nos ha ocurrido preparar este especial (sí, otro) en el que queremos repasar la discografía del grupo y que culminará con un top de nuestras canciones preferidas de la banda (excluyendo, of course, las del disco aún por publicar).

Empezamos hoy, con su primer single y los dos primeros lps:

los punsetes 7"(2007) (WA)TT Cuando le escribí al grupo en mayo de 2008, preguntando por el que en principio iba a ser su autoeditado lp y el single previo, Manu me comentó que sin problemas por el single, que tenían un montón y que estaban haciendo frisbies con ellos. Han pasado los años, este se ha hecho mítico, y ahora se encuentra a 50 euros en discogs. ¿Pero qué tiene el single para ser tan necesario? Las primeras versiones de clásicos como Fondo de Armario y Accidentes (dos clásicos del grupo incluidas en LP), la algo menos necesaria Los Médicos (que mantiene esa mala en las letras) y una remezcla bailable maquinal de La dificultad que encierra que queda como rara avis del grupo. Un primer paso que, ahora, vale su peso en oro. Manolo Domínguez



LP (2008) Gramaciones Gramofónicas En 2008 todo era diferente. Casi 10 años que han sido un suspiro, pero que parecen una eternidad. Es fácil echar la culpa a este mundo cruel en el que vivimos, y el vive rápido y no te pares a pensarlo, pero realmente, los diferentes éramos nosotros.

Mi 2008, antesala a un cambio de década que acabará siendo revulsivo, se me antoja ahora, prácticamente y resumiendo, aburrido. Por eso no es de extrañar que la publicación de Los Punsetes (el disco) fuera como un oasis en mi desierto. 12 canciones en un disco debut con tintes generacionales, con ganas de cambiar las cosas. Y por el amor de Dios, vaya si lo lograron. Un grupo que nació con algo que contar y las formas y maneras adecuadas para hacerlo. No en vano, fueron la gran esperanza blanca. El nuevo grupo con el que acompañar tus viejas miserias. Javier Ruiz


LP2 (2010) Recordings from the other side/GGGG Después de sorprender a propios y extraños con aquel primer disco y de hacerse con su primer hit mediático (Dos policías se convirtió en himno contra la represión policial en Malasaña), tocaba reinventarse o repetirse. Y la cosa se quedó a medio camino, en el punto justo para no fallar a unos ni a otros. Porque LP2 tiene mucho menos de amateur pero sin perder la esencia de lo que se espera de ellos.

Letras con intención de funcionar por sí mismas, aún más que en el disco anterior (frases como las de "que le den por culo a tus amigos", "conseguidme dinero, no quiero trabajar para tenerlo" "a las chicas, los ramones, se les pegan a las tetas"... han nacido para ser coreadas en directo), un sonido más compacto, más enérgico y más intenso (entendemos que ahí la producción de David, que consigue que el disco se acerque más a lo que la banda merece, juega un papel importante), y una nueva cara del grupo, más introspectiva, reflejada a la perfección en Cien metros para el cementerio. Es como si quisieran entregarlo todo con Cervatillos, que abre el disco a lo bestia, y decidieran cerrarlo con la canción más bucólica, más oscura y, no cabe duda, más bella del álbum.

Puede que, quizás, LP2 no sea todo lo que esperábamos de él. Algún momento más flojo sí que tiene (El artista, Por el vicio, Yo creo que creo en satanás o Mono y galgo quedan ahora como menos trascendentes) y la intención por impactar con el sonido hace que a veces la amalgama de guitarras se embarulle con la voz de Ariadna (quizás, en general, esa conjunción es lo que más parece costar siempre a los productores de sus discos), pero es un paso firme en una carrera que, al menos, ya tiene sentadas las bases sólidas de lo que pretende ser.

Aparte, decir que, hasta el momento, creo que Joaquín Reyes ha sido quien mejor ha captado el universo Punsetes con el diseño de carpeta y portada. Costumbrismo inquietante. Manolo Domínguez

lunes, 6 de marzo de 2017

girls: desde la última vez que hablamos

La última vez que hablamos, al final de la segunda temporada, lo hicimos con una Hannah/Lena redimida, salvada, como en un día a punto de empezar. Después de eso, la nada. La nada alrededor de temporada y media. Durante la tercera temporada no es que no pueda recordar ningún momento en especial, es que no pasa absolutamente nada durante sus diez capítulos. La deriva conceptual, el piloto automático en una idea, el hastío dramático.
Todo esto siguió hasta la mitad de la cuarta temporada, SPOILERS hasta que se plantea la ruptura, situación que actúa de revulsivo a la dinámica de la serie. Parece que cuánto peor lo pasa Hannah, mejor es lo que vemos en pantalla. Todo esto unido a la situación familiar que se le plantea, enriquece las tramas, y recupera esa extraña sensación de rara avis, de ser algo insólito que tenía la serie en sus primeras temporadas.
La quinta temporada, una de las mejores de la serie, no solamente sirve para normalizar personajes (atención al 5x06, donde se humaniza a Marnie, casi 50 capítulos después), también para volver al principio, para volver al redil de un circulo que no tiene fin. Una maravillosa metáfora de lo que representan ciertas amistades. Un circulo vicioso del que quieres salir, pero no eres capaz.























Una recta final de serie (solo quedan 10 capítulos, los 10 de la sexta temporada) en la que aparte de un preocupante Síndrome de Friends, en el que todos los personajes se acaban liando entre ellos (uno de los problemas de las ¿sitcoms? similares a esta), destaca la recuperación de un pulso casi perdido durante muchos capítulos, la recuperación de algo que se plasma en una escena tan absurda pero significativa como la que ilustra este post. Porque si por algo ha destacado Girls, entre otras cosas, ha sido por la exaltación y la reivindicación de lo incoherente y lo ilógico. El error como forma de vida. El error como forma de avanzar.  Javier Ruiz